viernes, 27 de junio de 2014

OJOS

OJOS [103] L3R

Al describir los ojos de Myriam ¡qué tristes son!
como hondas aguas donde la luz no penetra,
y el cielo se hubiese oscurecido con temor.

Sofía pinta ojos negros alcahuetes
se conjuga el amor como un verbo,
y tiene ganados a los luceros de la noche
donde callan los amantes,
y suspiran entre sus broches
tristes ojos verdes.

Los ojos de Dora, son tímidos y coquetos.
Decía mi padre que los más enamorados del huerto,
tan mansos como los de un gorrión cuando la lluvia
y tan llorones cuando se hieren.

Raquel ya no tiene ojos
se los llevó una madre para el cielo,
los suyos son verdes cometas que se alejan,
para buscar entre la mirada de un cóndor su consuelo.

Socorro tiene ojos café soñadores
siempre enamorada de la vida,
deseosa de la pasión que huye en otras naves,
pero que hoy ,se quedan prendidos de pequeños faroles
que llegaron desde un vientre a iluminar su vida.

Los rasgados ojos de Olga han llorado mucho,
sus mieles confundidas miran de un lado a otro
pero se quedarán entre azules nubes
viendo a una gigante ave de metal.

Los de Sonia, enormes y negros ojos,
aquí el amor se fundió con la luna llena,
se copió la dulzura de un poema
y una gaviota de grandes alas lo repite,
danzando sobre la roca cuando los ve pasar.

Pero los ojos… los verde esmeralda,
los ojos de girasoles vivos en su fondo
donde pequeñas pecas parecían montañas
y lagos inmensos la mansedumbre de la vida,

Esos ojos volaron de mañana
se quedaron en el silencio de un amanecer,
y tiemblan en las noches, cuando el cielo se oscurece
copiándose de luciérnagas que levitan
bajo la sombra de los míos,
cuando los quiero recordar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 9/13



MARÍA

MARÍA L3R

El pasado no retorna, pero los recuerdos permanecen
como una preciosa melodía,
que escuchamos una y otra vez.

Regresa el ave a su nido cualquier primavera
los brotes de las rosas,
tan parecidos, tan iguales, tan repetidos.

Los ojos que tanto nos amaron y amamos;
la bondad tiene olor, y sabor, que siempre retorna
como un colibrí tras una orquídea.

Y entre la mansedumbre de un cordero
tu sonrisa, como suave lluvia,
como sonido de campanas que vienen y van.

Regresa, sí... el amor y el dorado de los toches
cuando advierto tu figura tierna y pura
y recuerdo que no estás.

Raquel  Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 27/14


MI NIÑO

MI NIÑO [91]  L3R

Al escuchar la ocarina vi a mi niño
Danza descalzo sobre los cardos, y nada le hiere
Corretea sobre el sol ardiente y sonríe
Se apartó del mundo, y es feliz.

Acabo de escuchar la voz de mi niño
Tiene alas de canario libre;
Alguien abrió su pequeña jaula
Y anida sobre un níspero, cargado de frutos.

Mi niño grande tiene novia
Lo persigue la lluvia de mis ojos
Lo cercan los besos de una madre
Y lo hacen sonreír los sueños de su padre.

Mi niño toma rosas con sus manos
Nada las hiere, nada lastima
Levanta vuelo como una cometa
Y se descansa sobre la luz de la luna.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 13/13



MI CIGÜEÑA


MI CIGÜEÑA L3R

Cuando al declinar el sol
el ardor en las praderas consumióse,
las arboledas se llenaron de cantores pasajeros
y las nubes incansables, como viejas, con sus pesadas cargas
que entre las montañas agrestes,
sin importar heridas continúan…

Ya era tarde… el viejo dolor como una sombra le seguía…
De su poca fuerza un alivio, sobre su pecho convertido en daga,
que ensombreció la sonrisa
al leve aliento de sus oraciones.

Ahí estaba, su vida, a su alrededor…
Había pasado ante sus ojos un dorado toche,
¡el más bello de todos!, llegó hasta su alcoba ensombrecida
para dejar un trino sobre tan hermoso árbol,
encendido en luces de la noche;
como luciérnagas en las miradas de quienes le amaban.

¡La libertad, tan bella y  deseada…! ¡Al fin en casa…!
Llegó a donde su pequeño jardín de rosas, y tímidas  flores
y sus manos heridas, entre sus tallos espinosos de arrugadas sendas,
donde viejas cicatrices mostraban lo duro de la vida,
y lo amargo de las despedidas…

Fue ahí, cuando tomé su mano…
En ese momento, en sus lámparas se opacó el brillo,
como una estrella que decide navegar en otro cielo,
pero mis ojos cerrados te ocultaron.

Un segundo...¡sólo un segundo bastó!…
como una mariposa que su cárcel abre
extendió sus alas mi cigüeña de ojos verdes,
mientras en un plácido sueño me encontré;
y ella, dejó sus perlas quietas, entre los cristales de su alacena
para que otras manos los cerraran.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 17/13

PARA MI AMOR

PARA MI AMOR [88] L3R

Para mi amor hermoso,
Quien a pesar de todo,
Ha permanecido conmigo desde siempre,
Pues su nombre se talló en mi corazón
Cuando vi sus ojos negros
Y la más hermosa letra del alfabeto.

Para el chico que tuvo mis sueños en sus manos
Pero decidió volar detrás de las luces del mundo
Dejando mi amor vencido sobre las ramas
Esperando de sus labios un cariño.

Para ti, que prometiste un amor eterno
Pero fue tan pasajero como las aves del camino
Y tan vago, como las sombras de la noche.

Pero ha pasado el tiempo... el roble envejece…
El invierno blanquea mis cabellos, y la luz de mis ojos se opaca
Viendo hacia una estrella veloz que surca el cielo
llevándose entre su esplendor mis sueños.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 17/13




CUANDO LA LLUVIA

CUANDO LA LLUVIA [85] L3R

Cuando la lluvia, la puerta abierta…
Entre rojizas aguas, bajaban desbordantes luceros
¡Qué rico el baño, desnudos en sus heladas aguas!
Y el viejo, escopeta en mano por si algún aguilero.
Es que mi viejo tenía esa mala maña
Que por creerme santa, se la quería ocultar…
En un cajón, donde las abejas todavía eran mansas
Pequeñas aves de tonos amarillos…
Sus amadas niñas abejas, solían robar.

¡Los hifueputas  aguileros! – gritaba el viejo
Y levantaba con ánimo su escopeta
Que algunas veces se enredó entre mis manos
Con tal enojo, que de a poco, el cucho, dejó tan mala maña.

¡Dejen la bulla hijos!... cuando al patio vayan
No abran las naranjas, pues ese ácido las enoja
No griten…. shhhhh, ni huelan maluco, porque a ellas
Les encantan los brotes de azahares
Y los perfumes, de las más hermosas flores blancas.

Y así pasaba el tiempo… mi viejo bajo la lluvia
Con un traje de gladiador con pequeñas mallas
Y entre las manos chorros de oro puro
En nuestra boca pedazos, trozos gigantes de panales
Y en sus ojos… ¡Santo Dios en sus ojos…!
¡Ese brillo inmenso!, que hacía del alma brotar manantiales...

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, julio 17/13

POETA/ A Norma Bazúa. In memoriam [84]

POETA/ A Norma Bazúa. In memoriam [84]  L3R

Es verdad; se parece a una poeta que conozco
Tengo un poco de sus apuntes en mi corazón
Y en los ojos, un tanto de su llanto.

Se parece si... tiene ese algo, en el laberinto de su mirada
En la silueta que envejece con las rocas
La magia del pintor, y el verbo del amor.

Vi en su rostro una huella, que atravesó conmigo muchos caminos
No sé la razón... la descubrí en sus manos
¡Tiene algo en su voz que se le parece tanto!

¿Será que entre sus dedos guarda un rosario?
¿Escuchará en el mismo asiento de ayer otra poesía?
Puede ser si, que declame como ella también...
¡Puede ser que sea tan madre divina, como la mía!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 17/13