sábado, 11 de octubre de 2014

EN VICTORIA

EN VICTORIA
Si, y la V de la victoria, cuando caminamos directo al amor, que es cada hoja seca en el camino, y conjugamos versos como las aves en el cielo, trinos que endulzan la vida, en medio de un paisaje ocre y dorado, las grises nubes, tienes razón, pero al momento del sol serán vestidas de oro, de púrpura, ... para desteñirse al rato y volverse melancolía...
Caminamos y caminamos ¿nos cansamos?, si es en tu paisaje no hay cansancio, la libertad divina, sin éste dolor de cabeza de a ratos, siempre en ti pensando, como una perdiz en los secos prados, y permanecer oculta, pues el depredador acecha, mimetizada entre el oro de la vida y lo pálido de las cascadas.
¿Adivinas mi amor ésta locura?, tengo tres pollitos, fueron de pequitas negras, pero al reventar, una sensación a inmensidad llenó los ojos, como cuando llegamos a nuestro hogar después de muchos años.
Se han crecido todos tus potrillos, el caney ha sido cambiado, un techo de palmera cubre el cielo, la luna, se mudó hasta mi ventana para verte y sentir frágil consuelo, que en un parpadeo se vuelve oscuro, y regresan las pesadillas de dientes que caen, y de nuevo pienso que alguien morirá, una persona cercana a mi corazón, no lo sé, te veo caminar por la carrilera sin miedo al tren que viene tan veloz, alguna vez lo hice, y casi fallo, la providencia me empujó con fuerza, una tosca mano de campesino me vio, casi que suicida, perdida viendo árboles y escuchando trinos, y hubo celebración, mis manos dolieron y mis pies de nuevo me hicieron levantar, y estoy aquí, apresando un nuevo día, con otras sorpresas que tal vez no duelan como las de ayer.
Te dejo un poco de mi locura, un poco de esa vieja melancolía que me une a ti, en una pared en blanco, necia siempre pero amándote en silencio y deseándote victorias inmensas en cada amanecer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 11/14