martes, 22 de enero de 2013

A MORIR [33]



A MORIR [33]

Te sueño como mi abrigo,
tal vez el último invierno,
si la blancura del cielo me arropa
y un lucero de colores diviso,

al cerrar los ojos.

Estás absorbido por la locura de otros,
pero mi corazón día a día en ti pensando
para descubrir que siempre fui ajena,
aunque creí que me amabas.

Cruza los mares y trae ese regalo pendiente
de tus brazos en mi cuerpo, y mis ojos en los tuyos
amándote como a la noche,
y adorándote mi  sol naciente.

Queda la luz mi bohío encendida,
en una casa pequeña habita mi alma
que siempre ha esperado por ti.
Pero la vida es así y  he de conformarme
al tener la certeza,

de que tus ojos pertenecen a otro huerto.

He divisado la luz de mil colores,
me absorbe como un sueño;
me lleva en sus brazos,

me eleva, me transporta,
y desde aquí descubro,

que permaneces en mí.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 22/13 




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