martes, 15 de marzo de 2016

JAULA (96)

JAULA (96)

Si al abrir mi jaula,
Tuviera la certeza de tu amor;
Volaría inmensidades,
Desataría mis alas
Y navegaría sobre las olas,
Más arriba
Del último sol.

Raquel Rueda Bohórquez
9-8-13



SI MAÑANA (97)

SI MAÑANA (97)

¿Imaginas que si ayer
Fue un mal día,
Hoy también lo será?

¡No lo sabemos!
La única certeza
Es que la luz del sol
No se apaga.

Siempre caminamos
Para llegar a ella,
Pero entre más cerca
Más lejos...

Válido es seguir soñando;
Reír de todo y por nada,
Hasta que tú mismo
Te alegrarás de sus burlas,
Porque has donado
La sonrisa que le faltaba
A sus rostros.

Raquel Rueda Bohórquez

14-8-13

MI ESTRELLA (98)

MI ESTRELLA (98)

Amor,
Mi locura me vuelve cuerda
Cuando apareces.

Y mi cordura enloquece
Si no estás.

Mi estrella favorita
En el firmamento
Eres tú,
¡Nadie más!...

Raquel Rueda Bohórquez
31-8-13


DESEOS (99)

DESEOS (99)

Deseo comulgar en tu ombligo
La bendición de otro día.

Atraparte, ganándole al cielo
Un aguacero en tu carne.

Ser luz corriendo montañas y laderas;
Ser en tu boca un beso siquiera,
Y de tu tronco,
La más perfumada enredadera...

Raquel Rueda Bohórquez
3-11-16




MI HUERTO/Orlando (100)

MI HUERTO/Orlando (100)

¿Qué pensará,
Quien arranca de tajo
Las esperanzas de otros?

Cierta vez, sembraba y sembraba
Para un día cualquiera;
Pero cada vez desaparecían
De mi huerto flores e higueras.

¿Qué sucederá con mis plantas y flores?

Retornaba una y otra vez al jagüey.
Desde allí adivinaba en qué momento
Las nubes se transformaban en un caballo con alas
O en una oveja blanca o morena,
Corriendo juncos y quebradas
Por entre grumos de seda
Que la brisa disolvía,
Con ese antojo suyo de ser niña juguetona
Entre tu pecho y el mío.

Regresaba así, día a día…
Mis flores y semillas
Sin esperanza morían.

¡Dios, estoy tan cansada!...
En cualquier lugar,
Mi siembra es arrancada.

Ella no verá jamás mis flores
Ni saboreará sus frutos
Ni escuchará al mirlo
Cantar en sus ramas.

¿Qué haré?

Retornaba una y otra vez
A ese lugar, era un disco rayado
Que no paraba de sonar,
Giraba y giraba en su aguja
Mi larga duración,
Y después en esa desazón preguntaba:

¿Qué sentirá quien arranca las esperanzas de otros?

En medio de todo, lo vi,
Era delgado y muy alto,
Dientes grandes y una sonrisa mayor.

¡Era tan joven este muchacho!
Un cabrito pequeño le había regalado
Pues mis cabras grandes morían sin enfermedad
Todo era ruina, óxido,
Nada comprendía
Y continúe mi camino…

¡Señora!... ¡Señora!.../escuchaba sus gritos
¿Será conmigo?
Y era conmigo el asunto.
Muy inquieto me seguía
Y ni cuenta me había dado.

¡Perdóneme!, no era mi intención,
Siempre me sentí mal
Por dañar su jardín,
Era que se me ordenaba
Y debía obedecer
Aunque el patrón no tuviera la razón.

Así fue, todo tan real y triste,
Como que estoy aquí
Contando otro día
Con el mismo sol.

¿Perdonar?, ¿quién soy para juzgar?
Hiciste lo correcto,
Pero es quien da la orden
Quien debe pedir perdón,
Pero no a mí, sino a Él…

Al siguiente día
Mis esperanzas retoñaron.
Regresé a casa
Con harapos y muchachos.

Aquí siembro en vasijas plásticas,
Todo reciclado, /hasta mi corazón.
Dono un árbol a quien lo desee
Y guardo una flor para Dios.

! Al fin y al cabo,
Tengo mejor labor!

De Orlando,
Su hermano lo arrancó de tajo
Del huerto.

Ni árbol ni fruto...

Brotando una flor se fue,
Con un balazo en la frente,
Y los ojos muy abiertos…

Olvidaba decir,
Que los ojos del alma;
Porque los suyos
Quedaron viendo desde a la cuesta
Al otro lado del bosque,
Regados entre pastos y flores.

¡Gracias a Dios se despidió de mí!

Raquel Rueda Bohórquez

15-3-16

DEL OTRO LADO (101)

DEL OTRO LADO (101)

A veces, la única oración que nos queda
Es el silencio.

Siempre ambicionaba estar ahí,
De ese lado, después de la cuesta.

Subí escalón por escalón, ¡ya casi!...
Pero al llegar, me daba cuenta
Que jamás hallaría un fin.

Porque del otro lado,
Riscos y filos;
Peñas y rosas con sus espinas;
Acíbares de la vida,
Miel de caña y guarapo
En otros rostros
Y otras vasijas.

Ahora estoy aquí;
Ni en la cumbre ni en el llano,
Esperando cesen los ruidos
Y los clamores sean escuchados.

Llanto y ruegos,
Miradas cansadas;
Manos agotadas…

Soy un vástago a la deriva
Con tus aguas en mí mojadas…

¿Y estos ojos de verdes prados,
Cuántas veces en ti,
Se han hallado?...

Tómame ahora,
Para que cese todo afán
Y pueda al fin caminar
Contigo abrazada,
Sabiendo que desde allá
Puedo divisar los riscos
Y sus pisadas…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 15 3 16