martes, 1 de octubre de 2013

SABORES [132]


SABORES [132]

Dieron cuenta del pan de hoy,
pude advertir que no hay frío,
no existe dolor si el corazón está contento
y un mendrugo de harina acompaña al vientre
con esa gracia de los trigales dormidos,
y esa maravilla que los vuelve espiga
dejando sus semillas al sol y al viento.

Callo  a la brisa mi lamento, 
espera un día lleno de agua clara,
de manantiales hechos a la fuerza,
entre rocas que se volvieron lisas
y mujeres desnudas

mostrando sus bellezas.

Pero me detengo ahí

en donde parpadean tus ojos.
Bajo la mirada hacia tu pecho,
desnudo la belleza de los lirios
para encontrar esa montaña elevada
entre tus piernas.

¿Quién me corrompe más que la mentira?
¿Qué puede ser más dañino al hombre, que la envidia?


¡Vanidad, arropada y falsa!:
Acércate para dar una bofetada al mundo,
pero déjame el talle de tus labios

Incrustados en mi almohada.

Un hálito, el primero y el último serán tuyos,
mis ojos han visto hacia la torre de tu pecho,
mi boca desea ese traje desnudo de tu lengua
para saborear un poco de la vida y de la muerte.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13











TEMBLORES [133]


TEMBLORES [133]

El día claro, tan pleno de rayos,
tan completo en temblores en el cuerpo, 
y suspiros en el alma.

Canta un ave que su árbol busca,
descalza y bien vestida me parece.
Se adornó de plumas grises,
pero tiene en su corazón tambores
que palpitan al salir el alba.

Tiembla todo lo mío,
de mis ojos a mis piernas.
Diviso a lo lejos una esperanza
que se desvanece temprano,
y entre las hojas secas de mi otoño
se quedan, musitando sus canciones.

Déjame soñar al menos
con un día pleno, completa en tus amores,
bajo sábanas de mil colores

que me regala el cielo.

Todos los púrpuras son verbos,
y mis pálpitos de amor contigo.
En tanto marchan las viajeras nubes,
y dejan lágrimas de amor bajo tu suelo.
¡Oh amor!... ¡cuánto diera por lograrte!
Que ajustaras tus carnes a las mías
como lo hacen las estrellas con el cielo,
y la navegante luna solitaria,
que se consuela al verte partir cada día
para brillar a todos los amantes.

Pero quedo aquí temblando de amor,
aspirando al humo frío de la tarde,
bebiendo de todos los espacios una esperanza.


Mi mañana hoy, tan ansiado y esperado.
Mi luz del día son tus ojos en los míos,
mi anhelo descubrirte desnudo y plácido
dormido en mí y yo en ti,

antes de la aurora.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13







MI AMOR EL VIENTO [134]


MI AMOR, EL VIENTO [134]

Sí,  lo puedo advertir entre la brisa de cada día
mi amado Dios invisible para todos,

pero palpable en cada pluma,
sostenido en cada hoja que cae en los otoños,
para brotar en un segundo, más joven y radiante...

Lo puedo descubrir dentro de mi corazón.
Completa me siento, ante el brillo de sus ojos,
es un sol nuevo cada día...

Sí, a mi Señor del viento, que va y viene
llena mis pulmones de suspiros
y de aliento el corazón...

Lo siento a cada paso que doy.
Él me regaló la vida,

me donó un espacio en donde estar,
me dice que puedo continuar el viaje

tomada de su mano...

A mi esposo del cielo puedo consentir,
le puedo declamar mi amor con cada verso,
le puedo decir que Él nunca me traicionaría,
y me atrevo a colocar mi rostro en su regazo,

en todo tiempo.

Él nunca me escupiría el rostro…
Me acepta como soy,

me ama con todos mis pecados y flaquezas.

Me dice al oído alitas veloces,  

en un colibrí de todos los colores:
“No tengas miedo, pues mi sombra te persigue,
mis alas son de paloma que anidan en tu ventana...”

Está en mí y yo en Él, sin sentir temor del mañana
pues el mañana es hoy,

y el ayer no existe...

¿A quién tendré miedo?
No me asusta la soledad, no estoy sola,
ni aún en la penumbra más oscura
ni en el día de mi muerte cuando abra los ojos,
para descubrirme en un mundo diferente
volando entre las águilas…

No volveré a mirar atrás…
Marcharé con el rostro hacia las estrellas
sin maldecir ni renegar por la vida,
por el camino sembrado de perlas,
de gotas de rocío sobre las azaleas.

He de bendecir cada segundo,
toda persona que pase por mi lado
sin importar las marcas del camino,
las rocas puestas han sido una prueba,

¿será que pude pasar alguna?

Una serpiente se doblará en sí misma.
Nadie podrá tocarme…

Por tanto, si Él está conmigo y me protege,
sonreiré, sobre la roca, lanzaré mis gritos
aun cerrando los labios, Él me escuchará.

Mi Dios del viento habitará en mí,
en ti, en cada poema y cada historia,
abrigando la esperanza de su amor eterno,
y una sonrisa prisionera en el espejo de sus ojos
dará cuenta de un iris prometido,

surcando el cielo.

A Él lo puedo ver y escuchar en el trino de las aves.
¡Nunca más volveré a vivir asustada ni apenada!,
se ha llevado un huracán mis cargas,
y un rayo con su atronador sonido
las convirtió en cenizas,

para que pueda sonreír,
y pueda levantar con júbilo los brazos,
al saber que nunca más,

viviré con miedo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13 









AHORA [135]

AHORA [135]

Un nuevo día, lo más bello que puede suceder.
Siento pena añeja por las aves prisioneras,
un recuerdo de lo que ayer fue.

Escuchen, ahí está Dios...
En medio del dolor, las alegrías,
los afanes del mundo

que no van a ningún sitio.

Se acaba el tiempo de hablar de la brisa
pero mi hálito es tuyo, y tuya mi vida.
Hoy es Domingo, día de alabar
aunque cada día de suspiros son para Él.

¿Mañana vendrá acaso?...

Estoy en mi ahora,
en éste segundo de mis pulmones llenos,
en éste instante de doblar rodillas
para agradecer por el infinito cielo azul,
por el mar, que nos entrega todas sus bondades
y suspira entre las rocas un te quiero,
para desvanecerse luego junto a las olas

en la playa pálida y chocolate de tu carne
para repetirse cada segundo.

¡Bendito ahora!,

que me deja sacar mis inquietudes,
que no haya tañer de campanas que nos duelan,
que no se pongan pálidos los rostros
pues quien se aleja, más se acerca,
y quien cree estar cerca, tal vez nunca llegará.

¡Qué divino día!... Todo es rojo sangre,
se renuevan los bosques con el beso de la noche
y parpadean diamantes entre las flores,
en tanto espero,

en tanto aguardo mi última primavera,
palpitando versos en tus labios.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13






ANTE TU AMOR [136]

ANTE TU AMOR [136]

Si supieras madre, ¡cómo me desdoblo ante tu amor!
Parezco niña, a pesar de muchos años,
y acaso me pregunto si existe la edad.


Quisiera una respuesta, pero el silencio habla,
me dice que no hay tiempo sin edad
ni edad sin tiempo...

A pesar de todo... no existe...
Hoy estás, mañana sueño, fantasía, recuerdo,
y todo lo tuyo, se lo lleva el viento...

Pero ahora está la sorpresa de una melodía,
el instante de la temprana lluvia en mis ojos.
De aquél deseo de correr sin saber a dónde.
Tropiezo de nuevo ante tus mirada,
las esmeraldas pálidas de los míos te buscan, 
y te encuentro triste y sombría.

Pálpitos de niña,

sueños de blancas pestañas en las tuyas.
Sombra mía, en mis pecas y en mis anhelos vanos,
copia de un reflejo entre las sombras,
y llegas con la primavera, a resaltar mis otoños,
y te quedas conmigo para siempre.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13










ESPERO 2 L4R [137]


ESPERO  2 L4R [137]

Vendrán de nuevo los alcatraces
atraídos por las perlas del mar,
por los colores platinados desde el cielo
con sus ojos de dulzuras a calmar.

Llegan las barcas con sueños
tan llenas de sorpresas para amar,
blancas nubes se teñirán de púrpuras
en la tarde del sol al declinar.

Y cuando la marea baje
y todos los amores se ajusten,
las manos se llenen de abrigo
y broten primaveras escondidas...

Sabrás que mi amor era puro...
Tanto como el manantial primero,
con los sueños arrullados en los brazos
de una madre y su plácido consuelo.

Veré tal vez anidar gorriones en los pinos,
será un sendero de amor bajo tus alas,
mi cielo hermoso,

tan de mentiras, ¡traicionero!...

Tan de falsas promesas de te quiero
que se las llevó el primer viento,
las primeras alas de mariposas de colores
que desnudaron para ti sus ojos,

sin importar mis desvelos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13










BRINDIS 2 [138]

BRINDIS 2 [138]

Por mi reina hermosa
éste corto brindis de mis ojos.


Se llenan copas vivas de alegría,
retornan las aves a los árboles,
siembras nuevas llegarán
como gotas de rocío.

Apresuro el paso...
Toma la copa de vino del cielo,
toca mi frente con tus besos
que mi corazón te entrego.

Y brindo por todos los días,
por todos tus amores como fuego.
Se encienden veladoras,
se descubre el perfume de tu aliento
tan de madre buena, de niña.

Se agolpan todos... ¡llegan tus amores!
Los traviesos niños abren sus manos,
todas llenas de primaverales sueños,
de a poco se acercan a ti, 
en un instante de parpadeo se alejan
para quedar viéndote de nuevo,
pálida golondrina amada
orando con tus perlas,

tus rosarios benditos
que desde el cielo llegan.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 29/13








EN CAMBIO YO [139]


EN CAMBIO YO [139]


En cambio soy dueña del cielo,

voy a donde quiero,
a pesar de las balas
que hieren las montañas... 


¡Oh vana gloria del hombre!...

No poseen alas y quieren volar,
tienen pies, ¿nadan como los patos?,
tienen el poder, la ambición,
la sed de tierras y sangre,
oprimen a sus hermanos, los esclavizan,
se adueñan de las semillas,
quieren poseer el aire,
adueñarse de las cascadas,
todo es propiedad,
olvidan que nada nos pertenece,
que pronto no seremos ni pasto para bueyes,
ni sombra,
ni senda…


Aquí voy, libre como el viento…
Me gusta el canto de las olas,

la voz del mar me estremece.


Me dejo llevar de la fresca brisa

el huracán no me hace temblar.

Poseo una roca firme en mi corazón,

mis ojos dorados me guían

hacia un nido gigante sobre las ramas

donde el depredador no me hiera.


Mantengo mis alas abiertas,

¡si pudieran ver el mundo desde mis ojos!

Se pasean como pavos, dueños de la inmensidad.
Con dos manos y dos pies, una piel desnuda
arropada en trajes prestados para invierno,

verano, primavera.

Tiemblan de miedo ante el acecho del otoño

al ver sus propias hojas caer…


En cambio voy y vengo… soy un águila…
Busco entre los cantares mi alimento,

porque así fue mi destino, a nadie daño.

Tomo lo asignado para calmar mis hambres

y una novia divina con ojos de sol,

me espera arruchada
a donde el amor me lleva,
junto a la brisa canora

sin esperar más…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 30/134









AVES PRISIONERAS [140]

AVES PRISIONERAS [140]


A ver, cuéntame: ¿A qué sueño me aferro ahora?

Prisionera estoy entre los azules de mis alas

sin ver el sol amanecido en las montañas,

ni disfrutar de los silencios raros de la noche
a donde el búho parecía llorar mientras cazaba.

Dime si han cerrado mi jaula para robar mis deseos.
No puedo danzar si las gotas caen,
ni puedo retozar buscando un amor;
si acaso, tal vez trinar simulando ser feliz
pero en realidad es mi llanto.

Dime amor, la razón de tantas cosas,
las heridas abren y cierran,
pero una oración elevo al cielo de mañana,
si penetran por las rejas oxidadas tus consuelos:
rayos tibios de luz, 
que en mi falso hogar
cual dagas,

atraviesan mi corazón para que muera.

Espero vengas por mí…

Abre la jaula y llévame contigo,
vamos a descubrir las cascadas blancas
con sus trajes de novias jóvenes.



Vamos a buscar orquídeas

que combinen con mi tristeza,

para adornarme al rato,

con mariposas silenciosas

que beben néctar de las flores.



Diles que no encarcelen la vida…

Mis alas desean surcar el cielo.

Prisionera no más sino de tu cariño, /espero no sea falso,
deseo en Dios, si de mí te ríes de nuevo,
quiebres el rostro avergonzado.

Dame la mano,

entrégame tu cariño verdadero.

Abren las flores en primavera

y ese aroma que de consuelo llega

es la voz pura de  la madre que me abraza.


Besos de pino fresco

tornan al olor de mi padre.

Puedo ir lejos, tan lejos,

que ya no se en dónde estoy.

Cierro los ojos, 
se estremece mi jaula

y olvido que mi hogar es una cárcel.



Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 30/13