ARDILLAS
[43]
La
ardillita juguetona
sube
y sube por la loma,
un cazador de amores le persigue,
por un inmenso roble la sigue.
Y en cualquier tarde
dentro de un nido
copado de ramas secas;
vislumbrar puedo
a tan mágicos bribones,
donde pequeñas manos
toman de diminutos teteros,
un tibio manantial de amores.
Raquel Rueda Bohórquez
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