domingo, 21 de julio de 2013

AL MAR [73]

 AL  MAR [73]

¿Qué puede ser más espléndido que el mar?
Mi novio me trae voces de torbellino,
de sus entrañas me regala perlas;
de su alma, una vorágine de blanca espuma.

Lo veo danzar cada segundo,
la sal de la vida de su esencia sucumbe
cual gotas que caen de los ojos
y luego desnuda ante su majestad.

Siento miedo de su profundidad.
A ratos me asustan sus lúgubres noches
si la gris bazofia quiere arroparlo,
pero se enoja, se vuelve huracán violento
y vomita con rabia toda la cochambre.

He descubierto que estoy con él,
quiero un baño de sal marina.

Admiro la paciencia de una casa prestada
que parece tener velocidad.

Un caracol con pisos de mármol
y destello de joyas en su interior
es el eterno canto al amor.

Palpita dentro de sí
con su propia esencia
que entre las olas  viene y va,
cargando con el ermitaño curioso
feliz en su palacio prestado.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 21/13  


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