domingo, 20 de enero de 2013

PA GUMERCINDO [37]

PA GUMERCINDO [37]

¡Oh Gumercindo!:
¿Busté onde se topa
que a yo, ya no me quere?
¿Es que tas con la jedionda e la mona?
¿Con la cucha e los Aceveo?
Te revuelcas con la hija de la grilla,
¿O esculcas los calzones a la sapo e verano?

¿Cómo me haces esto, si yo toy de ti tragá
cual chingue e lavandera me topo yo,
y sin tus amores yo muero,
sin tus besos endebajo e los platanales
arrastraos como dos enamoraos
amándonos en verdá?

¿Quén carajos cree busté que soy yo?
¿Por qué no me arruchas endebajito e la ruana?
¿Por qué no te arrejuntas con yo,
y deja de mostrar las muelas puai
a cuanta escoba con jalda ve?

Aquí ese tal Olimpo no vale,
ni esa tal luciérnaga e la noche
ni esos jaldones que se envuelven los luceros,
ni esas vainas que se inventan
para decir lo mesmo que yo:

¡Que también te quero!

Déjame mi Gumercindo ver tus ojos totiaos
ver tu jeta junta a la de yo,
abrazaos y entregaos al amor,
como lo hacen los palomos,

que en la mañana asoman
se jartan el buche de besos
y la barriga e consuelo.

¡Así es que yo te quero!

¡Cómo se querían mi mama y mi pae!
Que entre los dos arrejuntaban las cosas,
se levantaron como bueyes y araron la tierra
y recogieron los frutos de tanto sudor regao.

Así quero yo tar con busté…
¿Por qué antón no me queres como yo te quero?
Ayer me dijo tu mama, que yo era la mejor pa busté
y que antonces les dijites
que era a yo, a quien querías.


Antón déjate de hacerte el pendejo
y arrima esa jeta juntico a la de yo
pa besarte el pescuezo,

y hacerte berriar como un cerdo
 cuando le ponen el lazo pa llevarlo a montar.



Ya verás mi Gumercindo,
mi lirio del campo,
que busté y yo bien arrejuntaos
levantaremos el rancho,
y con mi barriga llena de toiticos los pelaos
veremos la luna llena anunciando cosechas
y reventando a fierro la montaña, entre los dos,
¡pa sembrar buena huerta y bendecir a Dios!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 18/13

AMIGA MUERTE [38]

Marìa Alejandra y Lukas/12

AMIGA MUERTE [38]
                                                                                                                                     

No le temo a la muerte,
pues con ella me acuesto,
me revuelco en sus pezuñas

que me saben a dulzor
y aquí con mi tenedor,

a quien desea persigue.

Es la muerte amiga mía,

alguien que conmigo habita,
y si resucita

temo que tendrá que verme
o veré por una eternidad,

su maquiavélica sonrisa.

Muerte de negro ropaje,

tal vez tu color es dorado
pues una vez

tu encuentro es anunciado,
pues a mi madre escuché rezar,

que el sol veía en su aposento
y a ella se la quería robar.

No temeré a oscuras noches,

pues estará conmigo.
Con mi sombra persigo

el alar de su tumba.

¡Oh muerte!,

¡Tan amada y tan odiada!
A ratos tan esperada,

pero hoy le pedí que marche
me deje esperando un rato,

mientras bailo un pasodoble
y resucito en sus brazos

a una vida más noble.

¿Quién a la muerte no teme?
Más ella viene con cobija doble.
Una vez nos entretiene

dejándonos con vida,
y otra, en un instante,

sin advertir la mirada,
con ansias altaneras,

desnuda nuestro vacío traje
dejando  una sombra,

un recuerdo,
un libro negro,
un edredón  que arropa


su divina figura,
un escapulario de penas 
y una lágrima viajera…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 20/13

LEVANTO LA MIRADA 2 [39]

LEVANTO LA MIRADA 2 [39]

Un día para levantar la mirada sin cansarnos
Para agradecer por cada sonrisa y cada golpe.
Me acabo de dar uno tan fuerte en el patio,
Que imaginé era una invitación a sentarme un segundo
Aún me duele el cuerpo, pero mi alma está intacta.

¡Qué hermoso me parece estar respirando de nuevo!
Espinas, son muchas y tantas, que aún tengo que sacarlas.
Pugnan por salir, pero buscan de mi corazón su profundidad.
No puedo dejar de llorar al mirar mi tiempo atrás,
Como un desperdicio que se lanzó al viento.

Pero el mar... ese mar azul que tanto amo y poco veo
Perdido en el estero de mis sueños... ese índigo precioso
Nunca cansada de nombrarlo... está ahí... sobre mi cabeza
Convertido en nubes bellas que corren veloces,
Que surcan el viento buscando otros desiertos para regar.

¡Qué bella es la vida!... No importan las dagas...
De a poco iré construyendo poemas y las sacaré.


La sangre brota y se escurre por mis piernas
Aún me duele todo... ¡está pálido mi rostro!
Pero observo de nuevo mi tesoro
Que aparece entregándome el primer beso del día
Entre nubes que se tornan de colores,
Dibujando como el mejor pintor
Un gran arco iris,

Que invita a orar y a bendecir.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 7/12