miércoles, 25 de abril de 2012

DESDE LA VENTANA



DESDE LA VENTANA


Ahí estaba de nuevo, encogida sobre sí misma
Como un niño pequeño esperando un tibio pezón
El frío de la tarde y la fiebre quemando su interior
Conmovida mirando la luz que entraba por la ventana.

Un níspero gigante arrullaba con sus hojas, como manos abiertas al cielo
Mientras una fuerza interior la llenaba, y la poesía susurraba con su poco aliento
Y una tímida sonrisa, casi sonrisa se dibujaba en su amado rostro.

Ya no sé qué hacer… me quiebro ante su febril dolor
Y pienso ¡qué raro!... qué extraño pero los santos siempre sufren
Y la tomo de la mano, cálida y suave… sus manos, únicas para mí
Mi gran amiga y confidente, mí amado roble tan sufrido y a veces tan olvidado.

Le increpo al Jefe tengo la osadía, quisiera cambiar mi aliento por el de ella
Que sus fuerzas se renovaran y yo volara muy lejos, donde no la vea más sufrir
Y se enlagunan mis ojos a escondidas, y mi pecho convierto en piedra para no sentir
Bajo el rostro ocultando una sonrisa falsa mientras enciendo su telenovela…

Los cables parecieran suspirar, las agujas de nuevo y los moretones en sus manos
Sus gemidos ante las caricias, los labios resecos y su triste mirada
Y admiro una cometa que pasa ante mis ojos; más ni un ave se posó sobre el árbol
Extrañé sus cánticos, sólo soledad, silencio y en medio de todo éste tormento
Una extraña sensación de impotencia y mi corazón se humilla y mis rodillas se doblan.

Entre sueños de tiempos idos, nombra un trapiche, la finca los obreros,
Vasijas de agua cristalina tomadas desde la fuente…
Ella sube aprisa por la ladera, corretea, juega, salta, canta
Baja de nuevo a llenar el cántaro que la espera y los besos de mi abuela
Donde la pobreza de su rancho y la miseria se llenaba de brotes de palmera
Cálidos abrazos y sonrisas lisonjeras.

Retorna mi mirada al cristal de la ventana…
Cosa extraña… un mirlo de paticas amarillas picoteando un níspero
De nuevo un murmullo de besos sobre las hojas verdes, los edificios muertos
La palmera solitaria sobre una terraza muy alta, como muriendo a solas con sus resecas ramas
Mientras mi dulce bebé gigante sólo suspiraba, y su mirada triste me observó en detalle
Y extendió de nuevo su suave y cansada mano.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 25/12

UNA CASCADA DE AMOR

CASCADA DE AMOR


Creo que me enamoré de nuevo,
así como la cascada ama sus rocas
sus flores cada día extendidas 
aún sin tocarlas,
en ese cantar de amor susurrante y agitado
que se pierde veloz y agoniza en el mar.

Cuánto amo, así te deseo...
Aquí estoy entregando lo que soy
No hay hipocresías ni mentira.
La blancura de nuevo me invita
 canto arrogante sobre el más alto pino
levanto la mirada y te encuentro,

Al bajarla me admiro que estés de nuevo
y al cerrar los ojos te descubro
en cada uno de mis ardientes sueños.

No es locura, 
es certeza de un amor verdadero
con un brillo interior cual diamante sin pulir
y espero esas manos tuyas 
desperdiciándose en mí
y añoro las mías sobre tu canela piel.

¿A quién importarán mis fantasías?
A quién entregaré todo éste calor que se esfuma
si al cerrar mis ojos pareciera que no estás
pero al abrirlos 
¿te descubro en mi interior 
una vez más?

¡Cómo me enamoro de rápido!
Me gustan tus ojos negros, pájaros en vuelo…
Me enternecen las olas del mar besando siempre, 
acariciando sin cansancio.

Me arrulla la brisa tan temprano, 
envuelve el aroma de las flores.
¡Qué delicia lo que siento!... 
¡Qué calidez tan rica, tan deliciosa!
Penetra en mi corazón y se riega 
semeja una corriente de fuego
que abrasa sin calcinar.

Doy gracias a esa luz que no puedo tocar 
pero ahí está.
Digo que es maravilloso sentir que estamos vivos
Que somos fuego y arcilla y no lo negamos,
y nos sonrojamos con una caricia inventada.

Todo lo que mueve el amor es entrega, fantasía,
de nuevo igual que en tantos versos
me abrazo cerrando los ojos
danzo con los sones que regala el viento
y gimo de placer 
entre las faldas de las montañas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 25/12

GATOS EN MI HUERTO

GATOS EN MI HUERTO 


Desde aquí me deleito con todo
mi interior proclama una caricia
mullida piel invita a un amor.

Mis ojos un ave descuidada en el camino.
la novedad de observar y detallar
cada rama adornada de verdores,
y esas flores que me tientan a besar
encantado, maullando y ronroneando.

Me encanta ésta vida mía, 
pero no sé cómo explicarlo...

A mi antojo voy,
y no es a la deriva,
en cada rincón
encuentro vida que devoro,
que castigo aún sin saberlo.

Me recuesto sin pensar en un mañana
y de nuevo me arrulla la alborada.

¡Qué magia éste aliento de cada día!
¡Qué olores exquisitos
traen los morichales!
Qué divinas princesas
adornan mi camino
más me hieren con total fiereza
por la candidez de mi amor,

que como fuego,
penetra por sus vientres
y con maullidos desesperados, 
les anuncio que las amo.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 25/12


UN TRAJE DE SEDA BLANCO

UN TRAJE DE SEDA BLANCO

Mí amado mar de nuevo; vestido de trajes de colores
Aguamarina transparente como mi amor…
Que besas altanero la playa y te ausentas
Sin regresar más…

Navegando en mi barquita de papel
Viendo hacia ese horizonte ilusionada
Creí serías ese día esperado, que la gaviota se posaría sobre mi ventana
Tan esperada… tan amada día a día…

¡Qué ilusiones vanas, qué fantasías locas habitan en mí!
Aún no comprendo la razón por la cual la barca envejece
Pero aún desea navegar y tener alguien ahí de timonero
Y soñar cogidos de la mano, viendo hacia ese infinito azul.

De nuevo mi pensamiento me persigue… eres tú ese habitante
¡Qué necedades!... ¡qué torpezas!…que ingenuo sentir
Cuando creí que el amor a mi edad encontraría
La barca viró de pronto y se perdió con la corriente.

Mi traje de seda blanca se volvió amarillo…
Quedó guardado para el comején y la polilla
Y mi corazón sólo se añeja… para alguien mejor que tú.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 24/12