GIRASOL
[60]
Como
el girasol que desde temprano levanta su rostro
agradecido ante esa luz divina que lo llena de fuerza,
que dobla el cuello antes del ocaso,
signo de sumisión, ante el poder del Rey.
Palmera
que acepta los halagos de la brisa,
el
mar que se antoja de los tibios arenales,
el
maravilloso astro, que me regala sus dones sin nada a cambio;
así
doblo mis rodillas ante ti mi Señor, mi único Jefe
el
gran dador de vida y muerte.
Confiaré
en tu bondad,
pues
me has regalado la existencia.
He
vivido en la tierra dos veces y lo sabes,
he
muerto cuando muere alguien,
resucito
ante un amanecer
y
el canto de un mirlo.
En
tu alar divino dejo mi vida y mi alma,
entrego
lo que soy ahora, no tengo miedo,
el
miedo marchó con mi madre, con mi niño,
para
aceptarte sólo a ti en mi corazón,
y
doblar el cuello ante tu voluntad.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
marzo/13
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