LIBERTAD [20]
Aferrada a cualquier jardín la mariposa
entregaba su belleza a soledad,
en repetido son del día
añoraba el sueño volar.
Y al abrir de su celda oscura
sintió miedo al respirar,
más el azote de la lluvia
la hizo con ánimo despertar.
Encantada parecía en una fronda
que al tiempo su cárcel fue,
al segundo una daga encendida
que a un falso amor
la hizo renunciar.
Se antojó de lagos claros,
brilló entre flores de azahar.
Quiso ser novia del viento,
y al abrir sus alas
temía su corazón lastimar.
¡Vuela!...
Que no te asuste la tempestad,
no quebrarán tus alas
los azotes de un momento
y en mis ojos estarás.
Al fin se atrevió a lo imposible,
al fin reventó las cadenas
que tanto la entristecían,
para iniciar un continuar…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 26/13
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