miércoles, 8 de mayo de 2013

LA VÍBORA (140)

LA VÍBORA (140)

Me antojé en ser una víbora,
o tal vez me transformó la vida
cuando al querer un tibio traje,
recibí una herida.


Me arrastré por su amor
tantas veces declarado,
tantas lo repetí, 
que me sentí a su lado.


Ahora mi lengua es tibia.
¡El frío del ayer me dolió tanto!
Encuentro a mi paso una rata temblorosa
y ella alivia pronto mi llanto.


Tan larga mi lengua, /negra y desnuda,
tan blanco mi corazón para amarte,
tan feas tus grises palabras
que me volvieron pequeña 
para enroscarme dentro de mí, 
con mi lengua bífida
para abrazarme conmigo 
dolida y callada. 


Encontré un rincón oscuro.
Mi propia sombra es mi amiga,
mi amante, el lucero de las noches calladas;
la luna vagabunda que cuenta un sueño
y lo copia entre las enramadas.


Cierro la página... ¡Qué triste estoy!...


No me acobardo ante nada,
solo descanso un poco de todo
y reposo mi amarga hiel 
entre mi propia lengua 
convertida en alma. 


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 8/13 

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