SI
PUDIERAN VER /Anderson[121]
¿Qué
nos afana bajo el sol?
Vendrán
mañana todos
y
estaremos en el mismo jardín.
Aquí
las flores hablan como allá,
puedo
escuchar sus almas puras
donde
el engaño no existe,
ni
la falsedad.
Voy,
vengo, danzo, vuelo…
Las
beso a todas y todas son conmigo una.
Soy
brizna,
flama
dentro del universo.
Soy
hoja desnuda y limpia,
mi
corazón no tiene tropiezo.
Si
me piensas
me
acerco con sigilo a tu ventana,
tomo
tus cabellos y me enredo en ellos,
beso
tu frente para decir: te amo.
¡Si
vieran lo que puedo ver!
El
cerro más alto es éste,
la
montaña más elevada,
no
hay más cuesta ni cima,
ésta
es la cúspide de todo.
El
mar es uno solo, inmenso,
puede
ser verbo con el cielo.
Mi
abuela es un sinsonte
y
con él va y viene,
no
hay vejez ni dolor,
su
trinar es como ella,
suave,
pausado…
Parece
una niña jugando
con
la lluvia de colores que trae la brisa
y en
esos aromas nos bañamos,
nos
juntamos.
¿Sabían
que el aroma tiene voz y sonido?
Lo
comprenderás al cerrar los ojos
en
el silencio de sus bocas,
donde
la crítica no dañe las sonrisas
y
las manos se unan en alabanza.
No
pude decir adiós porque el adiós no existe,
estoy
con todos y con ninguno…
Soy
ese parpadeo de hojas con la brisa del mar,
soy
ese aroma a rosas frescas como mi vida.
A
todas dejo un suspiro, ¡mis flores amadas!
Con
todas se contenta el corazón,
pero
debo viajar ahora.
Mis
ojos han divisado una luz
tan
clara y radiante, que debo cruzarla…
Allá
están todos mis anhelos, mis esperanzas,
soy
una estrella que se desprende del cielo,
voy
por todas las flores.
Sobre
un manso arroyuelo me quedo,
más
cerca de ti de lo que crees.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 3/13