jueves, 30 de octubre de 2014

GRITOS INFERNALES/ A Charles Baudelaire (5)

GRITOS INFERNALES/ A Charles Baudelaire (5)


¡Estás aquí amante mía!...

Un poema nuevo al salir el sol
Quema ésta tarde, ¡arde en mí!

Soy pasión, llama encendida
Soy tú, desnudo gimiendo como gata en celo,
Un loco vagabundo sediento
Un perro andariego sin hogar.

Pero en ti hallé paz y consuelo
Entre tus brazos de alondra,
Que como un ave al pasar
Me regaló un canto de palmeras
Agitándose en mi piel, veloz.

Viento al fin mi amor,
Solapado y mensajero
Trayéndome un día más
Para bendecir el suelo de tu piel
Rogando más y más
Vertientes dulces, benditas,
Sinuosas curvas del edén perdido.

¡Mujer!, siempre mujer color de hoja seca
Que a mi vida trajiste un lirio blanco
Que se encendió como hoguera
Preñándose en mi bragueta de ardor
Que me llevó bajo tierra
Sin dolor ni pena...

¡Ah! ¡Como duele vida mía, la muerte!
¡Qué dulce fue haberte conocido!
Aquel día, con esa candidez fingida,
Tu desnuda pierna mostrando la oscuridad del bosque
Como niña con los pechos fuera,
Fruta madura, iniciando a perderse en la llanura
Invocó a las fieras del bosque; 
El demonio arañó la carne putrefacta, y fuimos uno solo.

¡Pero no me quejo! ¡Valió la pena!...
Fuiste en medio de mis agonías, válido recuerdo.

¿Existe el cielo?, me lo gané contigo
Cuando toqué con mis manos ese destello
Blanqueando los ojos en tu clímax,
Sintiéndome por ti un hombre verdadero
Chillando y berreando cual toro en matadero.

¡Y me mataste!, me agarraste de las orejas
¡Estaba vivo aún cuando me mataste dos veces!
¡Gracias amor, por el infierno vivido contigo!

¡En verdad que sí!, fue mi ganado cielo
Por habernos visto y juntado en un lago
Tristes y solitarios, vencidos al fin.

¿Fue tan solo pasión?
No lo sé, pero me trajiste la muerte
En medio de agónicos sonidos placenteros.

¡Bendita seas!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 30/14


Para antología a Charles Baudelaire
Alfred Asís 





LAS VACAS TAMBIÉN LLORAN

Torito de Japón. Imagen Internet

LAS VACAS TAMBIÉN LLORAN

Redondeó el sol el bosque
Y contigo se completó el paisaje
Mi burladero amor mío
Estar entre tus piernas
Divisando tú regazo.

Hirieron sus flechas lenguas
Como feroces espadas,
Y te vi sin renegar
Subir con tristeza
Mientras tu cara volteabas.

Tu mugir mi pesar
Y te masticaba en medio de ahogados gritos
¡Escucha!, ¿a dónde acaso vas?
¿Dejarás las praderas desiertas?
¿Quién me habrá de contemplar?

Pero cerca estaba el día
Por mí también llegó tan enorme dragón
Y a empujones con igual porfía
Mi cuello se doblegó.

¿Y mis niños?, ¡Oh Dios!, ¿eres el mismo de ellos?
¿Por qué entonces existe para mí el dolor?
¡Escúchame!, mira mis ojos y ahí encontrarás un grito ahogado
Pero marchó también mi Dios, se quedó en sus iglesias
Y mis estrellas palidecieron en un bosque verde
Donde sus pieles engordaban, ¡qué buen pasto!
Mis hijos su bendición hallarán.

Y ahora, todo huele a muerte
Un olor fétido es un duelo alargado
Donde los buitres no hallarán bocado
Y ellos serán reyes brindando con vinos caros
Copas llenas de mi vida y la tuya
En medio de asonadas y temerosas carcajadas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 29/14

HABLANDO SANDECES

HABLANDO SANDECES
¿Cómo dices que no puedes elevar una cometa si no sacas las manos de tus bolsillos?
¿Cómo dices que no tienes un jardín si todavía no has comprado una semilla?
¿Cómo dices que eres incapaz si todavía no lo intentas?
¿Cómo puedo saber qué hay del otro lado, si no le envío una propuesta al bosque ni espero su respuesta?
¿Cómo sé si en realidad me amas?, el silencio es la voz más fuerte y la indiferencia el peor castigo.
¡Anímate!, voy por el regalo del sol ésta tarde, cuando mi hermana me invite, pero si no hay nadie, voy conmigo, que es la mejor compañía que tengo.
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 29/14

¿QUÉ ME REGALA EL BOSQUE?

¿QUÉ ME REGALA EL BOSQUE?
Estaba pensando en las hojas
Como manos abiertas a una caricia
Semillas rojas, blancas, grises
Florecillas que se desgajan 
Como si princesas fueran 
En sitios tan recónditos.

Del bosque tus ojos negros
Tus manos marcadas con esa M
De Mi amor, así la tengo yo
Para empatar un rosario 
Para imaginar que es la M de María 
O la de la muerte señalándonos en vida.

¿Importa?
Tu bosque me regala tu amor
Eso imagino aquí en medio de mi torpeza
Pruebo un poco de tus cerezas
Mmmm... ¡qué maduras!
¿Así sabe tu boca?
Dame a probar de tu vino
Exquisito sabe en mi lengua
Removida en la dulzura de la tuya.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 29/14

PENSAMIENTOS DE OCTUBRE DE 2014

PENSAMIENTOS DE OCTUBRE DE 2014

Si te ríes de mi dolor porque no puedo gritarlo, ¿por qué entonces pretendes que ante el tuyo, todos nos doblemos?

A veces pienso que dentro de mí hay un payaso que se ríe de mi suerte, pero miro hacia afuera y sólo soy un ángel con las alas partidas, buscando entre las olas del mar, algún consuelo.
La gaviota

¿Quién es?
-Soy yo... tu amor
¿Mi amor?, ¿y eso desde cuándo?
-Desde tu primer grito, ¿lo recuerdas?
Ahí estabas, ¡mírame, aquí estoy! /parecías decir
Y en medio de mi gran soledad, te advertí.

Y entre el paisaje de rosas flores
Algo se acerca, ¿un vendaval?
No lo deseo cerca de ti
Tal vez sea un anuncio de copos blancos
Que disfrazados de niñas
Pronto cubrirán los rosales
De tu jardín...

Quise escribir un libro, pero ya estaba escrito en el aire, entonces quise brillar, pero el brillo estaba a mi alrededor, ¿qué era yo en medio de la inmensidad?, una luciérnaga se dobló en luces y enmudecí en medio del trino de una golondrina, tan solo una golondrina que alguna vez deseó ser cóndor... y que como una estela divina el cielo cruzó...

¡Qué bella ésta melodía!, si alguien me la dedicara más me enamoraría de las flores, de las hojas secas, del sol, de las estrellas y de ti vida mía 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 30/14

MANDARÍN ME AMA

MANDARÍN ME AMA
No hay lugar a donde la gracia de Dios no llegue, no todos viven como aparentan, pero todos necesitamos de otros, por lo menos ahora necesito volar hacia tu lago, que me dejes entrar a tus aguas cristalinas.
He pasado días de soledad, mi amor es un ave dorada, sencilla, muy silvestre y campechana, pero la amo y ansío sobre su lomo estar.
¿Quién será ese que me mira en mis propias aguas?, ¡qué magníficos colores me regaló!, ha de ser que sabe que el amor entra por los ojos, ha de ser que mi pintor buscó los colores más intensos para que ella aceptara mi amor.
Y me voy, son profundidad éstas aguas, terciopelos verdes, joyas forjadas en lágrimas... ya llegará, como la lluvia en el instante; y un artesano armará en el cielo una estrella tuya y mía, para vivir éste sueño loco para dos.
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 29/14

EN LA BARCA/Sueño 291014

EN LA BARCA/Sueño 291014
Al subir a la barca todo era diferente, nada como lo prometido, era inmenso, salones y salones con calles destrozadas, todo en ruinas y los piratas nos veían con un ojo que parecía de cristal, y con el garfio en su mano, no importa si izquierda o derecha nos invitaban a pasar, aparentando dulzura que se había perdido,pues en las muecas desdentadas de sus rostros nos indicaban que sólo eran prendas del diablo.
Lloraba porque nadie quería estar conmigo, me puse rebelde con Sonia y Socorro, ellas me habían prometido estar a mi lado, y ahora me abandonaban, Sofía y Myriam querían con Dorita, y a mí me dejaron como a la gaviota, en medio de la tempestad que se avecinaba.
Inicié a correr mientras ellas me llamaban de mala gana: ¡Está bien!, con nosotras, ahí cabemos todas, pero ya el mal estaba hecho, los callejones oscuros eran una invitación y me perdí, huí del mundo entero para encontrarme en algún sitio moreno, en algunos brazos color tierra muy torvos, que volvieron ruinas lo poco bueno que todavía habitaba en mi corazón.
Quise bañarme pero el agua era roja, quería quitarme el sucio de mi existencia y quise volar como las gaviotas, pero ellas huyeron, se alejaron, me enseñaban tal vez la lección más fuerte de mi vida, pero sobreviví cuando el barco encalló, las rocas ajustaron su vientre asqueroso y el de los marineros, y a mis hermanas no las volví a ver en el recorrido.
Decía haría un reclamo, porque nos ofrecieron un barco moderno, bello, inmenso, allá soñaba un encuentro con el amor, ¿pero en dónde estaba el amor?, al bajar en medio de los gritos y el ruido, un trozo de madera me acercó a la orilla, era una playa tan dorada y bella, paré de correr al fin, era un mar tan apacible que su quietud invitaba a la contemplación, las aves iban y venían y entre sus picos un dolor se consumía, una tristeza viajaba hacia otros mundos donde no existiría más la tristeza.
¡Qué bonitas palmeras!, ahí estaban... era todo lo que anhelaba, tan cerca de mí, cerré los ojos cuando el sol apareció, me envolvió en su mágica luz y empecé a volar, hasta que me volví gaviota blanca escondida entre las nubes.
Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 30/14