BLANCOS
[42]
Mi día amaneció de blanco
son pequeñas hadas del cielo
las plumas de garza en el bosque.
Blanco el espíritu que danza en tu alcoba
el humo que advierte que sí eras un ángel.
Tu
voz escuchada en los rincones
campanitas
extrañas,
tu
perfume rondando.
Y en medio de la neblina que mis penas guarda,
un roble desnuda su cuerpo;
pequeñas aves bajan en silencio,
para morir en cualquier oquedad del camino
y descansar del dolor para siempre.
Blancos matices de vida
mi casa está llena de ti,
un silencio te busca;
un
grito de labios cerrados.
Parece
luna triste
la
novia solitaria en un palco,
busca la flor que ha quedado
en tu mustia y desolada estancia.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
marzo 28/13
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