Hoy es uno de esos días en que miro a ésta blanca pared frente a mí... siento ese atoro en mi garganta, rabia, impotencia... debería estar agradecida con ese paisaje precioso frente a mí... las nubes parecen leones que te tragaran, no comprendo tantas veces que en búsqueda de una compañía, termino azotándome yo misma, siento que mis palabras son incomprendidas, detesto que haya dueño de todo, hasta de las imágenes, de la música, que sean prohibidas las cosas más simples de la vida, que deba pedir permiso para expresar mis sentimientos y que cada vez que abra mi boca reciba un escupitajo de alguien.
No entiendo, trato de comprender la vida, trato de descubrir la belleza que la hay en todo, pero una vez más me atropella ésta soledad, de nuevo mis ojos se llenan de lágrimas y quisiera abandonar todo, a ratos... pareciera que mi vida fuera blanco o negro y los tintes de colores que a diario dibujo con mis palabras, sólo fueran sueños, es que lo han de ser... muchas veces me abandono a éste silencio, me dedico a charlar con mis perros quienes me miran conmovidos como si comprendieran lo que siento... a veces me estrello tanto contra el mundo que no me comprendo y tal vez no identifico a los demás, no se expresar nada, como es debido, y otras me niego a decir sólo lo que otros desean escuchar.
Estoy inconforme con el sistema, con éste mundo manipulado por todo lado, las tarjetas de crédito, las páginas de internet, la información amañada, las trampas, los plagios, tanta delincuencia, la corrupción en un mundo que pareciera ajeno a todos, un planeta que sólo lo tenemos para proveernos, unas personas que a ratos son tan variables que ya no te entiendes, llegas a imaginar que eres tú la falla... y una angustia nueva aparece, y te busco en ese infinito... me siento, me arrincono en tus arenales... observo conmovida esos astros de colores, me extasío en las aves que vuelan sin angustias, sin afanes, y quisiera tener alas para volar y desaparecer en ese cielo azul.
Siento que me estrello de nuevo contra las rocas, a veces las palabras son tan fuertes que me desangran, quisiera ser dura e indolente, pero soy una persona muy débil y sensible, estoy tan herida, con todo, me siento tan abatida que sólo pido a Dios que llegue ese momento final, no me detengo ahora en decir mentiras, me siento muy sola, tanta gente a mi alrededor, tan ocupados, tan afanados por todo lo vano, y me sigo quejando, y quienes no están en mis zapatos sólo observan desde sus comodidades y desde mi obligado silencio sólo te miro en éste espacio que parece llenarme de calma y sé que eres mi juez... y serás verdugo mañana... y veré tu justicia templada como el acero... y quisiera detener tu mano pero aquí es cuando siento esa calidez tuya pues he desahogado mis rabias escribiéndolas ...
Tal vez sea Semana Santa para orar, pero no he sentido mayores deseos de hacerlo... creo que oro con los versos que manifiestan mi inconformidad, y me distraigo vagamente, y de nuevo mi torpeza y el acantilado pareciera reventar con esas olas de fuego que la fulminan y me recuesto y suspiro y detallo de nuevo ese infinito azul que me llama una vez más, te invoco y apareces de tonos dorados y siento tibieza de nuevo, y advierto que mis cargas te has llevado.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 4/12
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