jueves, 24 de noviembre de 2011

LA MÚSICA DEL CORAZÓN (22)

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LA MÚSICA DEL CORAZÓN (22)

No escribiré más,
agoté todos los videos de Internet.
Me quieren cobrar por decir "te quiero",
por levantar una hoja en el camino 
y seguir un sendero.

De nuevo observé el rosa dulce, 
caía de los grandes árboles,
me regalaba su encanto en primavera
en los otoños bondadosos que nutrían pastizales.

Me extasié a la vera del camino
con el trabajo de otros, 
los grandes cerros iluminados,
el verdor y la magia de la vida 
que trinaba sin pedido...

¡Qué bella la existencia, a pesar del dolor y la tristeza!
¡Qué dorados!, ¡qué rojos!, ¡qué violetas!
¡Inmensos árboles parecieran besarse con el sol
y acariciarse en noches de luna!

Dije que descansaría, se durmió el día,
me levantaré un momento a mirar al cielo
mientras escucho el son de las cascadas,
el trinar de las aves que revolotean buscando un nido
y el cantar  del sinsonte de madrugada...

Amaneció y aún estoy aquí...
Observé hace un segundo las estrellas
que en veloz carrera me anunciaban,
que mis manos estaban muy ociosas
mientras 3 pedidos me regalaban.

Sentí la brisa fría de la mañana,
me descubrió haciéndole guiños a la luna
en tanto el sol penetraba por mi ventana
viéndome sonreír con el rostro encendido.

Soy una lámpara de fuego que sólo cree en la vida
si la música suena, y las campanas de un corazón
tañen y tañen cada alborada
desde una oscura habitación,
que reflejada a la luz madrugadora me toca
en una magnífica estancia 
que está llena de sueños.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, nov. 24/11


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