lunes, 26 de marzo de 2012

ROSTROS DE MUJER


ROSTROS DE MUJER

Irum Saeed, 30 años, Shameem Akhter, 18 años, Najaf Sultana, 16 años, Shehnaz Usman, 36 años, Kanwal Kayum, 26 años, Memuna Khan, 21 años,por ellas, las Colombianas, María, Gina, Linda, por todas ellas, y aquéllas que no alcanzamos a nombrar; por nosotras, las que a través de la historia hemos sido sometidas a miles de vejámenes; por aquéllas a quienes robaron sus hímenes, su único derecho a sentir placer; por sus maravillosos ojos, sus gritos agónicos; por esas miradas que hoy cubren rostros con pálidas sedas, por los atoros en sus gargantas al mirarse al espejo, es necesaria la voz de protesta de todas las mujeres del mundo; de los hombres, los niños. No es posible que en pleno siglo XXI, aún sigamos siendo tratadas como la escoria de éste planeta, que se nos ultraje y trapee, cuando somos la semilla que riega abundantes frutos de amor.

¿Qué sería el mundo sin la mujer?... Es la hora de hablar por aquéllas que han perdido su voz y que sólo las cubre un puñado de tierra, con flores tan tristes como sus tumbas. No podemos cerrar los ojos, cerrar nuestros labios; los poetas tenemos la obligación de levantar la voz, por tantas madres que aún hoy, agonizan en hogares miserables, donde sólo son víctima de machos cabríos que las azotan, torturan y dominan.

No hay derecho a que aún hoy, miles de mujeres sean sometidas a caminar como zombis, sin mostrar sus hermosos rostros donados por el Creador de lo que existe, caminantes silenciosas donde ni sus huellas se perciben…

Que las leyes sean fuertes contra el hombre que maltrata a una mujer, con aquéllos que destruyen sus rostros hermosos, que acallan sus voces, y que dejan sólo sus manos de sembradoras cubriendo un vientre tan maltratado,  que ya no se siente el deseo de parir más.

Por esas tetas que amamantan a un mundo indolente; por nosotras, las flores del campo, las que perfumamos y entregamos amor y vida, las que llenamos de cánticos y ruegos los amaneceres y endulzamos los atardeceres del planeta. 

No debe existir nunca más una mano levantada contra  nuestro género, y debe ser castigado con fuerza, sin dolor ni lástima, a quien  maltrate los rosales y desangre aún más nuestra historia.

 ¡Qué bellas aquéllas palabras decían nuestros abuelos!: "A una mujer… ni con el pétalo de una rosa”, y  a un hombre que maltrata y abusa de su fuerza:  las  rejas y los cerrojos, donde nunca puedan causar más daño.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 26/12









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