jueves, 10 de diciembre de 2015

MI GATA GIAN (37)


MI GATA GIAN (37)

Se hace ovillo para mis pies besar;
¡Me hace ronda!,
Pienso que para ser ésta hora
Es demasiado suave su piel
Y puede más que yo,
Acariciar, sobar, amar…

¡Quién dijera que mi gata parece un humano!
Es testigo de una fiebre vieja,
Y ella, con su manto de seda me sigue;
Conoce cada huella,
El hartazgo robado de un poema de Benjamín;
Esos intermedios de un verso jamás divulgado
De mis ganas que parecen vino embotellado.

Y reviento luego a cantar,
Pero ella bien lo sabe y ronronea;
Mucho conoce la mirada que se esconde
En medio de lentes empañados,
Y se hace ovillo de nuevo;
Me besa, ¡me besa como un amante!
Muerde mis dedos,
Suena como una abejita en su panal.

Mi gata, mi Gian es algo más que un ángel;
Es un enredo de hilos entre plata y dorado
Negro y café, que me hace sonreír;
¡Es su fin, lo sé!…

Se abre de piernas y bendice la noche
Al disparo de un flash,
Con ese brillo mágico que no me asusta.

Es una vieja lámpara que ilumina
Con gracia de poeta,
Cada rincón de mi pequeño mundo de cristal.

Ella es una verdad pura
En medio de tanta hipocresía.

Mi Gian es poesía, ¡sin más!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 10/15






TESORO PERDIDO (38)

TESORO PERDIDO (38)

Recuerdo, que todos querían comer oro;
Qué se colgaban del cuello esos tesoros.

Abrían sus vestidos grandes, ¡eran preciosos!,
Pero no podían caminar, ¿se bañaban bien?,
¡Eso no lo sé!, pero llegaron como buitres,
Nos vieron como su carroña y devoraron todo,
Menos nuestras hormigas culonas.

Pero no fueron los de ahora.
¿Por qué peleamos tesoros?
¿A quién pertenecen?

Preguntemos a los herederos del bosque;
A todas las montañas y árboles destruidos.

Fue un saqueo pavoroso,
Se llenaron tanto de todo,
Que siempre vivieron vacíos.

Un mundo de colores, de fusiles y de sangre,
¡Esos fueron los rubíes que nos dejaron!

Un charco en todo lado, un agónico sonido
Vencido de dolor entre las sombras.

Escucho ese ruido ensordecedor:
¿Quieres el espejito mágico?
¡Dame todo ese oro y será tuyo!

¡Tan ingenuos mis amores!, mis padres viejos,
Los dueños del sol y las estrellas
Que lloraban bosques perdidos,
Y tambores que sonaban a guerra.

Y se hundió, se devolvió la espada,
Todo volverá a su cauce...
El río buscará su sendero viejo,
Las rosas seguirán pariendo espinas,
Y el hombre continuará con hambre.

¡Siempre habrá un tesoro por comer!
Pero su hambre será un veneno
Que nos corromperá a todos
Si continuamos en ésta locura,
Queriendo robar al cielo su brillo
Matamos por un diamante;

Y anhelando cargar el sol en nuestros dedos,
Nos volvemos ciegos,
Pobres ciegos, pobres tontos humanos…
¡Pobrecitos de nosotros!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 10/15



ENTRE TÚ Y YO (39)


ENTRE TÚ Y YO (39)

¿Y si voláramos por separado,
Y por antojo del viento,
Nos estrellamos?

¿Qué dirías,
si rebotan mis gritos
Y se juntan en tu oído?

Mientras,
Continúo en éste corto vuelo de gorrión;
Y persigo éste sueño de amor.

¿En dónde estás?
Si no te olvido,
Siempre conmigo estarás;
Pero si me olvidas;
¿Qué pasará, si me olvidas?

¿Se puede amar
Lo que nunca se tocó?

Sin embargo te amo,
A pesar de todo, te quiero,
¡Y no sé la razón!

Han de ser caprichos de un prisionero,
Que de tanta cárcel,
Cierra los ojos
Y cree que está en vuelo
Hasta tu corazón.

He tomado medicina del bosque;
Droga de aves,
Aliento de primaveras.

Ya no soy,
Sino que somos uno,
Volando…

Volando sin alas,
Persiguiendo a una luz que se agranda
Y a un fuego que nos quema.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 10/15




CADA VEZ (40)

CADA VEZ (40)

Es una sensación extraña;
Correr y correr,
Deseando en el fondo,
Llegar a tus brazos.

Estoy arriba de todo,
Esperando de ti un beso
Caído entre la lluvia,
En éste nuevo amanecer
Un poco ardiente por dentro,
Y por fuera, fría la piel.

¿Cuántos diciembre, estaré sin ti?
Ni siquiera cuento los dedos de mis manos,
Para saber que un día es demasiado.
El mismo rincón con su árbol,
La misma estación de brisas y cambios.

Todo mudará,
Menos éste cariño
Que mueve cada fibra de mi corazón.

¡Reina mía: busco tu nido,
Pero no sé a dónde ir!

El hilo que unía la cometa se ha roto;
Se ha enredado en un mundo loco,
Pero el mío sostiene mi pequeña barca,
Que arriba al puerto tranquilo de tu mirada.

Pareces un oasis, mi lago perfecto,
Con el ruido más dulce
Y la música mejor interpretada;

Con las luces más encendidas,
Que vuelven mi noche, una navidad,
Y mis días,
¡Un eterno esperar!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 10/15