martes, 22 de mayo de 2012

A MARCELA PARRAO FABRA



A MARCELA PARRAO FABRA


La cañada estaba ahí como siempre;
El verdor huyó para protegerme,
La brisa traía el fresco aroma confundido 
Y nadaba despacio a tu lado.

Dejé un estero en mi camino
Ya mis huellas se borraron…

Dejé a mis novias consentidas
Para viajar seguro de tu mano.

A lo lejos,
Me extasiaba divisando espejos dorados,
Pero cerca estaba
 Quien enturbiaría la mirada…

Aquí, plácido me presientes…
Viajo sobre platinadas nubes,
Me distraigo con las águilas tranquilas
Y te observo, triste y callada.

No hay retorno;  no habrá regreso…
Puedes imaginar que otro sol me acompaña.

Tal vez no te equivoques y todo lo vivido allí
Seguro estoy,  fue solo un sueño
Como el que estoy viviendo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 21/12

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