martes, 13 de septiembre de 2011

FIESTA BRAVA (39)




FIESTA BRAVA (39)

¡Aquí estoy toro bravo e imponente!
¡Ven a penetrar la daga de tu amor dentro de mi corazón!
¡Qué rendido estés entre mis brazos,
que no desangres, más suspires de pasión!

Espera traigo la capota y la daga,
cubriré con ella tu cuerpo agitado,
secaré el sudor de tu piel oscura,
morderé el capullo de tus labios ...

Desángrate  sobre el arenal de mis pechos,
riega  tus  perfumes sobre mí.
Quiero una fiesta brava en mis ojos
donde el iris penetre el tuyo
y tus espadas
sean manos que suben y bajan 
y se guarden en la tibieza de mis piernas.

¡Olé!...
Qué sea la única fiesta brava que exista
solos tú, yo...
Tus ojos, los míos...

¡Tus filos, palabras de amor que me penetren,
y tu fuego en mí hasta morir!

¡Y olé!


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre  13/11

EN EL KALAHARI (40)





EN EL KALAHARI (40)

De nuevo estoy aquí a la espera de tus brazos.
Aniquílame con tus besos y entrégate a la lucha del amor;
pisotéame con tus ardientes quejidos a mi oído.
Eres cascada hirviendo que penetra por mis venas.

Cortesana soy de tus miradas
y me prostituyo entre tus brazos.
Quiero amanecer siendo la espiga dorada a tu mesa
que te deleites y que tu vida llene.

Quiero pastar sobre tu cuerpo
con la candidez de un cordero.
No desvíes tu mirada,
ni mires a otros cielos.

Aquí sobre la playa
nos fundiremos,
seremos olas en la arena.

Que tu risa sea mi  nuevo poema 
escrito en la ensenada de tu pecho,
cada palabra vertida sobre la enredadera de tus brazos
que se aferran a mi vida cual hiedra...

Amor divino, placentero, soñado,
ojos negros en el fuego que seduce sin lastimar,
canto de cascadas por entre los juncos
que se deslizan al mar.

He soñado contigo cada madrugada,
la humedad se pierde entre sedas de colores,
mis ojos te buscan y te encuentran
enredado entre el pasto seco de la sabana.

Has llegado a la orilla de mi fuente y no te marchas...
Un nido de golondrina espera por tus manos y tu fuerza
que penetra, cual estampida de elefantes sobre el Kalahari.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 12/11

TOREO (41)


TOREO (41)

Pisotea y araña mi cuerpo dolido,
salta y brinca, zapatea, ¡la daga ha llegado!,
la música tiene el encanto de las primaveras...

Se encienden los ojos y las bocas arden.
Arrastra conmigo sobre el polvo del ruedo
todas las ilusiones del llano,
besa mis labios mientras agonizo
bajo un traje de luces y colores...

Castañuelas de tus ojos extraño...
Labios que sobre una copa de hiel suspiran:
¡No me abandones sobre la suciedad que me aniquila,
sin antes regalar un ardiente beso de despedida!

Tienes herido  mi aposento interior...
Me llaman sones de sangre que corre ligera
y se riega lánguida sobre la caliente arena,
sin unos ojos que vean mi agonía 
ni arrastren mis penas...

El abanico no suspira sobre mi cuerpo...
Ha silenciado sus sones, 
mis manos están rígidas,
los ojos en blanco silencio ya no miran;
y una soga sobre mis ancas yertas, expira ...

Siento gritos de júbilo, 
bocas que se beben mi dolor.
Las enramadas verdes se esfumaron,
vislumbro nuevos pastizales de colores de oro
donde una blanca mano me acaricia y llora...

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre  12/11

TANGO (42)


   


TANGO (42)

La música inicia de nuevo 
sin faltar la rosa roja.
Sedas negras con su brillo mágico invitan,
tus ojos en los míos, 
manos que acarician sin tocar
labios que besan sin besar...

Atrévete a penetrar tu corazón en el mío
a sentir lo que siento sin sentirlo...,
a elevarnos y fundirnos en uno sin estarlo.
La magia ha regresado, el tablao está listo.

La rosa no se inquieta ni se quiebra...,
descansa en un jarrón de cristal  y observa a los amantes.
Su mirar es nácar sobre diamantinas piedras
que se esfuman ante el ardor de las nuestras.

Eleva mis piernas hasta el oasis de tus hombros,
abraza mi cuerpo de nuevo y en un impulso imponente
¡lánzame!, ¡estrújame!, ¡hiéreme!, 
has que me derrote sola
que ganes la partida una y otra vez.

La danza no culmina y la quietud de la penumbra aguarda...
Tu corazón con el mío son campanarios nuevos
mientras la sangre ruge cual león en la pradera:
tus labios son míos, 
y mis ansias son tuyas...

¡Acércate danzante de la noche!
Mis piernas se enlazan en ti.
¡Ha iniciado la tormenta! 
el vendaval nos envuelve
en el éxtasis de tu talle fundido con el mío.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, septiembre 12/11