viernes, 23 de junio de 2017

PARA EL ERMITAÑO (6)

PARA EL ERMITAÑO (6)

Tenemos espacios para todo,
hasta para el odio sin medida
y a la medida del tiempo
que se nos otorga.

Pero en cada lapso nos enredamos,
creemos ser la señal que guía al pájaro,
imaginamos tener la sabiduría del niño
y la sensatez del elefante.

En cada lapso, el tiempo nos enseña,
el ave nos adoctrina en el amor
y el perro nos habla de fidelidad,
aunque monte en su ocasión
a cada perra sin pedir perdón.

Hay un espacio grande que matamos,
separamos familias, porque imaginamos
que somos el águila sobre la cima del árbol,
más ni a gorrión alcanzamos,
porque una vez nos quitan las guías
volvemos a caer y quienes creímos enemigos
serán quienes nos den la mano
y nos animen a volar otra vez.

Cada paso que damos no es el correcto,
pasamos por la vida soberbios,
nos enojamos por nimiedades,
sin pensar que a la vuelta de la esquina
una roca pequeña nos hará caer.

¡A caminar pianito!, se me ha dicho,
¡pero tengo rabia, estoy enojada!
Tengo ese bicho al que llaman locura
si la luna se enreda en charlas con el sol.

Voy a la playa y busco un motivo,
una hoja caída en el rincón de los misterios,
y bajo ella encuentro un palacio
para esconder lo frágil de mi existencia.

Hay un espacio entre tus ojos y los míos;
un corazón que palpita en su cofre,
un río violento que corre por mis venas,
pero que un día se enfriará
para ser nieve al costado de tu boca.

Hay un espacio para cambiar,
pero envejecimos en el intento
y todo se queda en un poema
que nos ha prestado el viento.


Raquel Rueda Bohórquez
23 06 17

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