lunes, 22 de diciembre de 2014

Y EL PATIO

Con  mi padrino Jorge. 

Y EL PATIO
De antemano les diré que no hay otro, no hubo otro, ni en el mundo, nadie tendrá un patio como el mío, porque ahí cabían todos mis sueños, estaba mi perro Kayser, la princesa de mami que cantaba como un ruiseñor, el tinajo que nos correteaba y nos hacía reír, cuando trataba de orinar nuestros pies con esa cosita que parecía una flor.
En mi patio queridos amigos, anidaban los gorriones, florecían las orquídeas más divinas del universo, no habían otras como las que descolgaban de los tejados en aquéllos días de mayo, ni oraciones más hermosas que las que ella nos repetía al paso de la aurora, ni poemas más bellos que los que brotaban de sus labios, ni navidades más encantadoras que las que vivimos en casa.
¿Qué sonrisa puede compararse con las nuestras?, en aquél patio se quedaron todas, miles de carcajadas, inmensidades de lagos con sus lágrimas con sabor a mar, esas caricias de miradas y ojos, como una ventura y el mejor regalo de año nuevo y año viejo, que jamás alguien haya podido recibir.
El patio de mi casa tenía un árbol, más ese árbol de las vecinas que decidieron matarlo para que sus gajos no regalaran ciruelas a los niños de Pedro, siempre será recordado, al igual que el desconsuelo que nos causó verlo caer, y sentir que realmente nos habían matado a un verdadero amigo, y que los viejos de antes a veces tenían actitudes tan egoístas como los viejos de ahora, o sea nosotros, ¿pensamos que nunca llegaríamos a viejos?, pero no, se nos bendijo con años, en tanto otros se fueron antes de la primavera, ¿por qué será?, nadie comprende esos acertijos de la vida, y como nuestro árbol, nunca pasarán, estarán ahí en el recuerdo hasta nuestra propia partida.
Y el patio, el viejo amigo, donde cabía algo más que todo lo que anhelábamos,se alejó de las casas de ahora, parecen nidos caros donde solo caben las ilusiones llenas de deudas, nunca más casas con patios como el de la nuestra, para reunir familias y amigos cada día, al despertar con una taza de café molido ahí mismo, y para rezar el rosario antes de ir a la cama a reír otro poco, antes de dormir.
¿Por qué recuerdo el patio de mi casa?... no lo sé, tal vez porque llega la navidad y no están los robles que nos dieron la vida, porque hay un nido vacío, los jóvenes no quieren vivir historias simples, ¿qué recuerdos tendrán para mañana?, los viejos de ahora somos aburridos, y nuestros cuentos no les interesan, nos quedamos viendo la televisión, o corremos detrás de los pájaros de cristal, pero no deseamos compartir en familia, estoy segura que no tendrán un patio para recordar, los tíos de ahora no son como los que habitaban mi patio, y la familia era tan diferente... las historias se acabarán, los abrazos no existen, los hijos no desean compartir, los sobrinos son apáticos y parece que levitan, hay una cierta energía que huele a espacio vacío, debe ser porque los viejos olvidamos comprar casas con patios bonitos, y los pájaros quieren volar hacia donde haya más calor humano, debe ser, estoy segura, pero lo cierto, es que no tendrán historias guardadas para sus nietos, y no tengo duda de que todo fue culpa de Jorge por no comprar casa con patio.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 22/14

MI HERMANO PERDIDO

MI HERMANO PERDIDO
Recuerdo que en uno de sus brazos tenía un tatuaje: IG y un corazón... ¿padre yo sé lo que significa ésto, y él solo sonreía, ¿con secretos a mí?, ella se llamaba Isabel García, ¿es la misma profesora de Paloblanco?, siempre he querido conocer a mi hermano, ¿estará todavía vivo?, si alguien lo conoce, no me importa que estemos viejos para darnos un abrazo, importa mirarlo a los ojos y sentir su calidez que tanta falta me hace...
Tengo un hermano perdido... siempre lo digo, ¿alguien lo conoce?, si me dieran éste regalo de navidad, sería muy hermoso, tal vez mi amigaJosefina Plata o alguien de Zapatoca conoce a mi hermano, está dentro de mis sueños, saber de él, lo único que conozco de la historia es que era una profesora que vivía en la finca de mi abuelo en Paloblanco, y que la familia se la llevó lejos, pero también que ella falleció en el parto de su único hijo, mi hermano...
Mi nombre es Raquel, poeta colombiana, reconocida en el mundo como Sheila jajaja! qué idiota soy... seguro que sí me conoce, estará leyendo mis tonterías y dirá: un día de estos le caigo en la casa con un ramo de rosas y le diré: Hola viejita, soy su hermano perdido, y vine a tu puerta a que me regales un abrazo, y entonces no sabré qué decir, ¿qué haré?... sus ojos dirán que es real y sentiré en mi sangre correr la suya... ¿cuántos hermanos tengo?... muchos, pero pocos abrazan con ese amor del ayer, parece que nos vamos olvidando y yo sigo buscando a mi hermano perdido.
Sheila y yo 
Diciembre 22/14 

¿Y LA VIDA?

¿Y LA VIDA?
Y lo mataron, ya sabían que estaba muerto, pero lo mataron otra vez, una y otra vez, y un lago se vuelve amapola pálida, cuando ayer fueron rojos sus pétalos, pero la navaja corta el cuello de la flor, y ella llora lágrimas blancas que el hombre toma con arrogancia, para matar en vida, porque los muertos deambulan con ganas de vivir, pero no hay vuelta atrás... Las amapolas no pueden resucitar después de que han sido heridas... Y los muertos que han probado de su miel, seguirán siendo muertos vivos...
Continuará... ¿para qué grito?... ¿si los que parecen oír se tapan la nariz con veneno y los oídos con indiferencia?... Pero sé que ríen... Por ahora... Porque todavía los campos florecen con esperanzas... Y podrán ver abrir sus primaveras...
¿Tiene sentido?, el mundo es así, una flor que matamos, una niña flor que herimos, una paloma que atropellamos, ayer de regreso a casa me di cuenta que nadie frena por la vida, todos llevan demasiado afán... ¿hacia dónde irán tan aprisa?... ¡frena bruto!, una iguana, un perrito, un pequeño gato, un osito hormiguero... Y para de contar, un espectáculo muy triste en las carreteras... Nadie frena por la vida, porque ya están muertos... sus corazones parecen rocas en el camino, pero tienen más vida las rocas, lo sé, son más nobles y adornan el paisaje, se prestan para el descanso de un caminante, para que una pequeña flor encuentre un resquicio, o un ave un alar, a donde reposar de su cansado viaje.
¿Y la vida?... ¿Qué somos para sentirnos tan arrogantes?, ¿cuál es la velocidad que llevas?, ¿para qué?, nunca llegarás antes que nadie, mejor conduce con cuidado, porque un ángel desea cruzar ese sendero que les impusimos en sus veredas, donde la muerte es el seguro viaje hacia la otra avenida, que llama a verdes momentos que les partimos en dos.
¡Ahhh! ¡Qué tristes y desolados se ven los bosques!, ya no canta el mirlo café en mi árbol, se fue, se lo llevaron, como a las palomas de mi balcón, se les inyectó del veneno que traemos, de ese odio por la vida y deseamos acabar con todo lo que se mueve, pues creemos que todo es nuestro, cuando nuestros no son ni siquiera los suspiros.
¡Déjalo cruzar!, ¿y si fuera un hermano tuyo?... ¿no son acaso ellos nuestros compañeros de viaje?, ¡si los vieras ser!, ¡tan graciosos y divinos mis ángeles libres en el bosque!, pero ni un rincón para descansar, ni una roca para morir… somos los verdugos de éste tiempo, acabamos con la belleza, destruimos la vida que palpita con pequeños corazones iguales a los nuestros, nos creemos dueños del paisaje, ¡pobres idiotas somos!, ¿qué veremos mañana?, nada será igual sin ellos, el paisaje empobrecido, los bosques de cemento con gajos que no quieren vivir, y las aves, los caminantes lanudos que ayudan a morir con dignidad, se van… como las hojas de mi árbol, en un otoño de hojas secas, los obligamos a blanquear la mirada, pero quedan ahí, con ese último salto estampillado en la carretera, y seguimos altaneros, pasamos como si fueran yesca seca por encima de sus almas, esa que nos falta para siquiera parecernos a ellos, los ángeles del camino, de la montaña partida en dos, para que nuestros dragones de metal pasen como si tuvieran vida, roncan sus motores y vomitan iniquidad a su paso.
¡Ríe ahora!, ríe cuando ellos no pueden sino correr, no frenes para que tu carcajada sea más fuerte… “Ser humano”, ¡jajajaja! ríe, ríe como un demente, y sigue matando la vida, para que te sientas orgulloso de tu ser.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 22/14