miércoles, 13 de marzo de 2013

MADRE POESÍA [70]


Mi madre y mi hermano Alirio/Venezuela


MADRE POESÍA [70]

Tan sencillo es hablar de ella
tan infinito su nombre…

Flor que muere y nace
néctar y aroma inconfundibles,
existiendo para que el hombre declame
y exponga su alma ante el mundo.

Dulce miel en los panales de la existencia
palabra  pronunciada  con amor,
el fin es el mismo, sin importar letras,
cambiante al paso de las nubes
es el color del sol besando su traje de seda.

Poesía, un cuerpo enredado en besos y caricias
vestir mi piel en la tuya al mediodía,
para saber qué estarás ahí para mí, y yo para ti
en la conjugación de un verbo húmedo
al  sonido de campanas en el corazón.

¿Quién define la poesía?
Ella es una sinfonía, hoja al viento…
El color de los trigales,
un girasol con el rostro elevado
donde los dorados rayos musitan un verso en el rostro
y al atardecer nos permite descansar y agradecer.

En tu vientre nace la poesía, en el huerto…
En el regazo de una madre al amamantar a su cría.
Es poesía una sonrisa,
un grito, un desespero…

Aún la muerte en danzante vuelo de águila
hacia el infinito desconocido por todos.

Tal vez podamos descubrir que más allá
siempre estará el radiante sol en otros Lares,
y la poesía será ese motivo para dejar a Dios un verso
y agradecer por el hecho de  estar aquí.

La vida misma es poesía,
cada segundo es un madrigal
que al  llanto de una campana
se transforma en elegía.

Por eso le dejo a ella mi eterna flama
en el verdor de sus ojos
manantial limpio y claro
que mi corazón inflama.

Allí, un ave triste ha dejado
claro rocío que se mece
en el pastizal dorado.

Verde pradera que renace
desde la montaña altanera,
colibrí que piadoso se pierde,
besando cada primavera,
componiendo cada verso
sobre un rosario salobre
que calma toda pena.

Son tus ojos madre bella
un pedazo de Dios
fundido en  mi alma
para convertirte en poema.

Raquel  Rueda Bohórquez

Barranquilla, marzo 13/13

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