PASANDO EL TIEMPO
Deja que pase el tiempo no te abrumes
que corra ligera la corriente
que hablen las lenguas viperinas
que se azote con el sol el viento.
Deja que corran los niños... que griten...
mañana una añoranza de pequeñas manos, un tetero
un diminuto pañal, un beso entre tus pechos,
ese olor a talco fresco y a colonia te haràn llorar.
Mìrate un poco al espejo... deja de fruncir el ceño...
sonrìe por lo poco que nos queda por vivir
deja de amargar tu vida no sea que aceleres el viaje,
mejor tòmate un guarapo frìo o dame un abrazo.
¿Has olvidado acaso cuàntas veces me hiciste llorar?
Prisionera de tus burlas y tus quejas tan injustas
Ahuyentada de mi propia parcela, apartada de mi huerto
se resecò la piel de tanto suspirar.
Voltea la pàgina del libro... ya es hora...
llegò el tiempo de los perdones, de las sonrisas de los besos...
ya el reloj marca su implacable sonido sobre nuestro pecho
que de a poco, aprisa y sin temor dejarà de sonar.
Dobla las rodillas, es tiempo propicio...
no hubo dinero, todo se lo llevò el mar
y en mi alcancìa de monedas pequeñas
sòlo queda el sinsabor agridulce de un ayer.
Lee mis poemas que no son tiempo perdido...
un poco de mi vida se queda aquì
voy un momento por mi salmo 23 el preferido,
encenderè un cirio porque son las 3.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, septiembre 30/12
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