sábado, 30 de noviembre de 2013

RECUERDOS [1]

RECUERDOS [1]

Se han adornado de blanco tus cejas
y al cubrir de negro tu cabello,
escucho tañer un corazón,
si mis ojos te alcanzan.

No te apures, es lo mismo,
como aquél beso primero
que hizo estación en un muro
enredándose los cuerpos
con animado esmero...

Quedaron tus promesas en mi boca,
y en el brillo de mis ojos parpadean,
si a recordar tu cabellera,
me doy cuenta que pasó el tiempo
y nos volvimos viejos,
sin repetirnos siquiera
un te quiero.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 28/13

CHISMES PARA VARIAR [2]


 CHISMES PARA VARIAR [2]

Un chisme de barriada: el transporte en Barranquilla está pésimo, congestión en el tráfico, el transmetro un fracaso, y se tiraron la movilidad, la paz y la tranquilidad de hace unos años, ¿el progreso...?, para los mismos y por lo mismo, me tomaré un tinto.

Otra cosa, cuando veamos a nuestros amigos o paisanos,  por favor primero mirar a los ojos antes que a los pies, primero estrechar la mano, antes de ver si el bolso que lleva es de marca, o el sol le está levantando la pintura, si huele a perfume caro, o barato, si está gorda o flaca, eso se deja para gente sin oficio, tenemos que empezar a madurar respetando a los demás, si también deseamos respeto para nosotros.

Y otro chisme de barriada: la señorita Librada perdió la virginidad con el cura, y el hijo que ahora es médico, es hijo de la señorita, ¡jajaja!... ¿y a mí qué carajos me importa eso?... ¡para adentro vieja chismosa!, a lavar el mugre y el montón de ropa que está en una vasija y lleva varios días, y la casa apesta... ¡y por favor!... recójase las greñas y póngase recoge bolsas, porque las tetas le llegan a la cintura, ya estamos mayores y al menos vestir pareciendo señoras.

Tanta crítica afea el rostro, aunque aquí entre nos, en ese momento en que los ojos ven a mis zapatos, recuerdo esos chocatos del ayer, y me apena la gente que cambia tanto por vanidad, el dinero hace que muchos se soplen como pizcos y olvidan el charco de donde todos salimos, un charco tibio y lleno de amor en el vientre de una madre.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre/13

AL MAR/A Bolivia [3]


AL MAR/A Bolivia [3]

Iluminas mi vida al instante.
De la lluvia te haces dueño
decantando en las playas tus amores,
y en mis ojos prisionero vives,
eres un rosario de perlas regaladas.

En el infinito azul de tus sábanas
la vida retoza, sin presentir la muerte,
palpita el dolor sobre tus aguas,
tiñendo de púrpuras flores
la magia de la vida,
y el alma de nostalgia,
ante los horrores.

De las algas marinas consentido
un poco el cielo se roba tus suspiros.

¡Oh mar!... ¡tantas joyas divinas me has dejado!
que doblo las rodillas en tus playas
para agradecer a Dios por tu legado.

Encumbra tus olas bordadas en diamantes,
niñas juguetonas correteando hacia mi orilla.

Bordea el índigo tus aguas sin enojo,
y ante tu esplendor,
retozo, como un niño.

Raquel Rueda Bohórquez
Colombia, noviembre 29/13

Participando en antología Al mar de Bolivia. Alfred.  Nov 29/13



HOJAS DE ORO [4]

HOJAS DE ORO/A Edita Martinuzzi [4]

Caen las doradas hojas de tu árbol,
son niñas con traje de oro,
así  tu vida, dama preciosa,
en tu jardín es un tesoro.

Y caen las que aún están verdes
con sus matices de esmeralda fina.
Pequeñas heridas vuelven duras
las más livianas sombras de  la vida.

Pero caen… ¡cual si fueran ángeles!
Cumplieron la meta de estar arriba.
Ahí se mira el sol de frente,
se cobija al pasajero en el camino
y se ocultan los amores en las fuentes.

Aprisa vamos, se destiñe la vida,
pero las hojas secas nos recuerdan
que mañana, al llover  besos del cielo,
retornarán aceitunadas niñas.

El árbol  es un espejo misterioso,
ahí quedarán todos los anhelos
tallados entre sus mansas ramas,
al brotar de sus tallos los renuevos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 29/13





RECUERDO DE UN AVE [5]

RECUERDO DE UN AVE [5]

En honor a un ave igual también lo mantuve prisionero junto a una hembra...
Su destino fue las manos de los ladrones, pero ellos pertenecen a la libertad.

Una pequeña prisionera
con sangrante herida de plumas
y al no saber su nombre
como degollado le recuerdo.

Mi niño bonito… ¡cuánta pena!
y entre todos mis amores
aquí te quedas.

Escucho el trinar de tu alma,
un llamado a mi presencia,
pues viviendo sin clemencia
prisionero de mi corazón te quise.

Te robé el bosque
para poderte contemplar
queriendo hacerme dueña
de tu ansiada libertad.

Y en medio de todo
la prisionera fui yo,
pues enredada entre tus plumas
mi vida se quedó.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 29/13



DE UNA HIJA [6]


DE UNA HIJA [6]

Madrecita, espero que al recibir ésta nota, te encuentres feliz...
Te pido perdón en primera instancia, por mi olvido de tantos años,
pues me privé de abrazarte miles de veces, de arrodillarme sobre tu regazo
para repetir sin cansancio: te quiero vieja...

Ha pasado el tiempo, y las cosas cada vez se ponen peor para mí,
pues ahora que no estás, ¡cuánto te extraño!,  eras además mi prestamista;
no tenías que pedir permiso a nadie para darme un beso,
ni tenías motivo para negar un abrazo
a pesar de mi indiferencia.

¿Sabes en qué me ocupo ahora?
En lo mismo, en pasar el tiempo aprisa
y en construir versos con el viento...

Espero atrapes mi carta, inicia navidad sin ti...
Es la segunda navidad donde no puedo verte,
y nuestro muchacho no aparece con sus cantares,
con esas alegrías que llenaban los ojos de consuelo.
Tenía guardados los regalos...
Un cofre lleno de perlas que se han congelado en el mar,
en éste insondable mar de las tristezas, en donde estás,
pero tengo la certeza de tu amor, y ello me consuela...

Las aves adornaron un nido, sus pichones se parecen a mí,
tan frágiles y llorones ven a su emplumada madre;
pero sé que estás aquí ahora, leyendo mi carta,
que tus manos están sobre mi hombro, y me hablas:

"No llores, no sufras... todo pasará, como la vida,
así los intensos aguaceros, y las malas brisas...
Pronto vendrás como un águila y me harás compañía,
verás lo azul del cielo, y lo brillante del sol...”

Y al sentir los rosales de tus labios
el aroma me hizo abrazar una esperanza;
madre mía, guarda las guirnaldas de mi pecho.

Regálame una estrella para consolarme,
y en la noche, al asomo de la luna de navidad,
sabré que ese brillo es una sonrisa tuya,
que parpadea junto a mis lágrimas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 29/13








ESA VENTANA [7]


ESA VENTANA [7]

Esa ventana me recuerda tu mirada,
negros ojos, oscura cabellera,
en celo parecía la noche,
y mi corazón una hoguera...

Al asomar de tus pupilas,
un leve temblor en mi cuerpo,
mis pomarrosas se crecían,
eran ondulantes olas en el mar
relamía mi boca
imaginando tu lengua en la mía,
entrelazada cuaI miel en una flor.

Quise amor mío, ser un verso en tu cuello,
convertirme en poema
enredado entre tus piernas,
para ser elegía al amanecer.

Esa ventana era ciertamente mágica,
entre las flores te vi una tarde marchar,
y se fueron todas mis ilusiones
para quedar escondida,
entre perlas de la mar.

Más recogí la tarde, envolví el horizonte,
me amañé con las palmeras danzantes,
le entregué mis sueños al verbo,
y ahora vivo feliz con él,
como mi amante.

Esa ventana ¡por Dios!,
esa ventana te recuerda;
cada flor, cada lirio,
cada promesa…

Ahora quedo viendo con tristeza
que de mis manos viejas,
se prenden gotas de rocío
convertidas en rosario.

En mi boca una palabra teme por salir
pero al fin proclamo al viento
que eres ese amor que cautivo en mí,
se ha quedado para siempre.

Raquel Rueda Bohórquez  

Barranquilla, noviembre 29/13

MI PINTOR [8]

MI PINTOR [8]

¿De quién son las imágenes?
Mi pintor amado me regala cada segundo un óleo.
Su paleta llena de magníficos colores
nada niega a mis ojos,
ni a los tuyos...

Él es mi lago cristalino en donde me miro.
Arriba temprano y una brisa ligera me conduce.
De su paleta mágica nace una esperanza;
y al cruzar mi esquina, su mano es  prodigiosa.

¿De quién es la brisa?
¿Quién es el dueño del paisaje?
Al segundo cambia, al instante…

Es tan generoso,
que me permite ver en la noche
y todas las estrellas juntas de diciembre
me dejan un mensaje.

¿Será el dueño del brillo?
¿Del hálito invisible?

Él es pintor de tus ojos y sonrisa,
de tu propia vida.

No hay afán, su paleta se extiende,
sus brazos se abren a un paisaje inmenso
cada segundo...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 30/13




HOJAS AL VIENTO 2 [9]

HOJAS AL VIENTO 2 [9]

No somos más que una hoja al viento.
entre índigos nos llama la vida
y entre blancos nos despide...

Me sabe la boca a vino,
un agridulce sabor de anoche
me hace despertar temprano.

¡Déjate llevar ocre vida!
Que las montañas te abracen
y seas parte de un desierto.

Nada persigues, todo encuentras,
si de la brisa un despertar
y entre tímidos anhelos
ya eres abono,
y el estero reverdece...


Raquel Rueda Bohórquez   
Barranquilla, noviembre 30/13


YA NO MÁS [10]


YA NO MÁS [10]

Ahora mismo dije: ¡no más!
A torear la vida, cual si fuese mi enemiga
dejando sonidos rojos en la brisa,
con un olor extraño a muerte...

¡Ya no más!
Quiero el apacible sonido de Mozart,
sentarme por ahí, tranquila, a ver el tiempo pasar.
Descorrer el velo de la falsedad
animándome a ver más allá...

Hay una brisa nueva,
son los sonidos de diciembre,
un día que parece último o primero,
un 30 de noviembre irrepetible.

No más líneas para cruzar los mares,
cercas que nos alejan de la verdad.
Se escucha el sonido del agua bajar,
parpadean luces de colores
y todo tiene color a liviandad.

¡Ya no más!
Sólo a recordar bellos momentos.
¿El tiempo, quién lo detendrá?
¿Es llanto la lluvia del cielo?,
lo será, cuando penetre al mar.

Y así termina el año...
¿Será que todo cambiará?
¿Las estrellas  del cielo se han mudado?
Y ese inmenso amor tuyo:
¿En dónde  está?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 30/13







DIME GAVIOTA [11]


DIME GAVIOTA [11]

Puedes contarme gaviota
cuál es la extensión del mar?
¿Podría decirte un secreto?
¡Confiesa que a nadie lo dirás!

Las arenas movedizas de la vida
donde cada día decantas tus tristezas,
son la sal que alegra los días
entre almidonados sones de olas.

Dime gaviota: ¿conoces del mar su profundidad?
Ese aleteo tuyo al sol brillar, ¿es un suspirar?
Vas y vienes y contigo me entretengo,
¿puedes robar perlas, para poderlas juntar?

¡Anda!, si quieres robar al mar sus delicias,
tráeme una, pero que sea azul,
el traje de Dios
me han dicho, es de éste color.
Quiero ser una niña por siempre,
antes que muera el sol.

Dime gaviota: ¿es liviano tu andar?
Parece que nada hiere tus alas
si te veo volar.

Y a lo lejos,
en ese camino tuyo me encuentro,
a veces cansada de todo y todos,
y en un espejo de gotas pálidas
la vida sin sal, parece nada.

Dime: ¿la has visto a ella?
Ha de pasar buscando caracoles
para enviar mensajes en clave a sus hijos...

¿Si la encuentras, le llevarás un recado?
Acércate... es un secreto que envío entre las olas,
si al suspirar de tus alas, la más alta te acaricia,
¿le dirás que la espero aquí sentada
viendo pasar las nubes,
 correteando pajaritos de colores
que se alejan, más y más…?


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 30/13







AL ESPEJO [12]


AL ESPEJO [12]

Viéndome al espejo, ¡qué bonitos ojos!
el blanco cabello tiene un brillo mágico
como si el tiempo se hubiese atrapado,
y el astro rey lo hubiese tomado.

¡Qué bonita soy!, debo creerlo...
Tengo manos para consentirme,
atrapa el alma lo pálido de los sueños
y me redimo, con el amor propio,
al extinguirme.

¡Qué cejas escasas!, ¡qué pestañas!
Las pecas no son por la edad,
son pequeños recuerdos de una identidad
que se quedó atrapada en las montañas,
volando cual  águila por la inmensidad.

¡Qué hermosos pomelos!
Caen, siendo vencidos frutos de un árbol
pero tienen la bendición del tiempo
y se quedaron con sus heridas un  tanto.

¡Qué bonito talle!
Se ha robado el cirujano lo que parecía sobrar,
pero aún sigue pesando el cuerpo,
¿qué razón habrá?

Un monte de María despoblado...
Ya no trina el mochuelo pico de maíz.
¿Acaso importa el tiempo pasado?
Del monte los árboles,
y de la fuerza su raíz.

¡Qué bonitas piernas tengo!
El árbol viejo me regaló su gran amor,
invencibles se levantan para soportar una higuera,
esa que avanza, hacia la luz de un nuevo día,
y entre mi espejo se oculta,
para ser uva jugosa
que brinda por envejecer.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 30/13