¿A DÓNDE VOY? [107]
Amanecí como si el sol se apagara,
me
lastima ver las montañas convertidas en caminos...
Me
hieren los pequeños caminantes sin saber a dónde ir,
tan
asustados y sin voz,
que
le he dicho a mi Jefe que ya nada importa.
Entonces
suelto mi cometa al viento
y
me atengo a su voluntad divina.
¿Será
que sus locuras de ambición terminarán?
Pero
un arroyo gigante pasa,
arrasa
con los troncos muertos,
se
los lleva con un cantar lúgubre,
con
esa rabia contenida de siempre,
los
deja ir lentamente hacia el infierno,
pero
descubro que no hay infierno más profundo
que
estar aquí.
A
pesar de renegar, recojo lo que puedo,
acaricio
la piel de quienes huyen,
me
encuentro con ellos,
sus
miradas se parecen a la mía…
Entonces
retorno de nuevo a ese amor grande
que
navega dentro de mi barca,
parece
que a ratos se quebrara,
y
una fuerza venida de no sé donde
me
invita de nuevo a danzar,
a
detallar el brillo de una gota de rocío
que
como una temblorosa perla,
baja
por sus pequeños ojos
y
se juntan con el mar.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 12/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario