viernes, 3 de junio de 2016

A TU CUERPO (49)

A TU CUERPO (49)

Rindo pleitesías a tu cuerpo
Que se ensañó en mí
Hasta cultivar la semilla
Que se tiempla en la pampa
Y se curte con sabor a sal.

A esas curvas sinuosas de tus hombros;
A la manzana que no es de Adán sino tuya.

A las flores que nacen en tu pecho
Por donde cabalgó mi vida
Con placer y dulzura.

Rindo honores a la magia de un beso,
A la ricura de una lengua bailarina.

A ese agitarse la cintura con gracia
Hasta hallar en medio de la tristeza
La felicidad más efímera y pura.

Raquel Rueda Bohórquez
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BRINDIS (50)

BRINDIS (50)

Brindo por tu boca,
Por esos días de plácido contento
En que fue propicio el viento
Y los cantos del ave peregrina.

Si he de hacer un homenaje
Lo haré a las caricias escondidas;
A esas manos que jamás nos señalaron
Ni fueron causa ni motivo
Para cambiar el rumbo de tus besos.

Un canto a la mañana de tus ojos negros;
Al día del alarde de los gorriones en el ciruelo,
A las sonrisas que jamás fingieron
Y a los detalles que no cambiaron de ruta.

Brindo por ti amor mío
Sin que nada le pese a mi conciencia.

Que sean años de abundancia y contento
Con la felicidad de frente
Y el rosal prendido.

Raquel Rueda Bohórquez
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CULPAS (51)

CULPAS (51)

Ese día la cobra sedujo al ave.
Sintió una espada en el corazón,
Aleteó dentro de su boca, /fue un intento,
Después de todo, estaba desprevenida
Al auxilio del cielo
Quien en un instante la deslumbró.

¿Tuvo acaso la víbora culpa de sus hambres?
El ave tampoco fue responsable,
Era el destino quien había puesto una trampa en su camino...

Calmada el hambre
Se enroscó sobre sí;
Durmió bajo la roca por mucho tiempo,
Hasta que sintió cierto acoso
Que la hizo mover con inquietud,
Cuando la tibieza de otro pájaro la invitó a vivir.

¿A quién culpamos de nuestra desdicha?
El ave ni se enteró,
Estaba muy asustada,
Pero igual, continuó volando...

La víbora nada maquinó;
Tenía que sobrevivir
Con el vicio que le tocó.


Raquel Rueda Bohórquez
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