EL
JUGADOR [13]
Ese
día estaba en las gradas
como
espectador feliz.
Se
veía plasmado su rostro
en
la felicidad de otros.
Artesano
y constructor de sueños
con
un balón mágico a sus pies,
y
toda la vida por delante.
Aquí
nos metieron un doloroso gol
que
marcaría nuestros ojos
con
perlas incontenibles de mar,
y
a él una historia sin contar
acabada
en un instante.
No
hubo justicia de hombres mi amor,
nadie
pagará por el daño de robarte
ni
por haber hurtado tu balón,
ni
la claridad de tus ojos de miel.
A
esa luz divina en donde estás
dejamos
la justicia…
A
Él que te vio pasar y sonreír,
que
te fabricó en un vientre de madre
y
te elevó con los ojos asustados
ante
ese mutismo final sin gritos.
Y
ahora tu voz atrapada de joven,
la
huella caminante de tu preciosa edad
como
una mariposa azul en mi jardín
ha
pasado un instante,
para
quedarse grabada en la roca fuerte
que
cruza mi esquina a tu lado.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
julio 29/13
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