ESTACIONES [24]
Desde tu partida,
me estacioné en una flor,
deshojé cada margarita del camino
y en ese corazón dorado como el tuyo,
una oración brotó muy de mañana
implorando un cambio de estación.
Pinté
de púrpura mis noches...
Las
tristezas todas a la vez,
pero al
verte hoy con tus doradas alas,
agradecí
al cielo por tu felicidad...
¡Efímero fue todo!...
¡Tanto
esmero! ¿para qué?
Una
cárcel fue la estación de mi vida
siendo
carcelera de mi propia suerte,
en
cualquier instante abrí la celda
y a la
luz del sol me entregué.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, agosto 28/13
Publicado por
Raquel en 20:58
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