domingo, 6 de enero de 2013

TODO EL TIEMPO [84]


Anderson, mami, Camilo/11


TODO EL TIEMPO [84]

Sí, lo comprendo…
Tuve el tiempo para decir: “te quiero”,
pedir un perdón por mis faltas, por sus enojos,
tomar su mano y acariciarla…

¡Tuve tanto tiempo que hoy me duele!
Dejé para mañana muchas cosas,
pude haber tomado el teléfono
y escuchar su voz,
dejar que hablara
y entonara sus melodías.

Mis afanes no permitieron escuchar.
Carreras detrás de nada,
arrogancias por querer saberlo todo,
pero en verdad no sabía un carajo…

¡Pude haber entregado miles de besos!
Acariciar su dolido pecho
olvidándome de mi propio dolor.

Caminar a su lado todas las veces que se rogó.
Orar sus miles de rosarios
pues más, no exigía…

Tanto pude hacer, ¡pero no lo hice!…
No puedo echar a caminar hacia atrás,
otros vendrán, que conocerán una historia,
la tuya, la mía,
y sabrán qué hacer…

Pude hablar o silenciar, ¡pero no lo hice!,
Tengo cansados los pies,  
ellos también en su ayer…

Agotados los ojos de llorar,
¡como ellos también!,
Un apetito sin llenar,
una hoja en blanco.

Su libro negro
¡pero aún no tengo tiempo!

Mi tiempo es ya, aquí,
sobre ésta página en blanco.

¡No lo comprendo!
Pero entiendo que así ha de ser…
No puedo llorar sobre lo que se perdió,
pues no se recuperará.

¡Pude haber hecho tanto!
¡Pero no lo hice!… ¡ni lo haré!
Todo estaba escrito
en el  libro gigante
que ayer soñé.

Tantas heridas que han sanado,
como las suyas.
Y en medio de todo esto,
me doy cuenta que no tengo tiempo,
mi espacio no es mío,
mi reloj no me pertenece…

Tengo dos manos,
pero son ajenas…
Un cuerpo que de a poco,
se desvanece con el fuego.

Dejo una cerilla perfumada para  un ángel
para eso sí tengo tiempo… ¡para su aroma!,
creo que me levantaré un momento ,
y la encenderé.

¡Está hecho!… ¡huele a violetas mi estancia!…
El humo desaparece lentamente, así es la vida,
y sobre la pequeña lápida de madera:  ¡cenizas!
Se las llevará un segundo la brisa,
lo que ayer fue vida,
ahora nada es.

Esperaré a mañana
porque ahora mismo son las 12.38 am
un segundo para orar,
¿o espero a que sean las 3?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla enero 6/12

ENCIENDE TU LÁMPARA [85]

ENCIENDE TU LÁMPARA [85]


Mira que temprano es…
Hoy escucho el sonido de tu voz
Una vez más… inconfundible…

Dije que no censuraría a nadie
Que tu voz seria como una lámpara encendida
Sin importar lo que digan.

Admira el paisaje de tu día… tan claro y limpio…
El verdor me incita a un beso
Me sabe a miel la vida
A vino tu mirada en la mía
Y tiemblo una vez más…

Escucha el sonido del violín
Tiene alma… un poco llorona…
Pero al fin es suya… de nadie más
Y gime cuando unas manos le acarician
Dejando en el aire sus mágicos sonidos.

OH amor… divino amor…
¿Qué haría si no estuvieras?
¿En qué pensaría si no observara tu jardín?
No hay palidez en mi rostro… está encendido…

Palpita mi corazón al ver tus ojos…
Y con el canto de la calandria me conmuevo
Con la luz divina incomprendida
Con el mástil herido que se desangra de a poco…

Y busco una vez más un cerillo… ya nada queda…
Eres mi amor… mi amante verdadero
Quien cada día me regala una rosa a pesar del verano
Y una lágrima que limpiará mis ojos
Y un beso cuando un suspiro…

Mi esposo… mi fiel esposo… mi hijo…
En mis entrañas habitas y ahí estarás
Hasta que desvistas mis huesos
Y me dejes marchar como una gaviota
Hasta el alar donde habitan mis amores
Y pueda ver las rosas abrir en el atardecer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 6/12




COMO UN CENCERRO/a Erika Odette [86]

COMO UN CENCERRO/ A Erika Odette [86]

Déjame pelear contigo mi toro bravo,
alisto mi traje rojo, mis sandalias negras,
preparo el armamento de mis brazos 
para una lidia justa.

Dame a beber de tus labios,
levanto la capota para que me veas
que te asombres ante los pomelos de mis pechos.
Disfruta de la guitarra de mi cuerpo altanero,
deléitate de mí, que como un cencerro espero.

¡Y olé!  mi amado toro, mi dulce cariño, 
mira que mi traje es el desnudo de la piel
huele a canelas, a flores del campo.
Mi deleite es morder las pequeñas flores de tu pecho
morir de pasión, perdida entre los mordiscos de tu boca.

¡Ven a danzar conmigo!
Quita las sábanas, el piso está muy frío,
la mesa está coja, la tina… ¡sí, la tina!
tiene fragancia a rosas y los pétalos esperan por ti.

¡Ah mi amado!... ¡cómo te quiero!
Con tus manos harás conmigo lo que desees,
musito tu nombre, mi deleite es vivir contigo,
mi pasión, sonreír al escuchar un pasodoble 
y tomar tu cuerpo en el mío,
para saber qué estás en mí. 

No permitas que  termine,
vamos a colocar de nuevo la pieza, 
la escucharemos mientras repites
te doblas cual campana por mi carne.

Que ésta locura sea infinita
que sigan sonando las campanas de mi corazón
y que nos juntemos en oración,
porque sólo vivo para ti.

¡¡Y oléee!!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 6/13




EL VIEJITO DE LAS NARANJAS [87]

EL VIEJITO DE LAS NARANJAS [87]

Antes que los pájaros
que la salida de sol,
que el amanecer…

¡Ya llegó!...
¡Ese viejo marica si jode!
¿Por qué razón no llega más tarde?

/Dora María diabla.

Ahí está, hoy lo veo tomar aliento
se reposa bajo la sombra de un árbol
se toma un descanso y respira profundo.

¡Qué pesada carga!... ¡pobre viejo!
Pero el anciano entibia sus manos
las acaricia entre sus bolsillos rotos,
y con una sonrisa de mentiras espera.

¡Pobre viejo culichupao!
¡Cómprele las naranjas!
¡No importa que aún haya!
Nunca estarán de más…

No digas nada,

¿No estás bajo la sombra acaso?
¡Aliviánele la carga!
No importa que grite mija,
no interesa que se recueste en el jardín.


Y el abuelo toma de sus manos el café caliente,
un bocado al amanecer parece un manjar exquisito,
una mirada tiene sabor a promesas
y ese inconfundible: ¡gracias, Dios le pague!
Pero ya todo estaba pago

desde antes de llegar él.

Se parece… -dijo alguna vez mi madre-
Le daré sus camisas más lindas, que guardo por ahí,
/tiene un algo que me lo recuerda…


Ha de ser su mirada un tanto nostálgica,
o esa fuerza con que impulsa la carreta,
ese poder que tienen sus brazos y sus piernas

para avanzar.

¡Claro sí, en algo se parece!
A quien regaló tanta mies a mi cofre dispuesto
y lo hizo reventar cada invierno, cada verano
en medio de carcajadas y promesas,
de llantos y de pequeños trajes

que se pasaron año tras año
siendo útiles por largo tiempo.

El anciano pasó hoy…
No dijo nada, nunca le compro sus naranjas,
me he dado cuenta que no aliviano su carga,
preguntó por ella y le contaron que no estaba.

Descansó un momento mirando hacia su puerta abierta
esperando esa tibia mirada llena de verdores
y esas manos arrugadas igual que las suyas,

temblorosas,
con su pocillo de café caliente

y un poco de alivio a sus penas.

Se descansó como un roble a la vera del camino,

detalló mis plantas que alguna vez quiso tomar.
/¡ya no queda nada!, sólo un peladero triste y vacío,
pero hoy no quiso hablar, ni sonreír, ni gritar…

Empuja de nuevo su pesada carga.
En la tarde lo veré pasar, siempre con lo mismo
con la misma ansiedad del amanecer,
pero hoy noté algo nuevo, tenía puesta la camisa de mi padre.
Sólo callé como él, y miré por la ventana…

¡Ahí va el viejito de las naranjas!
La vieja tenía razón,


¡se parece a él!...

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/13

AUSENCIAS Y MAR/Leyder Álvarez [88]


Fotografìa: Leyder Àlvarez Rueda.Colombia/12.

AUSENCIAS Y MAR/ A Leyder Álvarez [88]

El llanto del mar…
Un pequeño rincón en medio de todo,
la brisa besando una silla vacía.

Quise verlo allí o dibujarla a ella
siempre viendo al norte, al sur,
sus manos parecían  alas abiertas,
y una sonrisa amplia sin mentiras.

Descubrí desde la mañana el mismo golero,
va… viene… buscando algún hedor perdido
en aquélla casa del bosque,
donde alguien se sació de vida
y la sangre corrió cual  manantiales.

Aparté los oscuros pensamientos y lo dejé pasar,
pero una vez más, inquieto… hambriento.
¿No hay comida para ellos?
¿Será que ni los huesos con piel dejaremos?

Continué sin embargo, viendo un leve movimiento,
las olas, una tras otra como en persecución,
¡más nunca se alcanzarán!…
Serán disueltas  sin adivinar
que desaparecerán en la playa.

Me di cuenta que el fotógrafo se esmeró…
Una ausencia quiso dibujar con su lente fantástico
al adornarse de azules la tarde,
y al cielo comulgar en silencio,
con las gaviotas y su cantar.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/13

SI QUIERES VERME [89]


Vendedor ambulante. Por Atlàntico. Raquel Rueda B./12

SI QUIERES VERME [89]

Cuando desees mis ojos
estaré navegando en otros lares,
mi atalaya será usurpado,
no podré ver sus ni sus harapos.

Les enseñé a sembrar trigo,
dejé un espacio que no era mío, ni de otros,
para que pudieran sobrevivir
sin necesitar de cosas inútiles.

¡Tomen el arado!, ¡busquen en las montañas!
Arriba de todo estaré,
debajo de todo me sentaré.
Mi trono es el mundo,
y nadie ha de temer.

Busquen las flores del campo,
tomen de la miel de los panales…
Enseñen a sus hijos que es más la humildad,
que vale más que el oro y el trigo seco,
y más, que el verdor de la semilla
si empieza a retoñar.

Hablen con sapiencia…
Pronuncien mi nombre en sus bocas y sonrían,
atrás ha de quedar la ignominia,
el violador sediento será cazado como una rata,
el abusador será sometido…

¡No se humillen ante el hombre!
Él no es nada sin mí…

Soy todo lo que existe,
mis ojos son la luz del día,
mi boca pronuncia palabras en medio de la nada,
y todos las copian, sin comprender,
que soy quien las ordena.

Que bajen el rostro los soberbios, porque aquí estoy.
Soy  luz en pleno día,
luciérnaga en la oscuridad,
el sol en verano,
rugiente mar que musita canciones con las rocas
siendo aguacero de cristales,
 en la boca de una madre.

¡No tengan miedo los justos!…
¡No se avergüencen de hablar!
¡No se pongan pálidos los rostros!

¡Qué trinen mis niños cantores!,
tal es su destino…
¡Que corran mis muchachos de pieles magnificas por las praderas!
Que naden mis peces y el hombre observe,
en tanto, vuelo ante sus ojos
o levanto el sable para hacer justicia.

Si desean verme, ¡búsquenme!...
Levanta esa seca hoja y piensa en mí,
actúa el bien.
Sabrás que estoy
donde esté tu corazón.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, enero 6/13  

TODO ES SILENCIO [90]


Paisajes Colombianos. Fotografìa: Raquel Rueda B./12

TODO ES SILENCIO [90]

El  pueblo enmudece, nadie dice nada,
nadie proclama que ayer su voz se escuchaba
que hablaba el trueno y él se le enfrentaba.


Los caballos de la guerra estaban listos,
una blasfemia tras otra, ahí, estaba siempre.
Parece que  calló el cantor,
ayer estuvo listo a dar la pelea

por una guerra donde sería el perdedor.

¡Están los buitres al acecho!
Esperan de su piel los desechos,
de su sonrisa hacer estragos,
de lo que sembró tomar la cosecha
todo planeado, en silencio,

¡pero nadie dice nada!...

Nadie habla por él, el pueblo está callado…
Las mujeres se miran unas a otras con temor.
¿Qué pasará mañana?, ¿qué será de nuestros hijos?
No se atreven a proclamar en público,
tienen miedo de las garras que bajan del cielo.

Se ocultan y planean sus fechorías
quienes están sedientos de bienes,
hay mucho por tomar, mucho por beber…
Hasta la sangre de los niños será de su placer
venenos por vender se fabrican
bocados prepara el depredador,
pero hoy es domingo, día de alabanzas.

Llegan 3 ancianos vestidos de trajes dorados,
una historia se repite para mantener al pueblo ocupado
y ellos continúan su labor en silencio.


Un vendaval acecha temprano,
una fría brisa… ¡qué delicia!, después de tanto calor,
y en un segundo ruge con la furia de una fiera acosada
mientras el cantor de a poco se pudre,

y su hedor nos conmueve…

¡Ya no está!,  marchó muy lejos…
Nadie salvará a su pueblo,

a no ser que los jóvenes traigan mejores noticias.

Sus caballos han perdido la batalla antes de ser ensillados.
No ganarán más guerras, su imperio de a poco
como un castillo de naipes caerá,
y su arrogante águila que antes era su adorno
será tragada por su propio león.

Raquel Rueda Bohórquez


Barranquilla, enero 6/13