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No escribiré más,
agoté todos los videos de Internet.
Me quieren cobrar por decir "te quiero",
por levantar una hoja en el camino
y seguir un sendero.
y seguir un sendero.
De nuevo observé el rosa dulce,
caía de los grandes árboles,
caía de los grandes árboles,
me regalaba su encanto en primavera
en los otoños bondadosos que nutrían pastizales.
Me extasié a la vera del camino
con el trabajo de otros,
los grandes cerros iluminados,
los grandes cerros iluminados,
el verdor y la magia de la vida
que trinaba sin pedido...
que trinaba sin pedido...
¡Qué bella la existencia, a pesar del dolor y la tristeza!
¡Qué dorados!, ¡qué rojos!, ¡qué violetas!
¡Inmensos árboles parecieran besarse con el sol
y acariciarse en noches de luna!
Dije que descansaría, se durmió el día,
me levantaré un momento a mirar al cielo
mientras escucho el son de las cascadas,
el trinar de las aves que revolotean buscando un nido
y el cantar del sinsonte de madrugada...
Amaneció y aún estoy aquí...
Observé hace un segundo las estrellas
que en veloz carrera me anunciaban,
que mis manos estaban muy ociosas
mientras 3 pedidos me regalaban.
Sentí la brisa fría de la mañana,
me descubrió haciéndole guiños a la luna
en tanto el sol penetraba por mi ventana
viéndome sonreír con el rostro encendido.
Soy una lámpara de fuego que sólo cree en la vida
si la música suena, y las campanas de un corazón
tañen y tañen cada alborada
desde una oscura habitación,
que reflejada a la luz madrugadora me toca
que reflejada a la luz madrugadora me toca
en una magnífica estancia
que está llena de sueños.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, nov. 24/11
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