viernes, 4 de diciembre de 2015

DE GATAS (52)


DE GATAS (52)

¡Fue una perra vagabunda!
/¡Eso me contó!

Porque se dejó atrapar
Del perro más sarnoso.

Costumbre pues,
De hablar de otras.

¡Mujeres al fin!

Ni fue puta, ni perra;
¡Sólo fue mujer!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15

NI GRACIAS DIJO (53)

¡NI GRACIAS DIJO! (53)


Ese día, la sarna tomó al mico.
Se enroscó en el dardo de su veneno
Y masculló todas sus rabias, con sus odios.


Fabricó una sopa de garrapatas…
¡Qué asco!, ¡no era de eso!, ¡era de lombrices!
Soltó una carcajada que tenía amarrada
Y luego se fue a cazar perdices.


¡No hables tanta idiotez!
¿Eso mismo no lo dijo un francés?
¿No fue acaso el anciano gordito
El de la sonrisa siempre alegre,
Quien dejó su alma vagando en la esquina
Y por eso no la han podido vender?


¡Cuánta tontería escribe!
¡Es una vieja idiota que se cree poeta!

Recorrió el mismo camino,
De la puerta con sus rejas oxidadas;
Hasta el patio sembrado de misiles.

/ ¡Esto, sin que contemos a nadie,
Qué fue por más de 30 abriles!


Luego dice que conoció el mundo;
Que divulgó a los 7 mares
Que cuando se casó no era virgen,
Porque su virginidad se quedó lejos;
Entre los dedos de su viejo amor.


¡Ay mujer idiota!
Te enseñaron que el amor era pecado;
Te condenaron a la celda oscura,
Al rincón de las miserias
Y al taburete negro desteñido.


¡Ni gracias dijo!...
Cuando se fue;
¡Lo hizo para siempre!

Dejó mi amor a la deriva,
Bogando ríos profundos de soledad.

¡Y pensar que por él daría mi vida!

Por estar ahora, un momento,
En un rincón del tiempo;
Entregada, abierta a su mezquindad,
A sus mismos ojos negros
Sin importar que su juventud se haya ido
A la vez conmigo.


Sin importar
Que aunque haya pasado el tiempo;
Tengo a un testigo fiel
Que conoció de mi amor por él.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, diciembre 4/15

COLORES (54)

Una madre con sus hijas,
Charlando cosas de mujeres.
Desnudas, viéndose a los ojos
Y sonriendo por los chistes del día.

COLORES (54)

Antes de viajar,
De retornar a casa;
Diré que viví todos mis colores:
Del pálido mostaza
Al verde ojos de madre.

Crecí en medio de un lago
Y sus pechos eran grandes;
Parecían toronjas
Que a mi boca dejaron
Espumas y poemas.

Cada día un mensaje;
Cada noche una oración.
Cortinas de flores y azules,
Cobijas de lana pequeñas;
Piernas acolchadas en sus venas;
¡Caminares y ofrendas!...

Antes de regresar a casa
Quiero conversar un rato,
Recordar que jamás nos vimos desnudas
Porque no había malicia;
Era como ver flores en su jarrón
Y cabelleras en sus montes de María.

De esos colores que aprendí de niña
Sin conocer todavía nada de Dios,
Pues con ella comprendía cada mensaje
Si cantaba con los pájaros
Y rezaba con el sol.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15


FLORES (55)


FLORES (55)

Viendo mi pálida mortaja,
Adivinando gorriones en la cerca,
Entre hilos de seda se aman
Y ante gotas de nieve se alejan.

Flores y aromas a vida,
Pájaros dorados y rojos;
Hojas y hojas que son repetidas
Cual versos pálidos de mis ojos.

Y se va la mañana,
No hay desnudez en las rosas.
Una flor es encanto en un gajo
Para los colibríes que pasan y pasan
Y ante su aroma,
Ardor les provoca.

¿Qué sería de mí, sin jardines?
¿Qué sería de mí, sin las aves?

Entre plumas de divinos encajes
Se adorna la grama,
Y revolotean insectos que brillan, cual joyas,
Si el sol a su paso les besa.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15





ALLÁ (56)


ALLÁ (56)

Amiga mía: ¡en ese lugar!
Allá, cerca del águila,
Conversando con el pasajero
Que abre sus alas,
Y con besos de brisa estaciona sus ojos
En la vida que corre en el llano…

Arriba de todo,
Conversando nubes con ibis sagrados;
Charlando gotas de nieve con hojas secas
Que caen y caen de los árboles
Que no se han tocado.

Allá, en ese lugar donde se fabrica un perfume
Y se inventan las flores blancas y negras;
En ese lugar, en que se pintan ovejas
Y se cuentan por miles, al inicio de la primavera;

Ahí nace una aurora de ojos verdes, cada mañana.
Se enreda en el árbol de cada uno de mis caminos,
Y sus brazos parecen dedos de madre,
Con eternas cicatrices de violetas tonos…

Allá vive mi amor,
Se ha quedado dormida
Y en sus brazos lleva un niño
Y con ellos lo cobija…

¡Arrúuuu!... ¡arrúuuuu!…
¿Escuchas?
No son palomas
Las que versean en los gajos de mi roble;
Siempre tristes,
¡Parece que lloran!...

¡Es ella, quien bajó del cielo
Y me dice que me ama
Con voz de pájaro;
Con trino de mochuelo;
Y luego, en un parpadeo
Se aleja!…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15




SIEMPRE (57)


SIEMPRE (57)

Casi siempre hay un necio;
¿Pero, quién inventa un paisaje
Y al segundo una sombra gris lo cambia?

Siempre habrá una primavera;
Llegará una estación
Y cobijará de frío una montaña;

Más será paisaje,
Será oración divina
Que enmudece nuestra boca
Y hace brotar ríos de los ojos.

Siempre habrá ortiga que pica.
Alguien estará pendiente de ti,
Pensará mal de tu voz
Y creerá que la has inventado.

¡Ha cambiado tanto
Que voltea el rostro
Y le da pena ver tus harapos!

¿Has sentido el desprecio?
A veces quien era tú amigo,
En convite de grandes pasa
Y viéndote, baja el rostro;
Adivinándote, corre...

Pero el paisaje continúa;
Es como un regalo divino
Que no mudará de esencia
Pues el amor lo contiene
Y lo hace rebotar,
Siendo uva y vino
Que se ofrece gratis
Para deleite del mundo.

Eres tú mi paisaje cambiante:
Amor de mis amores;
La única razón que me hace sobrevivir
A un constante invierno,
Y a un mágico perfume
Aromando hasta tu sombra.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15




A UN ÁRBOL SECO (58)

A UN ÁRBOL SECO (58)

En medio de tanto color,
Sobreviviente soy a tus manos.

Luego que la nieve me haya cubierto
Quedarán mis poemas
Escritos en todas las hojas
Que hoy son lecho para un pájaro;
O colcha, en donde se recrean
Todos los payasitos del mar.

En medio de tanto ruido
Soy feliz porque me soporto.
No tengo a donde correr;
Tu esquina me favorece,
Pero más, tú mirada...

En medio de tanta sombra
Mis ramas son desvencijadas cerraduras.
Sólo tú me puedes salvar
Dios de los paisajes.

Pues si ellos aciertan algún día;
Mi madre será verdor y poesía
Por los siglos de los siglos,
Amén.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, diciembre 4/15

PICAOS (59)



PICAOS (59)

¡Una cosa si le digo mi compadre!:
¡Que las mujeres de ahora
No se dejan joder!

Por eso, lo de mero macho
Está mandado a recoger.

¡Eso dice usté negro picao!
¡Porque lo que es a mí;
La mujé nació pa barré
El piso con ella,
Pa que mantenga todo limpio
Y doblen las canillas
Cuando la he de menesté!

¡Eche compadre!
¡Te pasaste de buey!

En cambio para mí la mujer
Es como una flor silvestre
Que adorna mis mañanas
Y perfuma mis ambientes.

Se doblará cuando quiera;
Y en ese momento,
¿Para qué serán patitas?

¡Ay compadre!
Lo macho lo tiene de pálido,
Porque la mujer
Es un tesoro de Dios
Que alegra nuestros días
Como el sol a su atardecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15


SIN HUMOS (60)


SIN HUMOS (60)

Desde el rincón de mis delirios,
Observando cómo se creció mi niño
Y todavía corretea como un cabrito
Buscando un sueño perseguido;

Quiero elevar a ti una plegaria
Por tantos jóvenes
Que vagan sin destino;
Que se fuman la vida en una esquina
Y ahí se quedan,
Con esa película de colores
Sin atinar a salir de ese enredo
En sus caminos.

A ti Señor de la música,
Rey de los paisajes y los sueños:
Mi pedido es por ellos,
Para que encuentren un poema;
Lo canten o declamen,
Lo vuelvan pentagrama
En sus días maravillosos,
Y puedan contemplar agradecidos
Esa orquesta de pájaros
Que a sus ventanas asoman
Cuando están en descuido.

Sin humos, sin lámparas de Aladino
Comprenderemos que si no vivimos
Con la cabeza sobre los hombros
Y los pies en el rocoso sendero;
Jamás nos enteraremos
A qué vinimos...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 4/15