sábado, 2 de febrero de 2013

PREGUNTAS [84]

PREGUNTAS [84]

¿Qué pasa amor?
Vine a tu puerta a dejar un beso;
pinté mis labios de carmín encendido,
dejé mis pechos al desnudo
tal vez alguna flor de ellos te importe.

Un poco de rubor, hoy la palidez me toma
mis ojos un poco sin brillo,
la piel parece hambrienta de la tuya,
así virtual, manoseando todo,
tocando tu alma para que veas la mía.

¿Qué estoy enamorada?
¡No lo sé!, pero extraño si no te veo,
pareciera que me estuviese tallando
en ese roble oscuro de tu pecho,
en el diamante negro de tus ojos
en el brillo de estrellas de tu corazón.

¡No me dejes!
No te apartes de mi lado, eres un consuelo,
la pequeña luz que asoma a mi vida,
y cuando te veo, un campanario suena
cual  paloma asustada.


Al sentirte, enciendes una lámpara en mi rostro,
entra en mí una extraña sensación 
pareciendo un pedacito de sol,


penetrando mi ventana abierta. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 2/13

LA VOZ DEL VIENTO [85]

LA VOZ DEL VIENTO [85]

Nadie se dará cuenta
que desde los cerros viene tu voz
tan mansa, pareces buey cebado;
tan dulce, cual  trino de ruiseñor.

¿Quién dirá que todo era tuyo?,
Pero nunca te creíste dueño de nada
ni siquiera el tiempo existe, pero está,
es palpable en tu piel, en las lianas que viajaron,
en los robles que murieron de a poco, sin tus manos.

Dentro de la brisa escucho tu llanto,
dentro de las rocas quedó tu corazón,
el brillo de la esmeralda son tus ojos
las gotas de rocío sobre una flor,
tus lágrimas, que no dejarás de verter.

¿Quién sabe de tu dolor de ayer?,
Todo se ha olvidado, las plumas de la guacamaya
el Jacinto azul que se desnudó para ti sin morir,
la danza eterna a la lluvia, al sol, a la vida
al placer del amor.

Todo es pasajero en la vida,
todo viene y pasa, como las hojas de un roble en otoño
pero una primavera renovará sus brotes.

¡Si estuvieras!...


Si aún tus manos, ¡tus brazos fuertes!
¡Si el jaguar dueño de la montaña!
!Si el lobo escuchara el sonido del tambor,
si el mar limpio y claro vestido de guirnaldas
donde esa amante luna, fuera la dueña del sol!

Raquel Rueda Bohórquez
barranquilla, febrero 2/12

ME INCITA EL SOL [86]



ME INCITA EL SOL [86]

¡Qué extraño sonar de lluvia!
¡Qué fuego hermoso dentro de mí!
Soy brisa que baja de la montaña
donde las flautas tienen vida,
y el tambor parece el sonar de mi corazón.

¿Qué me incita?
¿Será la serpenteante cascada al bajar del cielo?
Morena piel vestida de luces,
fantasías enredadas en plumas de colores,
la vida como una sinfonía, ¡qué bella es!

¿Qué me asombra?
¡Todo!... ¡todo me vuelve pálida!,

una dorada espiga,
un brote al reverdecer, tus manos, las mías…
El canto suave de un gorrión,

ver un pez nadar como si volara,
un águila tan maravillosa y libre,

con sus extendidas alas.

¡Oh tambor!, tienes olor a vida,

sabes a madrigal maduro
tienes olor a macho que baja desde los cerros
y en feroz pelea se queda con la mejor hembra.


¡Hueles!,  sí, todo en ti es olor, es sueño, fantasía…
Tus labios descansados en el pétalo de una flor,
tu cuerpo al fin dentro del mío, ¡infinito placer es vivir!

Y mañana, ¿qué me animará?
Una obra de arte nace cada segundo
donde el óleo del pintor se deshace al cerrar los ojos,
pero al abrirlos de nuevo, sabemos que existimos
y al soñar, volaremos libres como el alcatraz
viendo en el cielo cambiantes fantasías,


y en el mar, ¡el tesoro del sol, navegar!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 2/13

MI ESPEJO [87]

MI ESPEJO  [87]


Me vi al espejo una vez más,
no es la piel rugosa lo que me vuelve triste;
ni son las tantas canas, ni las ganas vencidas en mis manos,
ni es el alcohol que alguna vez probé de labios ajenos a los míos.



El olor impregnó mis sábanas, /¡huele a puto borracho!

Me quedé cual vino sin ser probado,
y el deleite del placer se perdió conmigo
ante tanto hastío de  vida.


No miente, pero es mi amigo,
sabe que no son vanas las muecas,
que mis lágrimas escurren a su antojo
y de tanto llorar, se han secado los huertos interiores,
no brotan cascadas de mies dentro de mí,
ni se apetece un traje agotado de esperar sus manos.



Observo las montañas de mi cuerpo,

las ensenadas, donde alguna vez,
cierta noche pasaste, diciendo que me amabas;
pero al instante, una feroz carcajada todo derrumbaba.


A ratos odio mi propio espejo, deseo arrancar de raíz el tiempo
pero me pregunto si existe, ¡es todo tan extraño!,
el reloj marca implacable cada segundo, pero nadie lo ve…
Es tan invisible la vida misma, el aire que respiramos
pero sin él sería imposible un beso, una carcajada, vivir. 



Apuesto a que mi espejo me conoce, ¿pero lo conozco a él?
Copia la sombra que me sigue, tan negra y triste,
me retrata cuando quiero sonreír, o ante una mueca,
mientras el verdor de las primaveras

se va al acercarse el verano,
que implacable arderá en las rocas,
me viste de sonrisas,
pero en mis ojos no se adivina brillo alguno.



No detalla los girasoles sonrosados de mis pechos 
ni un vientre que se volvió un cerro viejo y desgastado,
trapo viejo que nadie usó, y se quedó esperando una caricia.



Marcharon las fantasías con mis otoños de hoy,
abrazadas a una lágrima, acompañando a la siguiente.


No puedo devolver ese tiempo inexistente
que me convirtió en una rosa de verano,
¡tan ausente del amor!, ¡tan alejada de tus besos!,
y el señor espejo se ríe de mí, y yo de él.



No basta una mentira, ni que el vino esté sobre la mesa;
ni basta su fiera y arrogante mirada.



Un puño quebrará esa sonrisa multiplicada como un eco
entre los quebrados trozos de existencia, que se roba el tiempo,
el implacable sonar  que se esfuma en mi sombra
dentro de aguas extrañas,
en un pequeño lago deseando brillar al fin.


¿Acaso existo?, ¿qué será lo que me asombra?


Otra vez adivinando mi boca, descubro tus labios,
observo al cerrar los párpados en éste lapso implacable
que al abrirlos, pareciera llorar un lago. 



La vieja luna de mágicos destellos le hace el amor,
la piel curtida de esperar, toma asiento,

para dejar pálidas letras en una blanca pared,
siendo el cristal, ese lugar extraño

donde mi sombra brillará por siempre.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 2/13