AMIGA
MUERTE [38]
No
le temo a la muerte,
pues
con ella me acuesto,
me revuelco en sus pezuñas
que
me saben a dulzor
y aquí con mi tenedor,
a
quien desea persigue.
Es la muerte amiga mía,
alguien
que conmigo habita,
y si resucita
temo
que tendrá que verme
o veré por una eternidad,
su
maquiavélica sonrisa.
Muerte de negro ropaje,
tal
vez tu color es dorado
pues una vez
tu
encuentro es anunciado,
pues a mi madre escuché rezar,
que
el sol veía en su aposento
y a ella se la quería robar.
No temeré a oscuras noches,
pues
estará conmigo.
Con mi sombra persigo
el
alar de su tumba.
¡Oh muerte!,
¡Tan
amada y tan odiada!
A ratos tan esperada,
pero
hoy le pedí que marche
me deje esperando un rato,
mientras
bailo un pasodoble
y resucito en sus brazos
a
una vida más noble.
¿Quién a la muerte no teme?
Más ella viene con cobija doble.
Una vez nos entretiene
dejándonos
con vida,
y otra, en un instante,
sin
advertir la mirada,
con ansias altaneras,
desnuda
nuestro vacío traje
dejando una sombra,
un
recuerdo,
un
libro negro,
un edredón que arropa
su
divina figura,
un escapulario de penas
y una lágrima viajera…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/13
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