¿EN DÓNDE ESTÁS POETA?
¿En dónde estás poeta mío?
Me adueñé de tu esquiva mirada… ¡quién lo pudiera creer, que de esos ojos vestidos de noche…! Quién puede imaginar, que de esos labios que como broche silencioso… que cada día me niega la palabra; pero me antojé de ti… ¡quién creyera…!
¿En dónde estás cantor de mis silencios?
Cada día incitas a escribir algo nuevo… cada melodía escuchada te trae al recuerdo y puedo decir, que aunque no acaricies mi versar… te tengo aunque no te tenga… te poseo aunque no desees… te sueño aunque en tus sueños te sea ausente.
¿A dónde vas poeta de pechos dorados?
Creo que estás aquí… en la locura de mis pensamientos; te imagino como un fuerte roble de brazos extendidos, donde cobijada y abrigada me presiento… y te añoro como el aire perfumado; con los azahares en flor sobre mi pequeña campiña, y donde los duraznos rosa, anuncian cosechas con olor a primaveras.
¿En dónde te encontraré ruiseñor de mis valles extendidos?
Tal vez allí… donde ya no exista ese roble de flores amarillas… o donde los guaduales silenciosos como navegantes sin tiempo ni horario; buscan un arroyo claro para extender sus manos, y en sus rincones de verdor vestidos, se oculta la anaconda, y las aves cantan; aún sin saber mañana que no tendrán nuevo asidero…
¿Vendrás de mañana antes de la aurora?
Creo que sí… llegarás y en tus manos una rosa roja… para anunciar que por fin amado mío… silenciarás mi boca con un beso, y entregarás el furor guardado en tu piel canela.
Detallaremos los dos el tiempo que viene… no habrá recuerdos del ayer, no habrá lágrimas; y mirarte junto a mí… tomada de tu mano… será mi gran consuelo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/12
¿En dónde estás poeta mío?
Me adueñé de tu esquiva mirada… ¡quién lo pudiera creer, que de esos ojos vestidos de noche…! Quién puede imaginar, que de esos labios que como broche silencioso… que cada día me niega la palabra; pero me antojé de ti… ¡quién creyera…!
¿En dónde estás cantor de mis silencios?
Cada día incitas a escribir algo nuevo… cada melodía escuchada te trae al recuerdo y puedo decir, que aunque no acaricies mi versar… te tengo aunque no te tenga… te poseo aunque no desees… te sueño aunque en tus sueños te sea ausente.
¿A dónde vas poeta de pechos dorados?
Creo que estás aquí… en la locura de mis pensamientos; te imagino como un fuerte roble de brazos extendidos, donde cobijada y abrigada me presiento… y te añoro como el aire perfumado; con los azahares en flor sobre mi pequeña campiña, y donde los duraznos rosa, anuncian cosechas con olor a primaveras.
¿En dónde te encontraré ruiseñor de mis valles extendidos?
Tal vez allí… donde ya no exista ese roble de flores amarillas… o donde los guaduales silenciosos como navegantes sin tiempo ni horario; buscan un arroyo claro para extender sus manos, y en sus rincones de verdor vestidos, se oculta la anaconda, y las aves cantan; aún sin saber mañana que no tendrán nuevo asidero…
¿Vendrás de mañana antes de la aurora?
Creo que sí… llegarás y en tus manos una rosa roja… para anunciar que por fin amado mío… silenciarás mi boca con un beso, y entregarás el furor guardado en tu piel canela.
Detallaremos los dos el tiempo que viene… no habrá recuerdos del ayer, no habrá lágrimas; y mirarte junto a mí… tomada de tu mano… será mi gran consuelo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 1/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario