martes, 10 de septiembre de 2013

REGRESÉ [104]

REGRESÉ [104]

De nuevo aquí un momento,
regresé pensando que vale estar en paz
y que odiar envenena el alma,
que es más fácil perdonar y continuar
que avivar el fuego.

Es bueno recordar momentos felices,
si estuve necesitada, ahí estuviste,
si herida, me abandonaste,
pero regresé de una clínica,
y creo que aprendí la lección
debo recordar lo bueno,
para no ahondar en los errores.

No es válido sembrar cizaña
pero sí vale aclarar las cosas y continuar,
tal vez sea mejor esperar que se asiente el agua turbia
y así veremos lo que en el fondo hay.

Vi muchos rostros, unos iban, otros venían,
algunos se quedaron en el camino sin regresar a casa;
vi a una niña iniciando un viaje largo y doloroso,
su púrpura rostro me habló, y su mirada me enterneció…

Entonces dije que vendría una primavera sobre un pequeño cajón
que muchos inviernos estarían sobre su pequeña parcela
y un espacio siempre florido,
invitaría a las mariposas a volar sobre flores plásticas,
y aquí también recapacité un poco.

Pueda ser que mañana deba llorar y no quiero hacerlo
quiero dar la mano a quienes me ayudaron,
a esas personas que me apoyaron en el camino
y entonces olvidé las heridas,
ya que pesaron más las bondades.

Volteé la vista hacia un vientre lleno y bendecí la vida,
dije que valía la pena todo sueño, y toda esperanza,
que los trigales estarían dorados después de la lluvia
y sonreí por las buenas noticias, que se avecinaban…

Regresé de un sitio de dolor y consuelo
muchos corrían apresurados,
otros salían tranquilos y pausados;
una oportunidad de vida nos habló de nuevo del perdón
y la cizaña observé  en otro camino
más no en el mío.

Al instante después de todo, cuando venía a casa,
miles de perlas de tantos colores bajaban,
inundaron las praderas, dieron brillo a todo,
se limpió la inmundicia que tomó el mar,
y mañana es seguro,
que sobre la orilla se acumularán.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 10/13