FRENANDO
[21]
No quiero poner freno a mis labios,
¡qué desbocada potranca soy!,
de nuevo veloz por la cuesta
pero cuando te veo, un resoplido doy.
¡Qué bello día, pleno en amaneceres y ocasos!
Escucho el mirlo cantar,
rebota la corriente altanera,
y una enorme ola me impulsa a trotar.
¡Qué bello amante eres!
Sin importar que seas de ilusión,
dulce caballo de mirada ardiente,
eres una flama que se enciende
y no apaga el ciclón.
Quiero ver contigo una madrugada
observar una salida de sol,
mágicos sueños tiene la vida
no es la muerte mi razón.
Y un relinchido me llama,
levanto el rostro y ahí estás;
todo lo tienen tus ancas,
tus ojos son mi noche,
tu boca, mi alivio y mi paz.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,
marzo 21/13
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