viernes, 16 de marzo de 2012

A ESE MARINERO


 


A ti mi dulce marinero... Te busqué en altamar
Subí a un pequeño barquito de madera
Y esa flecha que el alcatraz dibujó en el cielo
Me mostró el sendero que me conduciría a ti.

Sólo quiero probar la dulzura de tu corazón
Y como a la langosta en extraña belleza
Te aprisionaré y guardaré esa esencia tuya
¿Acaso hay algo que pueda valer más?

Quiero que te sientes a mi lado...
Que observemos los dos pasar el tiempo
Recorriendo senderos apacibles
Consolándonos cuando la corriente sea adversa.

Segura estaba que llegarías...
Siempre esperé ese gran barco
Donde al fin mi tristeza se llevaría el viento
Y ésta pasión de mujer tan poco amada
Encontraría en esos brazos tuyos
Todo el calor que me fue negado.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 16/12

CANTO A LA BRISA

Cariño mío, mi tesoro de miel
sabes a los dulces de las flores del campo
rozar tu piel me llena de calores
tibios calambres recorren mi cuerpo.

Tocar tu piel es como levantar mi rostro al viento
correr... tanto por todo y por nada
escuchar ese relincho tuyo en la pradera
conmovida con mi respuesta apurada
con mis pasos veloces en tu búsqueda.

Sentir tu calor sobre mi cuerpo
es eternizar la vida... recorrer éstos bosques
¡libertad...! Libertad que trotas al lado mío,
sueño eterno del hombre que aferrado vive
a cosas que lo atan a paredes de cal y cemento.

¡Cómo adoro esa lengua tuya!
esos besos tibios que me emocionan
tus caricias aún sin manos,
pero con la calidez de expresarlas a tu antojo
te diré cuánto te amo… cuando perseguida por ti me encuentre
y una gran nube de brisa y polvareda
levante nuestros pies al unísono del canto de la cigarra
y de las aves que veloces surcan el cielo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 16/12
 

A MI BEBÉ...

Él es sólo un conejito...
un precioso peluche que alguien me regaló
y en sus pequeños luceros negros
un hermoso corazón me entregó.

Ya no existe... sólo está  su recuerdo
entre los prados que habitan en mi mente
y una sensación de vacío, 
al saber que marchó mi copito de algodón.

Se fueron... la pereza de amar rompió el encanto
las sucias y anegadas aguas y el abandono
dañaron tan preciosos regalos del cielo
que marcharon... sin un adiós.

¿Pero acaso importa?
Fue sólo un pequeño peluche animado
una tierna piel de seda el que marchó…
sólo un animal que sin alma pareciera
pues no mereció siquiera una fresca flor.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 15/12


A UN AMIGO


A un amigo como tu
cristalina fuente de mi vida,
arroyo manso en mis madrugadas
quien apacienta el furor de mi corazón.

Eres éste sol de madrugada
el tibio aliento que llega desde los guaduales
los sueños que día a día me hacen escribir algo
me animo con el silencio de tu boca
y ese surco que frunce tu dorado ceño.

Eres la descansada violeta en éste camino 
donde las piedras azotan mis pequeños pies
y me descalzo y gimo y lloro pues no te puedo ver.

Aquí de nuevo pensando en ti...
has callado... te has enmudecido 
ya no deseas hablar conmigo
y aún así presiento que estás ahí
que miras hacia otros lares
que tus ojos ahuyentan éste jardín
donde las rosas son escarlata
y el girasol ha virado al sol.

No te marches...
déjame construir sueños en las enramadas…
déjame azotar con mis anhelos tu almohada
y tallar tu nombre con hilos de oro
en un pequeño pañuelo blanco...

Yo silenciaré... no molestaré más
pero sabrás que siempre estaré aquí
que los cerezos están en flor
esperando por ti.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 15/12


DESDE MI ESPEJO


.
Un claroscuro…  palabras repetidas
Un silencio, la belleza tan efímera
¿Desobligado corazón por qué castigas?

No  entiendo mis motivos…
Ni  comprendo mis tristezas
Apartada vivo de las vanidades
Aún vana suele ser nuestra flaqueza.

Las violetas de hoy… ¡qué hermosas son!
¡Los rayos de sol que dorados!
Las rosas… ¡qué perfumadas!
Aún así…  un nido de calandrias no me anima
Un cielo vestido de azul no me conmueve…

Los robles se han adornado con sus mejores trajes
Cayeron las resecas hojas que ayer brillo tenían
Abonan éste desértico camino… y aún sigo triste…

Te busco dentro de mí…  parecieras haber huido
Pero al voltear el rostro compungido…
Sólo observo un retrato muerto en la pared
Donde lágrimas escarlata riegan tus vestidos…

Quiero sonreír… pero el llanto de nuevo me conmueve
Extiendo mis manos y no te encuentro
Pero  una música celestial pareciera animarme de nuevo
Y sonrío a un espejo en la  pared
Que dice que me amas… aún sin verte.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 15/12











DESDE MI ALMA

De nuevo en ti estoy pensando…
Qué será vida mía cuando el ocaso oculte su brillo
Cuando mis pensamientos nublados estén
¿Y mis ojos no vislumbren una madrugada?

De nuevo soledad abrigo mío…
Sentada en la misma olvidada estancia
Mis pensamientos sólo en ti, por ti…
Ingrato amor que dejaste mi alma mutilada.

Cuando el atardecer teñido de violetas
Sobre la inmensidad de la llanura me encuentre
No habrá un retorno a mis bellos sueños
Donde tu mirada esté… sin importar que ausente.

Ya el cristal se torna en blancas sábanas
Yerta estoy en este inhóspito paraje…
Nadie pisoteará las madreselvas
Nadie tocará sus perfumadas pieles.

He viajado a un infinito sin torturas
No existe el dolor en éste viaje eterno
Desde aquí he visto a mis colibríes
Besar hermosas flores… aún sin aliento.

Ya cerré mis ojos a ese ayer que me tortura
Pero las marionetas del destino aún siguen empeñadas
En recordar aquél tierno amor vestido de traje púrpura
Donde mi pasión entregué y mi alma quedó viuda.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 15/12

DIENTE...


Es el perro de un vecino…
Pero es de nadie… siempre está en la calle
Recibe las sobras o busca en la basura
Sus ojos siempre están en búsqueda de los tuyos
Su mirada pálida me conmueve.

Era un enorme y bello perro…
Aún lo es… pero su dueño desalmado lo lanzó a la calle,
Como cuando envejecemos y nos convertimos en estorbo
Sólo sirve para cuidar sus autos en la noche
Sin una tibia cama, recostado, encogido sobre sí mismo
Bajo la lluvia, abrigado en su soledad.

Busca  tras su amo una caricia siempre negada
Pero él… nunca lo olvida y regresa una y otra vez
Observa en silencio, bate su cola mutilada
Se derrenga en amores no correspondidos
Y de nuevo… abandonado a su suerte se recuesta aquí
Buscando ganarse mi cariño ladrando a cuánta moto voladora ve.

Las garrapatas hicieron nido en sus llagas, que Laura conmovida sana
Lo maltratan, lo golpean, aquí no hay castigo aún
Y con su entristecida mirada deambula, por la misma acera día a día
Sin olvidar que aquéllos ingratos  sólo lo utilizan
Dejándolo en la noche sin abrigo y comida, sin agua y amor
Y  él… mendiga tras las bolsas de basura
Esa blanca mirada observando en silencio
Como un anciano en abandono… a ese indolente dueño
Que no sabe amar como lo hace él.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 15/12








LA ZUCA



Ella correteaba con las manos llenas de bichos…
Nuestras piernas volaban mientras sus satánicas carcajadas
Con el arrebol de su esquivo rostro, nos derrumbaba de nuevo
¡¡La Zuca!!... Y el gran tropel corría… siempre corría… nadie la esperaba…

La locura llevó a su madre a perderse en ese incierto camino
Allí no habría dolor, ni esperanza… sonrisas… carcajadas
La pobreza ya no recordaría…
Gritos a la nada donde su palidez  se  la llevó la muerte.

Cada hermano suyo encontró un camino…
Leo se quedó con la más linda…
Abigaíl consintió a  la más pequeña…
Y los otros niños repartidos fueron
Pero a ella… a la Zuca nadie la quería…

Allí estuvo preparando pasteles…
Esa señora al fin se apiadó de la niña
Pero la gran olla hirviendo destruyó sus pieles
Anduvo solitaria y triste con  sus llagados brazos día a día…
Se tulló su manito derecha… se convirtió en la nueva atracción del pueblo,
Recogió sapos en el camino para hacer sonreír, para que todos corrieran

Nadie la vio nunca llorar… sólo correr… reír…
Su  precoz  demencia llenó su existencia juvenil
Que como tesoro heredado llegó a su vida…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 14/12













"NO TENGO"...


“NO TENGO”

Era un viejo conocido, siempre andaba con su carona, su mal genio se pegaba y llenaba de tristeza, aunque se pretendiera sonreír siempre “no tengo”, con sus respuestas desarmaba  hasta al más fuerte.

Salió aprisa, no tengo tiempo para despedirme de nadie, para regalar un abrazo, una sonrisa… llega aprisa, corriendo, golpeando fuerte la puerta, hasta algunas veces reventar los vidrios pues todos debemos tener tiempo para atender a  “no tengo”.

Esa vieja gorda que anda por ahí, tal vez nunca debió conocer a “no tengo”, pero a veces el destino pareciera cruel y yo no tengo dinero para decir que voy a salir corriendo y buscar otra vida, o no tengo el suficiente coraje para cambiar mi historia.

Hoy es uno de esos días, en que la vieja gorda reniega de su suerte… ¡por qué yo…! alguna vez estuvo a punto de dejar todo; pero  alguien se atraviesa en sus decisiones, debe haber una fuerza interior poderosa que impide las cosas, la vieja solo lloriquea, se queja, se deprime,  se mira al espejo una y otra vez, se compara de nuevo con aquélla joven de hace muchos años que era tan feliz; observa que el tiempo es agresivo te lastima, te agacha todo, te absorbe las carnes, te hincha, inflama, adormece, tortura…

Ahí está de nuevo… con esa agresividad que pareciera arañar el alma… tal vez esté tan necesitado de amor como la gorda, pero estoy segura de que la flaca lo consiente cada vez que él desea, consiente su billetera, le corta todos los pelos, le lame todos los rincones como una perra en celo, pero  a la gorda eso ya no  le importa… desea una historia nueva para contar… que ese Dios ilumine su vida de nuevo…

Aunque rezara mil rosarios, las rodillas se pelara, contara una y mil veces sus cuentos repetidos una y otra vez, ya todos están cansados de escucharla y prefiere muchas veces callar… sólo observar y esperar…

Tal vez mañana… dice la gordita que hasta bonita está hoy… sus bonitas piernas para un Botero, sus nalgas fuertes aún, tal vez hablando con el pintor  su historia sobre un cuadro en la pared fuera diferente y así… alguien la vería con otros ojos, ya no tendría que escuchar esas palabras tan odiosas que la desarmaban y que eran la constante humillación a su existencia pasajera: “no tengo” y  el óleo pudiera hablar y responder: “Vete a la mierda!  Porque ya no escucharé nunca más esas palabras ni podrás ultrajarme una vez más.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 14/12








CERRANDO LOS OJOS


Sólo cerrarlos… así…
Olvidar lo que existe a nuestro alrededor
Flotar en éste ambiente que me entregas
Con tus labios de brisa y sol.

En éste rincón olvidado
De nuevo oscurecido… eres tú la magia
Sólo música… sólo cánticos
Tus manos acarician todos los soles
Tu boca entrega el pentagrama
Y mi corazón recibe tu aliento…

Navego en éste mar donde una gaviota canta
Mi alma se extasía en la  fragancia de la música
Envuelve todo mi ser mientras apareces de nuevo
Canelas… sedas finas que acarician
Boca ardiente que se dibuja en la mía…

Perdida en un exquisito placer
Que pareciera flotar  y volar infinitos
No quiero abrirlos de nuevo…
Temo que aparezca esa inquietud
Que oprime mi pecho
Al descubrir que sólo estás
Cuando los ojos cierro…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 13/12






LAS VIEJITAS DE LAS MATAS


Las recuerdo cada día…
Un gran peso a su espalda
Y sus arrugadas manos
Llenas de pequeñas ollas corroídas.

Sirvió la desechada de peltre
Que alguna vez guardó un orín cualquiera
Desechos que ellas conservaban como tesoros…

Las veía bajar cada sábado… cada domingo de plaza
Sus cuellos encorvados y aquéllas miradas…
Un brillo extraño en esos pálidos rostros…

Siempre un preguntón… ¿a cómo?...
¡Qué hermosas!... mientras ocultaban una sonrisa
-esas son plantas de monte decían-
Y las viejitas con su carga… bajaban… subían…

¿Y éstas?... ahhh esas son para el dolor… o  para calmar el hambre
¿Y aquéllas?... esas curan el desamor –decían mirando a los ojos-
¿Y esa de flores menuditas?... –esas son para mí virgencita-
¿Y aquéllas?... –para ofrecerlas al Señor-

Qué  poco interés mostramos a veces
Cuando el pobre en su necesidad teme pedir
Cuántas una ayuda nunca llega…
Mientras ellas… las viejitas de las matas
Hambrientas y pobres vergonzantes…
Subían… bajaban… cada día…
con las mismas entristecidas plantas
Llenitas de pequeñas flores
y una oración siempre en sus labios
Que sería el único consuelo en sus vidas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 12/12





BUSCANDO LA FELICIDAD

BUSCANDO LA FELICIDAD


La barca continuaba su camino:
Sólo gaviotas, sólo alcatraces
Extasiados de azules y blancos…

La capitana  siempre tenía su mirada  fija
La  borrachera de anoche estuvo grave
Acabó con las reservas…

Los ayudantes preocupados observaban
Mientras a lo lejos un águila de cabeza  blanca
Lanzó aquél agudo gemido que quebró las olas…

No había marcha atrás…
El carbonero hizo su trabajo,
Los cocineros adobaban los peces
Y yo… bueno yo inventaba otra tontería…

Ya todos estaban en sus sitios…
Mientras unos trabajaban para que estuviéramos bien
Otros luchaban por buscar la felicidad…

Parecía que ella estuviera lejana
O hubiese quedado atrapada entre las rocas frías
O tal vez era tan evocada 
Que pronto olvidamos que existía.

Me puse a buscar en las palabras…
Divisé ese rojo sol de nuevo besando las olas,
Un gran delfín azul voló deleitando mis ojos
Y un pequeño ballenato se asía de unas enormes tetas.
Un pequeño pez de colores tan mágicos y brillantes
Saltó  para caer en la boca de otro más grande que él…

Así… en éste cuento de mares, de brisas  saladas,
Buscaba  el motivo de mi existencia… la razón para que fuera feliz…
A lo lejos… una pequeña barca se perdía entre los índigos
La gran muchedumbre de mi barca estaba extasiada
Nadie pronunció palabra… nadie sonrió…
Sus rostros  de hoy eran adustos…  no parecían tristes
Era tal su inconformidad… que aún a pesar de estar navegando
De que otros se rompieran el lomo  por trabajar para ellos
Sus motivos parecían perdidos, sus vanas ilusiones se quebraron
Y  perlas de sal bajaron por sus mejillas, cuando a lo lejos,
Atravesando el  inmenso mar, un gran arco de colores
De tantos colores mágicos y divinos,
Mostró que sólo éramos un pequeño punto en el universo.
No había nada que nos llenara… 
nada que nos hiciera sentir conformes
Y  la búsqueda infructuosa continuó.

La felicidad se perdió en el infinito… ante nuestros ojos…
Un  gran círculo apareció llenando de brillo las olas
Y las estrellas del cielo sostenidas por mano mágica
Nos anunció que tal vez si cerráramos los ojos
Un nuevo día nos haría descubrir que todo estaba ahí.

Pero siempre buscamos una felicidad inexistente…
Si hoy abriéramos los ojos y miráramos,
Descubriéramos la magia de nuestra propia existencia
Ese óleo nuevo de nuestro Pintor
Nos decía que no buscáramos más…

De nuevo las inmensas olas se tornaron apacibles,
Y en silencio,  detallamos nuestros ojos…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,marzo 12/12