jueves, 14 de marzo de 2013

BUSCANDO TU LUZ [68]

BUSCANDO TU LUZ [68]

Ni una sola flor abre sus pétalos
si no es voluntad divina, eso está claro.

El día tan triste de la muerte de mi Monacho,
no podía llorar,
quedé muda por varios días
hasta que pedí al Dios invisible una luz y abrí la Biblia.

No recuerdo, pues no me gusta aprender versículos
ni cosas de esas de memoria,
sólo que su mensaje decía más o menos así:

“Ve Daniel, Rafael, Juan... /Con alguien habló mi jefe.

Entre todos tus terneros,
ovejas, palomas, cóndores
hay uno que necesito...

Es el más joven y hermoso de todos,
el más brillante y lúcido,
aquél que tiene más brillo en su mirada
y que cada día bendice mi obra.
A ese lo quiero,
no sé cómo me lo vas a traer,
la manera no importa;
pero lo quiero aquí conmigo;  
lo necesito para mi obra,
pues no quiero que el mundo me lo corrompa
ni se pervierta entre tanta inmundicia,
vanidad y mentira”.

Lo cierto, es que al terminar de leer pude llorar.


Mi muchachito era así como lo decían las escrituras,
y ahora está en ese sitio de honor
un paso adelante de nosotros.

Por ésta razón, no he de llorar más.


Te quiero Monachito.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, marzo/13

No hay comentarios:

Publicar un comentario