sábado, 9 de febrero de 2013

MUÑECOS DE CENIZA [63]

MUÑECOS DE CENIZA [63]

Historias tan tristes

que a ratos parecen imposibles,
más los alcances del hombre son insospechados,
su maldad no tiene límites,
tan insaciable es su ambición
que terminará devorando su propia piel.

A ratos temo marchar
pero me doy cuenta de la realidad,
detallo los ojos de mis hijos
y acuso de Dios su voluntad.

Un rato más hemos de esperar.

¡Pobres de los chicos que vienen!
¿Qué hemos dejado?,
Tienen el planeta en sus manos,
¿cuenta se habrán dado?


Tendrán que recoger las cenizas
y armar tristes muñecos yertos
como los que a diario vemos,
para llevar en su recuerdo las imágenes
de todos los inocentes

convertidos en pálidos huertos.

¡Cenizas al viento!
Armarán otros juguetes, lo presiento;
el mundo estará limpio de maldad
para que reverdezca la llanura

y lleguen mejores tiempos. 


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 5/13

EN MI ESCOBA [64]

EN MI ESCOBA [64]


Aterrizando de mi súper escoba sobre tu pecho
te llamo, te muerdo, te consiento.
Dices: ¡No pares! ¡No frenes!
¿No te has dado cuenta,

que por ti estoy muriendo?

Y en arrebato y locura, cierro los ojos,
quito las plumas negras de cualquier ave,
me acompaño de tu piel que vuelvo mía;
enceguecida advierto que jadeas como buey,

adivino que tienes los ojos cerrados;
atormentada descubro

que no soy para ti lo más amado.

Y así como llegué levanto vuelo
busco en otro tejado


un amor que corresponda
y me quiera, ¡cómo te he amado!

Raquel Rueda Bohórquez
Febrero 9/13

REALIDADES [65]

REALIDADES [65]

¡Me desinflé!;

te había preparado camote y hasta viajado contigo.
Habíamos llegado a una playa solitaria, 
el agua era cristalina y deliciosa
no había nadie sino los dos,
pero ahora, sólo me queda un poema.

Busqué una pluma para volar

un lago cristalino donde la blancura de la nieve se copiaba,
todo era un madrigal que se construía paso a paso.
Me embelesaba en todo lo tuyo,

 tu piel morena, tu cuerpo, tu voz, tus palabras.

Me hacías reír por todo y nada,

mi vida estaba girando a tu alrededor.
No me importaba estar en mi cárcel

si tan sólo tuviera la dicha de hablar contigo,
de soñar que a través de una línea imaginaria

podía sentirte y creer que me amabas.

¡Tanto he navegado, que no me pierdo de nada!,
todo está ante mis ojos, y ese todo eres tú.
Eres esa luz que entibiaría el frío ropaje en mis noches
¡tan tristes y solitarias!, ¡tan oscuras y tenebrosas!,
que a tu lado se pasaban como si no existieran,
hasta amanecer pensando en ti.

¡Me desinflé!, vano es soñar, pero es válido.
Alivia en mí la soledad,

los tormentos se van con las garzas de colores.
Sorber del agua de tus labios, era mi antojo,
comer de la miel de tu mirada, mi tibieza,
ir de tu mano soñando que podría ser mía,


era mi consuelo.

Acabo de abrir los ojos, ¿o me los abriste? 
Otra ocupa ese lugar que soñé mío,
te alienta a seguir por el camino de la vida,
el que parece no dibujarnos, ni como sombra,
y en espera del amor, sigo soñando.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 9/13

AYER [66]


Máquina de coser antigua.

AYER [66]

Ayer no regresará, y mañana,  ¿llegará?
Viviendo un sueño, sólo eso,
siendo mariposas desnudas de la noche
ausentes de la vida real, y no les importa.


Añejas en caricias todo lo entregan
y en esa ilusión se desvanece la belleza,
en ese atajo del camino se enredan
hasta ser  niñas soñadoras
que se dejan llevar de las brisas del momento,
por tan sólo una ilusión que se esfuma entre los dedos
como sus miles de caricias,

que  valen un poco de dinero.

Ayer, cuando mi reloj marcó las 3:25 am,
ya te habías ido, el balbuceo de niña terminó,
las oraciones callaron y el silencio ocupó tu lugar…


Una banca nos recuerda esa ilusión pasajera
y seguimos atontados,

creyendo que todo es para siempre.

Ayer brotó una flor, miles murieron…
La madre tierra permanece, la lluvia, los luceros,
las cambiantes primaveras, los otoños y veranos
que llenarán el mundo de verdes esperanzas,
donde ayer alegrías muchas se robó la tarde,
para dejar viejos recuerdos,

que marchan tan aprisa
como la belleza,

y la vida que soñamos tener.

¿En dónde quedaron las princesas de ayer?
No hay belleza que dure más de 15 inviernos
ni hay dolor que resista tantos veranos,
no hay alegría que no se espere con espinas
ni llanto que no se enjugue con sonrisas.

¿Vano es vivir?
He soñado que existo, pero no sé qué soy…
Algo anima dentro de mi traje desteñido
me incita a cantar y escuchar la voz de los guaduales,
descubriendo en los atardeceres,

que los que trinaban una madrugada,
han marchado, ni una pluma han dejado, ¡todo se ha ido!…


Entonces, menos turbada que ayer, acepto mi destino,
me dejo llevar, sólo ser, sin afanes.
Todo viene  pasa tan veloz,

es una ráfaga de viento
que mueve la cabellera con su aliento.

Alguien verá un huerto lleno de flores;
no seré yo, será otro soñador que tiene alas para volar
y pensamientos, para grabar en el tiempo

que todo es un cantar
melodía de un momento,

que dejará de sonar a su debido tiempo.

Pero no fue ayer,
mi hoy es lo que importa ahora
y seguiré soñando que existo.


Soy puntada sobre puntada,

en una máquina vieja de coser. 


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 8/13






EN VILO [67]


Sobre las rocas

EN VILO [67]

Caminamos sobre un hilo frágil
tememos cantar, nos privamos de danzar,
olvidamos que en cualquier segundo
el endeble tejido de la vida se quebrará.

Vivimos de lo que otros dicen,
nos adornamos para otros,
pendientes de un espejo, una fantasía,
un diamante que brilla mucho, pero nada dice,
un collar de perlas sobre nuestro cuello
no más hermosas que las flores del campo,
ni más valiosas que una gota de rocío
sobre el  pétalo de una rosa.

Volamos… ¡siempre volamos!
Tan vacíos de amor a ratos
tan huraños y abusivos otras,
tan arrogantes y soberbios
creyendo que todo lo sabemos
al no tener conocimiento de nada.

Puede ser todo una pérdida de tiempo
pero no se pierde si podemos escribirlo.
Queda una sombra nuestra
al romperse el hilo quebradizo de la existencia 
que puede ser ya, ¡ahora mismo! …

Nadie se entera, vivimos alejados de la realidad
odiamos, destruimos, envidiamos,
cegamos la vida de otros y seguimos confiados.


¡No es la vida nada!, es sólo una cárcel.
En cualquier instante,


el carcelero vendrá con su llave mágica,
la celda se abrirá para que seamos libres,
y descubriremos que no perdimos el tiempo,
pues el tiempo no existe, no es palpable,
somos nada, sobre una cuerda invisible. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 9/13