jueves, 30 de abril de 2015

COMO UNA OLA [1]



Jueves, 30 de abril de 2015

COMO UNA OLA [1]

Así como llegó a su orilla
se desvanece
sin repetirse jamás
ni ser otra vez la misma.

Se va la ilusión y seguimos fabricando sueños
como los árboles hojas nuevas.

Te vas, pero sin causar heridas,
quedando un sabor a mar en mi boca,
y esa vieja melancolía
que nos encontró
asomados en la misma roca.

Gaviota mía:
¿Cuándo volveré a sentirte?
Abre tus alas al frío de mi soledad
y déjame ser un poema en tu vida.

Pero se van las olas, amor mío,
y queda una roca inmensa
a donde esperaré sea propicio el viento,
para reencontrarme contigo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 30/15

Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 15:14



CUAL HOJAS [2]

CUAL HOJAS [2]

Como hojas de mi árbol, caerán sin hacer ruido, o cantando alabanzas de sus corazones, o siendo ellas, también se elevarán en cualquier instante.

¿Importa el ruido o el silencio, si en verdad nos amamos?


¡Cuidado!, un depredador nos ve y quiere plumas de colores para arañar, no con sus rosas, sino con las espadas de sus dedos.

¿Viste qué pequeños son?, viajan en bandadas para confundir a su enemigo, arriba del cielo; y luego, en desbandada caen, toman sangre de las venas de mi madre y se elevan, y el depredador, con su pico afilado  y sus espadas, nada toma.


¡Qué grande eres!, ellos tan diminutos, parecen puntos negros en el horizonte, que como nubes se agrupan, y en una onda se dispersan.


Así es la providencia, todo sucede por algo, y siempre es para nuestro bien, mi amor habitante del viento y fundador de las sonrisas, me habla con verdad, me dice: “tú mi pequeñita, estás en el ámbar de mis ojos, y desde ahí te protejo, sigo tus pasos,  aparto a quien en verdad te desprecie, para que no confíes más en el hombre, sino en mí quien nunca te dañaría”

Siguen cayendo, ¡una tras otra!, siempre cantando, en una danza…
Parecen niñas recién vestidas para fiesta, adornan los bosques de perlas azules y continúan su viaje, disfrazadas de  periquitos de verdes alas y dorados picos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 30/15
Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 14:50



MI CASA ERES TÚ/Ana Frank [3]

Sofía y Salomé

MI CASA ERES TÚ/Ana Frank [3]

Mi casa es tu infinito en donde habitará mi descanso,
con alas de cóndor
en tu arroyuelo manso.

Mi hogar fue “La casa de atrás”
escondida cual escombros de odio
ruinas de dolor donde ocultaba en hojas secas
terrible pena y desamor.

¿Qué es el hombre sin Dios?
Pero fuiste tú, amor de mi vida
el único consuelo en confusos días.

Fue tu lámpara encendida en mi opacidad
quien me impulsaba a vivir el instante
con el corazón en eterno palpitar.

Pasaban los días, cada uno era un siglo
todo abuso era una prueba tenaz,
espina clavada en pecho de madre
con las manos negras de tanto espinar.

¡Suerte!, ¡eres mi bendita luz!
¿Qué hay lóbrego en mí?
Tan solo mis manos sucias de sangre de otros
que atormentan con sonidos de horror
y miradas sin ánimo,
al verlos cruzar
por esa alambrada del nunca más.

En mis locas carreras buscando un alar
el suspirar de las palomas
parecía mis propias muecas  y angustia.
Hallé un espacio para contar a todos
de aquéllas penas guardadas en el corazón
en el rincón de las zuritas
con sus tristes cantares de ilusión.

¡Aquí estoy!, ¡atrapa mi alma ya!
Hay fiebre interior, no sanan mis heridas
pero corro,
aprisa le veo con sus brazos abiertos
un precipicio he dejado atrás.

¡Luces de colores!, ¡al fin es navidad!
Él se quedará, y contará al mundo del horror.

¡Pero ahora, estoy en tus brazos Señor!
¡Eras el tesoro perdido en mi oscuridad!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 30/15
Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 9:37


A LOS NIÑOS [4]

María Camila 

A LOS NIÑOS [4]

Nos bendice con su trigo dorado,
y el aromado beso de una mirada.

Que jamás falte amor, alimento.
Un doblar de rodillas por los niños,
que jamás sean abusados,
que no quede huella en su piel
y menos en su corazón,
porque hay heridas que jamás cicatrizan.

Dios bendiga a cada criatura del universo
a cada niño por nacer y nacido,
a cada semilla por brotar en éste desierto
donde la ausencia de amor es un castigo.

Que nadie dañe su inocencia
No a oscuridades,
a noches de bocas selladas
ni a días negros, donde la maldad camina,
y ve a un niño con ganas.

Jamás falte el pan en su boca,
Una madre que no sea castigo
un padre siendo bendición,
una casa abrigada,
unas manos contigo.

Un ángel de la guarda en sus caminos
Oraciones sin fin,
que no sellemos la boca
y gritemos cuando nos toca.

Un niño es la esperanza,
es la flor que perfuma en un huerto,
el ave que canta y el cachorro que contenta
cuando te mira a los ojos
y  toca tu cerrada puerta.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 30/15
Publicado por Raquel Rueda Bohórquez en 9:33