domingo, 16 de diciembre de 2012

AL MAR (32)

AL MAR (32)

Dulce calma presiento amado índigo,
la música parece venir de tu interior,
una gran ola me arropa, me desnuda.

Se agitan las mareas para morir y renacer
sobre la blanca arena que tiene sabor a ti

Con la seda de tu piel me visto,
¡Tómame!... acaricia éste traje desteñido.
Son tuyas mis manos, mis ojos te pertenecen;
es tuyo el sol ardiente que se copia en la mirada,
el alcatraz que parece salir de tus entrañas
lleno de bondades en su enorme pico.
Sabes del sabor de mis ojos... 
Conoces de mis soledades sobre una roca,
absorbes todo lo que soy... ¡te admiro y te amo!
Necesitada estoy de un abrazo tuyo
para limpiar la necedad de mi vida loca.
Dulce mar: de tu color vivo enamorada,
de las estrellas que se copian en tu fondo,
del astro que parece penetrar en ti
que riega de esplendor dorado tu vientre
para que te agites en gigantes olas
que mueren al caer la tarde 

apacibles, reposadas…
Dile al acantilado con alma de ángel que me espere
que llegue como una caracola para yacer en su fondo.


Me confundiré con los corales y payasos
para que mi sonrisa no sea falsa
y mi Yo  encuentre alivio en tu regazo.
Te dejaré un recado con las palmeras
ellas te  anunciarán que siempre estuve desvelada
a un paso de ti sin poder amarte,
a un segundo de tus aguas claras-


Mi estrella azul, amor mío...
La música de tu voz amansa,
eres remanso en mi pasajera vida
lugar donde esperanzada te busco un día
para verte marchar de nuevo 
sin una despedida.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla dic. 16/12

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