OTROS
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1-2015-19064
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15/03/2015
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POEMAS Y OTROS ESCRITOS FEBRERO 2015 BLOG POEMAS DE SHEILA
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REGISTRO OBRA LITERARIA INEDITA
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EN TRÁMITE
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Bienvenidos a mi blog, una experiencia de sanación, proyectándonos hacia el planeta verde, y el respeto que debemos al derecho de existir de los seres que nos acompañan en éste corto viaje por la vida. Gracias por ser parte de mi pequeña historia REGISTRADO DNDA REGISTRO AUTOR COLOMBIA
lunes, 16 de marzo de 2015
REGISTRO POEMAS FEBRERO 2015 RNDA COLOMBIA
LA TRAICIÓN [81]
LA TRAICIÓN [81]
La traición no
es tan mala
es la
real bendición
porque nos
crece las alas
que se vuelven
libertad,
el premio más
ansiado.
Mastico
amargos
la boca me
sabe a hiel
pero encuentro
en tu boca
rico alfajor
en miel.
¿Quién eres
amor?
Bendices mi
vida
y en la
soledad de mi aposento
sanas mis
heridas.
Que nada te
hiera
que nada te
lastime;
toca mis alas
y volarás
conmigo.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
marzo 15/15
©10-498-459
PENSANDO EN ALTO [80]
PENSANDO EN ALTO [80]
No
importa el rostro si los ojos parecen dos esmeraldas brillando en el
estero; y pensando en esto vi tus ojos
negros, siempre una pregunta al verte: ¿Cómo amaneció mi amor?, aunque nunca digas nada, hay un océano que nos separa y un
sueño que nos une.
Mi
potrillo amado, el caballito brioso de mi hogar, salió desde ayer, hoy he
pasado muy angustiada y no sé la razón. ¡Por favor repórtese pronto que la
angustia es como una espada en el corazón!, y Kevin regresó como caballo
descansado al otro día, con cara pálida y sonrisa de tiburón, falta ver sobre
cuántas peñas trepó, o si brincaba sobre la misma loma de sus ardores.
Enviaste
entonces una melodía, en tanto mis afanes descubrían mi rostro ante los que de
mí reían, y aunque no creas, escucho los
aromas de soles, de fa, re, mi, bellísimo, y dedico la música a mi madre
preciosa que nació un 12 de febrero de cualquier año, pero que nunca se mudará
de mi corazón, ella es el hilo que sostiene mi cometa, y la música del ayer que
permanecerá en un hoy para recordarla.
Inicié
a declamar mi amor, le hago fieros a nadie, me doy por enterada, pues a mí, tú
nunca me dices nada, pero igual te quiero más que a todos, porque eres mi
caballero andante, habitas las montañas de mis pechos, y te escondes en los
llanos, donde mi ardor en versos blancos te llama.
En
ésta carrera loca de sueños, advertí la fría montaña de éste tiempo, todo era
pálido, me gustó, para escribir en esa sábana un sentimiento de cariño, de
aprecio, de amor sincero, y florecieron todas las rosas, todas las flores
temblaron con el beso de una sábana fría,
que las resguardaba para el fuerte sol que se acercaba, y hallé mi jardín en
ti, ¡es que las mujeres no podemos vivir sin las flores!, me di cuenta que
multiplican el amor, y que el jardín parece una eterna sonrisa en el rostro,
como el músico moreno que canta como una estrella, y ríe como una cascada.
Doblé
las rodillas, otra vez levanté el rostro, sólo pude declamarte unas letras a lo
que mis ojos podían ver, pues nadie podrá jamás ver su rostro perfecto, ni por
más santidad o diablura que imagine poseer.
Tu
belleza intocable es lo que te hace mi sol preferido, y en esto golpearon a mi
puerta, con una advertencia en mi interior que me asustaba: Cuidado con
aquéllas personas que llegan a tu puerta a recoger chismes y luego los esparcen
como si fueran semillas de trigo, pavor le tengo a lo oculto del corazón, ¿cómo
podemos confiar de quien se ríe de ti a escondidas?, por eso mejor adivinar en buen tiempo quiénes
son los buenos, para en los difíciles volverlos a reconocer, pero no aprendo,
sigo siendo la ingenua de todos los tiempos y vuelvo a caer.
Me
deprimí como es costumbre, debo estar enferma, y ese dolor lo curará el tiempo,
o el silencio, porque desde que tengo memoria, la tristeza se aposentó en mi
casa y se quedó por siempre, y aquí me di cuenta que era bella, pues permitía
que hablara el alma, cada detalle en cada rincón es un poema, cada beso de la
primavera que aguarda de rodillas una mirada, y entre las rocas, esperanza y lujuria, ánimo
de gorriones al paso de una coral, volví a repetir los mismos pensamientos que
tal vez quedarán en otros poemas, ¿cómo lo puedo adivinar?, mi día es un verso
corto, anhelando que termine en la boca de un amor real.
Con
éstos paisajes tan bellos, la mirada se llena y el espíritu vuela sobre sus
bosques, seguí pensando, doblando los pensamientos, uno sobre otro, el sendero
por donde transita nuestra alma ha de ser bello, ¡ten fe!, no desaparecemos,
nos volveremos polvo de estrellas y brillaremos luego, eso cre, pues he visto
luces en los rincones, hablo con German y enseguida salen ellas brillando ante
su voz, para conmoverme aún más ante lo inexplicable de algunos acontecimientos
de la vida.
Luego
en mi sancocho de letras digo: ¡Me voy!... ¿pero, hacia dónde?, vivimos en la
prisión de huesos forrados en carne que
no es nuestra.
Nos
iremos, es seguro, cuando ni huesos, ni piel, ni carne... ¿tiene sentido?, ¿lo
tiene la bruma que arropa al bosque?
Un
continuar diciendo incoherencias se vale, mientras tanto, permitiremos cantares
de niños pequeños en lo blanco de la
existencia, pues promete una página, por un segundo más.
Después
de tanta vaina, de mentiras que se arropaban en gritos que no escuchaba, la
amistad se quebró como un huevo podrido que me salpicaba, ocultos en sus
marañas, ¿a mí qué podrían contarme?, era solo una estúpida de quien se podían
reír a su antojo, y volver público cada uno de mis pensamientos, ¿en quién
confiaba ahora?, la amistad voló también, me seguía dañando el mundo y su
falsedad, y entonces tomé las riendas de mi vida para alejarme de todos,
conmigo estaría a salvo y con Él, quien me dictaba cada segundo una letra, me
dijo que debía felicitarlos de verdad, y
solo pensé: Que sean felices a su manera, si en casa no encuentran lo que
necesitan, gente así nunca se llenará, la traición deja un espejo de agua en el
alma para llenar el mar, estamos poetas los venados, la traición nos permite
volar espacios tan inmensos, pero sí, ¡bien por ellos!, al fin encuentran la
felicidad que es como la ortiga que pica y rasca, pero nos gusta, que nadie
dañe el amor, me di un baño con miel, lejos de todos, para no perturbar el rincón donde se abrigaban
las pasiones, y empecé a buscar el alar donde nace la poesía, y mi amor me
abraza con la infinitud de sus alas.
Hallé
al traidor borracho y de vómito hasta los ojos, grita y grita por lo poco que hace, ¿quién
uniría la sensibilidad con la espada?, y rogué para que pudiera tener mi
espacio de nuevo, aquí en la soledad, donde sólo cabe el sentimiento, ¡que nada
dañe a la flor que necesita riego!, ¡que nadie perturbe el silencio!, sólo el
cantar de las aves prisioneras como yo, que penden de un solo árbol, del viejo
árbol que resucitó, después de tanto dolor y odio ajeno.
Al
hombre traidor le asquea lo que tiene en
casa, así sea lo mejor, entonces para nada el pavor, si tengo a mi hermoso
lucero, que cada día como un sol llena
mi vida de fantasías y magia.
Se
visten con galas nuevas, los perfumes caros rondan, las sonrisas se bendicen,
¿será por el diablo?, pero están benditas, el brillo en los ojos me habla de
piernas abiertas, de lenguas que se mecen como las hamacas de Yabel en el mar,
y las hojas que caen, y caen, para volverse bailarinas al paso de la corriente
de un río más propicio, luego callan, una a una, despaciosas, para esconder al
navegante perdido y protegerlo un rato, bajo su pálida existencia que no tiene
afán.
Corría
ahora, tenía prisa y pensé: Ya no hay inquietud en mí, eso era cuento del ayer,
ahora era la sombra del gran árbol sobre mi vida, y con ella me bastaba para
estar tranquila.
Con
sus harapos, el carnero sabe hasta dónde trepar, y la montaña lo deja a
veces, en raras ocasiones una pata se
enreda, y cae al precipicio buscado por sus ansias, pero se vale el ardor de un
día, para lo que es la existencia del hombre.
Imaginé
entonces cuando pasaba la brisa y besaba mi boca: ¡Hermosa obra!, le escribiría
a esa brisa que se lleva la vida poco a poco, y que nos mantiene a pesar de
todo, como pequeñas cometas, pegadas de un sueño.
Vi
sus óleos maravillosas, ¿por qué no vivo siempre doblada?, pero levanto el rostro
airosa, soy soberbia y altanera, la bajaré ante Él, pero la estúpida humanidad
me mantiene muy herida, sanaré con la gente sabia, la que no grita, desespera
ni humilla, cada vez que quiere lucirse ante los demás, para envilecer a quien
confía y entrega.
En
cada obra el pintor se entretiene, parece que la vida se escondiera en el mundo
del silencio, que el mar flotara y las hojas, coloradas fueran, al beso suave
de su aliento.
Parece
que el alma al fin se desprende del cofre cansado y abatido, el dolor pasa, alas de nieve, de espuma,
inspiran al poeta y al cantor con sus creaciones, siempre termino hablando de
Él, no lo comprendo, ha de ser que pastoreo en su bosque perdido, debe ser que
me busca y al fin me dejo encontrar con un balido fuerte, creo que su corazón
me invita al descanso para que llene desde mi propio encino, las hojas de mi
árbol, y luego, después, las conozcan, pues no para todo el mundo son los
tesoros del alma, se dice que no dar a los puercos rosas, ¿pero qué son los
puercos más que una palabra inventada?, si les damos desperdicios eso comerán,
pero si les damos amor, se volverán niños mansos y arrodillados, pues el amor
en vez de volvernos soberbios nos ha de poner de rodillas,
¿Cuánto
dura la felicidad?, un parpadeo, pero se vale, es la búsqueda de cada día.
Vi
tus ojos y pensé: Sólo tus ojos negros
pueden iluminar lo pálido de mi existencia, y también se bendijo un amor,
sonreí, ahora mantengo una tímida sonrisa, la ilusión de un algo diferente,
callado, sumiso, esperando sea propicia el viento perfumado a pino silvestre,
admirando cada roca en el camino, bendiciendo cada espina en la mirada, en
medio de todo, del árbol salió el pájaro más lindo que jamás había visto,
prisioneros se quedaron los dorados, pero cantaban, ¿será que lloran?, siempre
me ha inquietado que un ave prisionera siempre canta, ansían la libertad,
cierran los ojos y lloran, pero su llanto es un divino cantar.
Cierto
día, a uno de ellos vi salir libre, partió, parecía muñeca de cristal dulce y
plena sin dolor, y llegó a un sitio donde entre música de arpas y alabanzas fue
recibida.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 15/15
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DANILO Y LA SOMBRA [79]
DANILO Y LA
SOMBRA [79]
Doña
sombra ha llegado a casa, viniendo del cementerio y al rato mi bebé; un poco de
algodón, seda fabricada con dulce ternura, espera a morir entre mis brazos y su
mirada/puro amor en derroche, se quedó prendida de la mía ajustándose al frío
de la noche, y sin importar lo dejé en el poema anterior, jajaja! igual da dijo
Barbitas, ¿cuánto durará el día y cuánto la noche?, el tiempo no existe, así
que sigamos rojos de la ira o pálidos por ignorantes.
Mujer,
¡cuántas patadas recibimos!, pero aun así tenemos agallas para gritar en medio
de la palidez de un mundo lleno de crueldad, somos la sombra perfumada en medio
de los rojos que se extienden en las llanuras del descontento, pero se esgrimen
espadas en la lengua, y venenos en el aire para matar la vida, que resucita de
nuevo entre gajos de limonares, como hembras servidas para el pasajero, sin
pedir nada, entregando de su corazón oro y perfume, tomado entre besos dulces y
cariños de alas, que se mueven con prisa y afán desconocido.
Las
sombras, el color, aunque todo parezca
blanco, no hay grises que no se utilicen, ni flores que no se amen.
Gracias
por tanta belleza, le dije al bosque, pero la sombra tapó mis ardientes palabras,
ellas no las necesitaban, sólo requerían de una sola letra para seguir, ¿acaso
no lo adivinamos cada segundo?, nuestra sombra apaga la de arriba, mueren los
árboles, los martirizamos antes, secamos su tronco con agua hirviendo y
veneno, para que sea silencioso, y echar
la culpa al comején de la ignorancia que corroe nuestra mísera existencia.
Magia
en la paleta, esa era la sombra que veía, como el desteñir de las nubes en el
ocaso, y al movimiento del brazo, aromas y destellos de un amor más grande que
nos bendice, eso dije por ahí, y la paleta continuó a pesar de mis inquietudes,
las nubes corrían aprisa y la fuerza
invisible que mueve nuestro pulmón, era la responsable de sus vidas llenas de
magia y encanto, estalactitas que caían al beso del destino para mojar mis
propias lágrimas y humedecer a besos, la carne del malvado, ¿estoy ahí?, que me libre la sombra de lo
alto, de todo lo de abajo.
Él
en medio de todo me regaló el océano de sus ojos para contemplar el sueño de
ser feliz, y estuvo también ahí su paleta, la real sombra divina que acude al
encuentro de cada pavesa, somos brizna de un incendio, nos quemamos unos a
otros, nos ardemos, nos matamos, y a pesar de todo, la sombra nos persigna con
una bendición, con otro día, con un nuevo desayuno sobre la mesa.
A
ratos pálidos, nos duele el estómago pero se nos regala la noche con una torta
inmensa adornada de estrellas, de las que pedimos trocitos, y los comemos en
versos que juntamos y volvemos sábana inmensa, para que las estrellas de abajo
puedan brillar como las del cielo.
¡Hermoso!,
que no olvidemos el detalle del mirlo al regresar al mustio árbol, ni las gotas
de rocío que se vuelven diamantes al sol, nunca se olvidará cuando la última
hoja del árbol de la vida se junte con las que se fueron primero, y también te
lo dije, escribiendo a mi tesoro, esa sombra tenía perfume en mi existencia,
tan rara a ratos, ¿qué me sucede?, sólo tristezas parecen abonar mi huerto,
pero también esa inquietud vuelve inmensidad la pradera, donde la poesía se
crece con alas de cóndor, ¡y se levanta altanera!, hasta besar las estrellas y
comerlas una a una.
Luego
la sombra entonó una melodía, música como
la oración más perfecta de todas, paz, armonía, el corazón desgaja
flores y los azahares perfuman, tan dulce, como la voz del cantor en el
llano, y también ahí pasó la paleta, mi Pintor llenaba de gracia mis días y no
me daba cuenta de ello, inicié a escuchar todo, eran palabras dulces de poetas
solitarios que rogaban al cielo un trozo de amor, y el amor caía cual aguacero
sobre el desierto.
Tocó
las fibras del alma con esos retazos que se parecen a nuestra propia existencia,
y los caminos andados entre tropiezos, caídas y manos en el camino que nos
ayudan y levantan, y otras que nos vuelven a lanzar con sus patadas, me
permitió saborear la boca de mi madre, a tierra, a sal del mar de mis ojos que parecía
manantial presuroso, para secar del poeta sus ansias y convertirlas en
realidad, y la sombra se volvió luz al fin.
Estaba
corriendo ahora, ¿para qué tanta prisa?, pero corría y corría y ella detrás de
mí, como mi perrito Danilo, hasta que al fin calló cuando su mirada triste se
enredó en mis ojos, y los míos, se fundieron en el silencio de su fin.
Mi
carrera intensa parecía terminar, pero otros luceros esperaban una mirada, otras
pieles ardían en la pradera…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 15/15
©10-498-459
SONIDOS [78]
SONIDOS [78]
Escuché el
cantar de mi amor, y todo se llenó de sonrisas, ha de ser que hoy llevo un poco
más de prisa, pero en medio del ruido de afuera, me importa lo de adentro, y
ahí estás como un pichón en su nido, buscando la tibieza de cantares y letras para quien no es impío.
¿Será verdad o
mentira?, ¿puede el amor enrojecer tanto nuestra piel y hacer brillar la mirada,
aunque estemos tristes y dolidos?, ¡qué poder tan grande tienes, mi alfombra de
oro y miel, panal rico en dulzuras para mi corazón...
¿Estás ahí?, pareces
la ausencia de brisa en el pastizal, pero al llegar el vencejo azul todo se
llena, aves de paso, es la vida igual, sonrisas hoy para llorar mañana.
Te busco y corres,
te acercas y quiero tocarte, más luego, un algo desconocido te lleva en sus
alas para estrellarnos entre las rocas de un destino a veces tan extraño, que
preferimos enmudecer como las rocas, ansiando sin sentir, el beso de las olas o
el castigo de su furia.
Un nuevo día es
el premio del árbol, para los que estamos aquí, ¿vale la pena ver su mano abierta?,
dulce hoja bailarina, color a trigo seco o rubí, de fiesta en el bosque se hicieron el
amor las aves del paraíso, y una orquesta llena de magia hizo callar sonidos
agudos, para que el amor fuera el principio y fin sin que nada duela.
Los sonidos de
la mentira me dicen que me aleje, alguien ríe de mí y ni lo imaginaba, quienes
debieran alzarte en brazos se burlan de ti a escondidas, se proclaman amigos,
¡qué falso el universo!, me hieren sus risotadas, y los silencios gritan la
verdad más dolorosa, que no tiene para nada el promulgado olor a rosas.
No estoy, me
alejo de lo que me cause pena, me encierro en mí para pensar en ti, espero seas
verdad en medio de tanta inmundicia un alivio a tanto dolor junto, y me atrevo a comulgar poemas contigo, siendo
acaso lo único que no lastime más éste corazón que ya no tiene fuerzas, ni
siquiera para llevar su corriente pálida hacia mi propio mar profundo.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
©10-498-459
MIS PIEDRAS [77]
MIS PIEDRAS [77]
Hallé un trozo
de mi suerte en el ámbar de tus ojos
bailando la
luna para mí, globitos de cristal es real,
abriendo su
boca entre perlados sueños
cual ostra en
el mar.
Cornalina
hallé en tu corazón
encendiéndose
ante el fuero de nuestro amor
de Sadoine, de
Santiago,
del cielo, de
las estrellas
concedidos
poderes para ti en mí.
Rodonita en tu
piel de caramelo
cambiante solo
a la caricia del viento
sin variar de
su alma el interior.
Amante mío,
rubí en la espesura de mi sangre
siendo fuego
en la boca de un volcán.
Pestaña mía en
el centro del sol
sin parpadear
siquiera, te declamo mi amor.
Y ella, me ha
robado el ágata en sus ojos
cual musgo
fresco prendido de sus rocas,
pequeñas
laderas donde un girasol se provoca
pegando sueños
de espinos
entre quimeras
antiguas y esperanzas de mañana.
En la
turmalina rosa de su boca
un esposo
bueno arregló todas sus penas;
a punta de
besos y versos de risas,
de carcajadas
al despuntar el día
y un poco de
llanto al llegar la noche.
Y al fin, en
la esmeralda
que como gota
de aceite
pendía de sus
ojos,
brotó
cualquier día el manantial
quedándose en
mi vida por siempre el mar,
siendo tú la
roca que aprieta mi garganta
haciendo mi
carne de pasión temblar.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
©10-498-459
SOMBRAS [76]
SOMBRAS [76]
Para tanta sombra,
mi roble es una bendición.
Hay pollos que
se creen de galpón muy fino
más fina soy yo,
que me conozco el llano.
La hipocresía
es el vino más servido
parecemos
burgueses con arandelas de fique
y a todo bobo
le contamos que son de oro
con
incrustaciones de rubí.
Damas
encopetadas y vanidosas
diciendo comer
caviar,
cuando
tragamos lombrices
y con sal las
solemos adobar
Sombras van y
vienen,
¿amigos?,
pongo en duda tal palabra.
Amigo el
vencejo azul
que llega a la
montaña más alta
fabrica su
nidal allí
para que nadie
lo robe.
Y a pesar de
todo, ¿lo sabían?
hasta sopa de
nido cagado hacen,
trepan como
cabras a las oquedades
y arrancan con
pasión sus almas.
Luego, en
vajillas de oro y cristal las sirven
¡idiotas!,
vendiendo cara la mierda
en vez de
vivir con más ganas
dejando que
las golondrinas sean
esos cantares
que alegran las mañanas.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
©10-498-459
COMO UN NIÑO [75]
COMO UN NIÑO [75]
A veces nos sentimos así, como un niño,
desprotegidos en medio de violentas y grises aguas, pero la providencia es como
un beso de madre cuando nos sentimos perdidos.
Hallé olvidado mi juguete caro, lo encontré en un
bosquecillo blanco de letras, hablaban las hojas secas de cada día, y repetían
versitos alegres los pájaros en las ramas.
¡Mi payasito amado!, ¿en dónde estabas acaso?,
¿quién te había tomado?, ¡cómo han dañado tus brazos!, tus ojos ahora tienen
una sombría huella, te han herido con espinas de cardos venenosos, pero estás
todavía, y me importas por lo que eres, mi amor hermoso, regalado en una
navidad por un oso hormiguero que abrigaba mi existencia.
No pudieron partir tu corazón, ahí estaba completo,
y pensé entonces que los sueños nunca terminan, que cada día hay uno a la
puerta, pero no sabemos el momento de realizar alguno, pregunté: ¿cuándo
terminarán las ilusiones para poder realizar aunque sea una de ellas?, y ahora mi pequeño sueño de encontrarlo estaba ahí, en ese
bosque de nieve con tus ojos y tu boca, con tu corazón tan rojo, como los
primeros brotes de la primavera.
Escuché un sonido mágico, la dama dormía entre flores, las
notas dibujaban la candidez de un sueño entre luces, como espumas que soplaba
un ángel por un pitillo de lágrimas, y ella ahí, escuchando esos sonidos y
pensando en él, mi payasito perdido; ahora
estás aquí, navegas conmigo en la misma barquita de cristal, pero la providencia
nos empuja cada día más y más, hasta que se junten los sueños de nuevo, en un
verso de amor.
Y pensé en Él cuando escuché las ocarinas, al tocar de las
manos una guitarra, la música española rebotó en medio del silencio de un nuevo
día, y me di cuenta que antes que el amor, Dios creó la música, y cuando quiso
fabricar el amor, se dio cuenta que estaba flotando en un pentagrama en color
negro y blanco como el principio y fin de todo, y luego el sol resucitó todas
las melodías que iban y venían con los dedos que impulsaban el teclado, o
soplaban en la ocarina besos y fantasías.
Aquí palidecí un tanto, para seguir pensando en ti, para que
mi piel recobrara el perdido color de las rosas blancas, y fuera para ti una
encendida mujer, cual orquídea abierta para el cantor que bate sus alas, como
un ventilador sobre su rostro.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
©10-498-459
COMO UN PARPADEO [74]
COMO UN PARPADEO
[74]
Y se fue, no
hubo tiempo para más llanto, se enjugaron sus lágrimas, la madre estuvo ahí en
su despedida, y al llegar a casa hubo fiesta de aves en el bosque y su nueva
vida inició en medio de cantares felices...
¿El dolor?, ¿qué
es eso?, le preguntó a las aves del camino, en tanto corría como gacela veloz sin estrellarse ni tropezar con nada.
Doña
sombra ha llegado a casa, acabo de llegar del cementerio y al rato mi bebé, un
poco de algodón, seda fabricada con dulce ternura, espera a morir entre mis
brazos y su mirada/puro amor en derroche... se quedó prendida de la mía y
ajustándose al frío de la tarde.
Así
fue, como un parpadeo, el relámpago de la vida tornó en llanto la primavera, el
rayo fustigó la pradera y quemó el árbol más joven y al más frondoso lo arrasó
la lluvia fuerte que hizo camping en la montaña y se abrazó de todos los
heridos que en su camino halló.
¡Abrázame!,
lo gritó con la mirada, dame de tu mano a beber una gota al menos, tengo sed de
vida, me desprendo de la inmundicia de la carne para ir luego a la sombra de un
encino, habitante de gajos de colores al pasar el iris y besar sus hojas
pálidas.
Luego,
así sucedió tal como lo cuento, ovejas grises y negras empujaban a las
blancas hacia un barranco algodonoso
hacia donde se fueron todas juntas, no
había montañas, ni rocas, ni espinas, no se hirieron con nada ni nadie las
hirió, sus algodones se disolvieron con la brisa, así como ahora me disuelvo de sus vidas, en un leve parpadeo de amores y
sonrisas.
Me
odias, ¡lo sé!, siento que todo era mentira, no hay amistad, es la franca
hipocresía del momento, tan cambiante como las olas del mar, viviendo de
tormentas pasajeras y dejando de lado lo que vale.
No
quiero sino tu parpadeo en mis labios, sal rica en aromas, perfume de bosque
perdido entre blancas nieves, esmeraldas guardadas bajo las rocas, amor, mi
dulce amor de rojo color que se agita con mis venas, brumas del mar penetrando
en la caracola perdida en mi alma, silbido de serpiente ante su presa
temblorosa y asustada, tú mi boca, yo la tuya, tú mi cuerpo en el tuyo al fin, agitándonos
más que las olas, perdidos en el silencio de otro poema más nuevo y
rejuvenecido que las hojas del árbol en mi puerta, mi playa a donde descanso
del bullicio para ser arena contigo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
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MI DANILO [73]
Mi bebé viéndome en el pc
MI DANILO [73]
1.45
Pm, feb 24/15, después de llegar del cementerio fallece Danilo, estábamos en el
velorio de una lady hermosa, una dama a quien el infortunio trajo aquélla
maldita enfermedad llamada cáncer, y la invadió ante la impotencia de todos, su
vida maravillosa y su obra de amor el Señor la conocía, y por tal razón diría:
¡Basta de trabajar!, te regresas a casa de donde jamás debiste salir amor mío,
y Esperanza acató con una sonrisa la voluntad divina.
24
febrero 2015. Q.E.P.D., Danilo el amor más sincero y dulce
que rondó por mi casa por 7 años, dicen que los miniatura morimos pronto, ¿será
verdad?, lo creo, sus ojos divisando los luceros de los míos, así como ésta
fotografía quedó en mis brazos. Sólo para dementes como yo.
Llegando
del cementerio pálida y triste, pero anoche tuve un sueño, decía Dorita, yo
también lo tuve, dejé en manos de Dios a mi angelito, a pesar de ser una mujer
perversa y muy mala, le preparé sábila con miel, pensé: Si para los humanos sirve ¿por qué no para
ellos?, dejé la imagen de una santa bajo su manta, Santa María Bernarda Bütler
fundadora de la congregación de las hermanas franciscanas, y con fe pedí lo
mejor para mi angelito.
Hace
un momento una nota de una amiga con su pregunta, de cómo estaba el bebé, le
dije que bien, comió al fin, lo bajé y hacer del cuerpo, estaba muy feliz por él, se
salvó, y con enorme alegría lo subí de nuevo a la cuna, no sin antes vernos a
los ojos, la verdad era un amor incondicional, mucho más que con los seres
humanos, somos castigadores. Un chillido agudo al voltear, lo trajo a mis brazos, y ahí se quedó, con
los ojos abiertos viendo al sol más divino de todos.
Descansa
en paz cielito mío, Danilo, allá en ese sitio se acaba todo dolor y pena. Lo
amé y mucho, su presencia en mi hogar fue solo de alegrías, pero también
enferman y mueren como nosotros, sin que podamos hacer nada, ni por todo el
esfuerzo puesto en su recuperación.
Allá
se encontrará con Sarita, la madre, lo
creo, ahora le hablo a la sombra que siempre me seguía, y siento su presencia
de ángel rondar por aquí.
Es
todo...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 24/15
©10-498-459
AMO TUS MANOS [72]
AMO TUS MANOS [72]
Amo tus manos
porque bendicen mi vida,
acarician mi
lomo y puedo pastar libre en la llanura...
Más temo un
mañana, siento temor del tiempo y sus espadas,
es un algo que
no puedes ver,
pero que otros
sentirán en la mirada.
Amo tus manos
porque acarician mi cruz
señalan un
punto fijo en el universo,
a donde estaré
contigo a la par
corriendo
como luz sobre las palmeras
o masticando
praderas otra vez.
Amo tus manos
porque no me lastiman
más hay un
algo que me duele y te hiere.
Por un puñado
me venderás, ¿qué haré?
ni correr
puedo, ni gritar… /¿adivinas mis ojos?
Si buscas ahí,
sabrás que te guardo
como a la niña
perdida en el llano
por quien te
imploré.
Amo tus manos
porque no serán mi verdugo
a pesar de
todo me dejaste pastar;
dulces mieles
tomé de las praderas,
te di
lametazos diciendo te quiero
para entregar
con dulce calma mi vida
por ese loco
anhelar más.
Algún día,
cuando el hombre me vea como él
se parecerán a
mí al retornar al llano
¡de donde no
me iré nunca jamás!
Nuevamente te
reconoceré entre todos
y amare lo mejor de ti:
¡tus manos!
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
febrero 27/15
©10-498-459
EN TU MIRAR [71]
EN TU MIRAR [71]
Ahí se coló mi alma
en ese mirar tan tuyo,
profundo y claro como un lago.
Cierta vez quise ser como tú,
alardeando de ser un ave
volé hasta el árbol más alto.
Luego, quise ser águila y levanté vuelo
para estrellarme con un ave de metal
que como un rayo me lanzó al suelo.
Aquí soy una perdiz de barriada,
toco tierra y labro esperanzas,
contigo tan solo a la distancia.
En tu mirar oscuro busqué un poco de paz
la hallé sobre la roca más alta,
¿alimentabas gaviotas aquélla vez?
Abrí el portal de mi corazón para ti
y aquí estás, y estoy yo
viéndome en ti.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 28/15
©10-498-459
ORAR [70]
ORAR [70]
¿Qué oración más hermosa puede existir,
que levantar el rostro y adivinar el sol con su generosa entrega, saliendo con
suavidad de entre las montañas, o imaginarlo flotar como si tocara el mar, y en
su profundidad se tallara?
Orar como lo hacía mi madre viendo
una flor, o doblando las rodillas en amor al sus hijos llegar a casa,
estrellarnos sin heridas en su pecho dolido, con la única queja en sus labios:
¡Mis hijos!, ¡cuánto los extrañaba!
Me gustaría orar con esa humildad de
las cañas secas cuando se doblan como patitas de garza, que esperan la mies en
su vientre, danzando antes, invocando canciones en medio de blancas plumas y
amarillos picos.
Orar es la entrega del pensamiento a
Dios, ¿pero en dónde está Dios?, a Él nadie lo regala ni lo presta, porque en
tu mismo corazón habita, eres parte del mundo, de su Creación, y nadie más que
el paisaje y lo que tus ojos divisen, puede ser Dios, alto como las estrellas
que pueden tocar tierra con su mirada y darnos vuelta, sin que tropecemos,
cambiar el día por noche y el sol por luna en un parpadeo de péndulos, en ese
reloj mágico de la vida.
Oran las aves en sus cantares, de día
y de noche, oran las hojas ante la luz del sol, las flores saben del amor de
Dios al ser tocadas, parecieran sentir el manoseo y hablan con aromas, bendicen
con pétalos, y siguen orando, con semillas que se esparcen, para que los ojos
del cielo las hagan germinar.
¿Esto es orar?... mi iglesia no es de
roca, es de espuma y brisa que viene y va, acariciando tu frente afiebrada y
tocando el frío corazón del invierno donde escribe con letras de paisaje, la
más bella oración de amor para todos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 28/15
©10-498-459
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