ANOCHE
[25]
Descubrí anoche que eras mío
cuando de las estrellas su brillo,
y la luna muda y bella
con el suspiro de la brisa
bailaba con las palmeras.
A lo lejos, sobre una roca,
extendidas mis alas
abierto mi corazón,
del acantilado adiviné sus filos,
la vida dentro y fuera del mar
con sus preciosos sonidos.
¡Anoche vi tantas estrellas!
Se juntaron en tus ojos
preñando de ardor los míos,
y en el rojo encendido de mi sangre
un volcán estalló…
Comprendí el don de la vida,
desafié tormentas y rayos,
descifré su magia y exquisitez.
La gracia de sentir, de dar y recibir,
¡tan dulce cerrar los ojos!,
perdida, ausente, desvanecida,
siendo
tus labios en los míos
la
más deliciosa orgía.
No era tal la oscuridad
sólo brillo, pequeñas luces y colores,
en una corriente de fuego
que
sube y baja por las entrañas
al descubrir la felicidad.
Sí anoche, ¡qué divina e inigualable noche!,
me vestí amor mío con tu piel,
tan negra como tus ojos, ¡tan suave como la miel!,
y soñé que un lucero cumplía todos mis anhelos,
¡hasta que desperté!...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 20/13
No hay comentarios:
Publicar un comentario