martes, 8 de noviembre de 2011

BUSCÁNDOTE (40)

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BUSCÁNDOTE (40)

Tiene una mirada de la que estoy prisionera,
luciérnagas encendidas, una boca rosa...

Su cabello es dorado como el oro de las montañas,
sus ojos son esmeraldas gota de aceite
y su corazón un rubí, que espera mi amor sin saberlo.

Su voz tiene el timbre de las cascadas,
su lengua, la suavidad de las orquídeas;
su aliento como el café tostado del campo
y sus manos son grandes y varoniles,
llenas de amor, y galopa sobre un estero rojo.

Los cardos del camino lo volvieron altanero...
Antes soñaba vanidades, hoy bajó el rostro
camina erguido, con pasos firmes y elegantes
mientras descansa sobre una ladera
agitando la arena de sus botas.

Ha volteado el rostro hacia mi tierra,
sólo pido a Dios que sea para bien
aunque mi corazón se encoge...

Escucho los latigazos que le da a su potranca,
pero sólo espero que conmigo se ablande.

¡Lo quiero vivo!...
Si alguien lo atrapa lo traen sin cortar sus alas,
la potranca ha de venir con él y que conserve sólo las botas.

Sus armas de violencia se quemarán;
entre los dos las arrojaremos al mar.

Una vez aquí,
le mostraré desde la loma más alta,
una casa blanca tejida con azahares frescos,
el gran Chicamocha que bordea sus laderas
donde las cabras de monte se pasean libres
y el gran cañón igual al de su tierra,
lleno de verdes y ocres, cubiertos de espinos 
con flores amarillas que perfuman el ambiente,
y un pequeño colibrí platinado que nos mira y se aleja.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 7/11


ÁGUILA BLANCA (41)

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ÁGUILA BLANCA (41)

Soy "Águila blanca", hija de "Flor de Loto"
los poderes han llegado a mí,
el espíritu de mis ancestros me dice
que pronto, muy pronto, una gran brisa llegará;
muchos morirán, pues es su voluntad.

Se ha llenado de estiércol el jardín plantado,
se regó con la sangre de los inocentes...
"Águila Blanca" debe contar sus pasos y abrir sus alas
pues la enfermedad ha tocado su cuerpo.

Allí, donde gime de noche la oscuridad,
unas garras aprisionan y ahogan; 
los malvados se unen a ellas, son cuervos negros,
sacan los ojos, los devoran...,
y nuevos ríos bajan desde los cerros.

Águila Blanca pronto viajará muy lejos,
a un gran cerro donde la esperan unos brazos:
son de oro y sus ojos son esmeraldas finas; 
se convertirán en uno sólo, mientras la danza continúa.

¡Corre Flor de Loto!
Mañana te contaré otra historia de amor
donde tú serás la reina y yo el ruiseñor;
y volaremos a la par con los luceros,
pues escuchamos aquéllos anuncios 
que nos decían, que nuestra mirada era dirigida
hacia una gran estrella de fulgores blancos
que nacía donde muere el arco iris, 
y aparece un sol resplandeciente.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, noviembre 7/11

LA PIPA/A Pedro Rueda (42)

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LA PIPA/A Pedro Rueda (42)

He fumado el néctar de la vida
donde nace la cascada y duerme el sol.

Señales llegaban con la voz del humo,
un cántico escuché al suspiro del río
entregando besos a las rocas encantadas.

Estuve viajando entre las nubes
y allí,  una voz de trueno me anunciaba
que pronto llegaría un gran vendaval,
arruinando  la hermosura de las montañas.

Plumas volaron entre grandes nubes
y desde el cielo, cánticos de temor escuché...
En vuelo, el gavilán extendía sus alas
en un inmenso cielo azul que mis ojos bordeaban.

Aquí estoy, sobre una roca...
Ojos vigilantes sobre mí
han revelado que pronto retornaré,
me vestiré con un gran traje blanco
que barrerá el dolor  y la muerte,

y un gran cañón se disparará,
las rodillas dobladas nos enseñarán
que la pipa fumada me hacía divagar,
mientras ella sonreía...

Un gran manojo de marihuana seca
reposaba en sus blancas manos,
y una pipa nueva se abandonó en el tocador.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, Dic. 6/11