lunes, 4 de noviembre de 2013

NEVADOS [126]

NEVADOS [126]

Tengo heladas las manos
parece que tiemblo de amor.
¿La nariz está congelada?
¿Será por tu desamor?
Tiemblan mis labios,
las piernas,
¿puedo contigo dormir?

Escucha,
caen pomos  blancos del cielo,
cubren con su belleza las ramas
en tanto busco consuelo
y me arrucho contigo en la cama.

Un manto de hojas pasa…
¿Ese que va tan aprisa es el río?
¿O es un riachuelo que ha quedado
si todo se ha vuelto blanco
y tiemblan mis manos?

Un fruto rojo mi boca,
/¡y el tuyo tan deseado!
Una gota espera congelarse
mientras los dos nos juntamos.

Todo es una promesa,
en tanto el fuego avivamos,
caen perlas blancas del cielo
y entre los dos nos tallamos…

Luces de una esperanza
el árbol de frutos lleno.
¿Ha retornado primavera?
O es que al unir nuestros picos y pieles
se ha redondeado mi vientre,
¿y un pequeño gorrión espera?

¡Bendito!...
Renaces cada tanto
y al segundo vuelas,
te vas entre un lago cristalino
si el bosque se deshiela…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13


CAMINANDO [127]

CAMINANDO [127]

Hasta con el pensamiento podemos caminar
¡por ahí estaba!, me enredé entre las hojas de colores,
las he detallado una a una, y parecen joyas que resucitarán,
serán grama verde, lirios blancos, rosas perfumadas…

El encanto de cada grano de arena, /del cual seré parte alguna vez
la maravilla de una rama seca, en donde anidan carpinteros;
los enjambres de abejas, sus panales…

Sigo caminando... tropecé con una roca, tenía forma, historia…
Me relata del camino, de la voluntad, de la fuerza.
Tiene biografía de sabio, miles de almas se conjugaron en granos de arena
para convertirse en la callada matrona del sendero,
del cruce de la montaña,
en donde a veces tropezamos por alguna razón
y otras, en donde emergen orquídeas y se regala un silencio,
una promesa de amor, a través de labios húmedos y salinos.

Puedo descubrir tantas cosas!... ¡que no me perturbe el mundo!
Que  lenguas ociosas no se atraviesen, que pueda esquivarlas,
son espadas peligrosas, y debo buscar la gracia del paisaje…

A ratos descanso sobre un tronco,
¡qué hermosuras anidaron en sus ramas!
Cuántas mariposas pudieron ser, por su gracia,
y fueron tantas las promesas tejidas bajo sus hojas,
junto a ese abrigo silencioso de un tronco derribado
que alabar es poco para tan divino tocado.

Todo es fantasía en medio de la nada…
¿Qué soy?... no me entretengo en saberlo…
Puedo ser una oruga que acaba de abrir los ojos
que extiende  sus alas a un despertar,
y que ha descubierto, que al parpadeo,
será un  cóndor con alas de cristal
que desea volar y perseguir el viento.

Entonces descubro el infinito a donde iré.
¡Tan azul profundo todo!, ¡tan de gamas, translúcidas y mágicas!
No puedo tocar las nubes, pero puedo sentir frío y calor,
no puedo tocar el aire, pero es quien me anima a continuar…

Entonces empieza a palpitar el corazón…
¿Cuál será el nido de mi alma?
Creo que debe estar en mi cerebro
o en el soplo primero y final, en el aura…

Doblo las rodillas ante ese Dios magnífico
que me regaló la savia y el prodigio del ser,
de resucitar cada instante
pareciendo la hoja, que acaba de nacer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13





PROPONGO L2R [128]

PROPONGO L2R [128]

Un libro abierto es una propuesta,
abre tu corazón al perdón
nunca señales a otro y olvida.

Te propongo tomar las manos de un niño,
revisa su mirada, y no olvides que alguna vez lo fuiste.
¡Qué limpia y clara!, nadie la dañará en el camino…

¡Qué diminutas manos, tan divinos los deditos!
¡Empieza a pronunciar una letra entre balbuceos!
¡Dile que repita tu nombre mientras lo aprietas en tu pecho!
Déjalo beber de tus senos llenos de miel de vida,
¡qué importa que se alarguen, que se arruguen!
ahí está Dios, dentro de esa cuna de amores,
dando color blanco a su manantial.


Propongo que hoy vamos a reír mucho,
mañana lloraremos,
cada cosa vendrá con medida
o a medida de nuestro crecimiento…

Ayer volaron unas mariposas amigas,
la una era una dulce anciana que había cumplido con todo,
el otro, tan solo un joven a quien robaron su existencia…

Pero no vamos a llorar más…
Bendeciremos las manos, los ojos, las vidas de todos.
A rogar porque el amor sea ese motivo que nos haga despertar
como un girasol viendo al sol,
imaginando que esa luz divina es Dios.

Amor, te propongo que iniciemos a partir de ahora
no voy a dejar todo por una aventura,
aquí están mis hijos,
hemos plantado una vid,
y hoy han brotado las primeras flores.

Vamos a perdonarnos,
dame la mano y caminemos por ahí…
O me quedo aquí, feliz, componiendo un poema,
elevando el espíritu,
descubriendo mi motivo y razón de ser
escuchando las promesas de amor en mi alameda,
dentro de un enorme árbol que muda sus hojas
porque ha pasado el otoño,
y se acerca la  primavera.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13   



PÁJARO EXTRAÑO [129]


¿Cómo te llamas?

PÁJARO EXTRAÑO [129]

Recuerdo a un ave, ¿qué ave sería?
Solitaria de rama en rama:
¿Sabes qué especie es, Marina?
/¡no lo sé!, siempre anda solitario
parece un macho,
¿o será una hembra?

Creo que es varón, /por el brillo de sus alas,
tiene partes de colibrí, de faisán,
nunca había visto tal ejemplar
para llevar en la enorme cola
sobresaliente como de pavo real,
una pluma sola.

Pero el ave no trinaba...
Casi cerca de mis manos
donde la caricia asoma y nos consolamos,
y en el instante del amor: ¡vuela!...

Alejándose, acercándose,
como las olas del mar
sobre la playa,
así la vi todo el año.

Cierto día, no regresó…

Contaron,
que una dama lo había enjaulado,
y en su prisión
ya contento,
cantaba y cantaba…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13





TENGO QUE REÍR [130]

TENGO QUE REÍR [130]

En medio de la carga del día
que hoy se la llevó “el primero”,
debo admitir que es mejor reír,
pero llorar alivia el pecho.

Escucho a Cortázar, ¡qué gran vicio!
Sin tomar los humos venenosos
sino, cómo robar el alma de un poeta
para nutrirme de ella.

Vamos despacio... ¡quítate las sandalias!
Caminaremos sobre la tibia arena,
tal vez mañana el mar me sorprenda
con esos besos sobre la piel desnuda
tomando una linda caracola.

No llores más por hoy...
Espera que tu estrella surja,
la he visto rondar por la rivera,
parece  música de río cristalino
que entre sus aguas palpita y suena.

Me voy un instante…
La música divina sigue sonando,
¿esperará el incierto regreso?
Quiero estar aquí por siempre,
más no me gustan las despedidas.

Ponte carmín en los labios
píntate un poquito las cejas…
Tu perfume, no debes olvidarle,
será como si una flor pasara
y la dama parca te siguiera.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, noviembre 3/13

LA SEÑORA DE LA ESQUINA [131]

LA SEÑORA DE LA ESQUINA [131]

Aquí estoy una vez más,
raros los días, siempre se antojan de muerte...

Pero ya nada duele,
se fue la mariposa de la esquina, ¡era tan linda!
La veía cada día con esa mirada en melancolía
y los recuerdos de aquél hijo,
que se quedó empujando un taxi
a la vera del camino,
tan cerca de su dolor y  agonía.

Así pasan las cosas, cada ser un libro, un poema.
Esa pequeña historia de niños tomados de su falda.
¡Se fue la señora de la esquina!, enredando guirnaldas
y soñando sonrisas para mañana.

Nada dolerá, los payasitos están gigantes,
sus hijos ahora continúan el viaje
con la carga guardada dentro de un roble.
¡Qué linda fue!...
Será brizna de lluvia en los ojos
y el recuerdo, de que alguna vez tropecé con ella,
en esa esquina, donde todos nos antojamos,
todo por  un resedal que  floreció alguna vez
y deseé frenar otras veces
pues ese perfume incitaba a frenar
como un colibrí por su estar.

¡Adiós señora!...

Otro regresará a esa orilla
se hablará ahora de tu sueño,
se repetirá en las bocas
que una anciana hermosa vivió ahí,
en la esquina, donde hay un gran árbol
y anidaron las palomas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 3/13




ELLAS [132]

ELLAS [132]

Ellas son apartadas de mi cariño,
se ausentan,
se alejan de a poco,
parecen águilas
ansiando subir a la cumbre...

Ellas no son como antes...
Persiguen el viento,
pero él no se deja tocar.

Ellas lastiman a veces,
no aceptan éste amor puro.
Cada vez más solitaria queda la playa,
sin el calor de sus regazos.

Ellas, son  mariposas
que buscan la felicidad
y tropiezan con el desconsuelo...

Pero a pesar de todo,
ellas...
¡son lo que más quiero!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 4/13