sábado, 6 de agosto de 2011

SOBRE LA ROCA/A María Napoleone (42)



SOBRE LA ROCA/A María Napoleone (42)

A partir del silencio, los tambores, 
y los timbales resuenan en la oscuridad, 
pero estoy sobre las más bellas flores 
para libar mieles inocentes.

¡Qué dulces sabores penetran a mi alma! 
Las gamas invaden mi corazón 
y extiendo mis alas por entre rojas esperanzas,
donde la tristeza no tiene espacio para vivir.

Dulces pensamientos hacen compinche con las violetas.
Las rosas, los lirios del valle son para ti
mientras vuelo en silencio 
feliz tomo una gota dejada al azar 
para aliviar pesares.

Existencia hermosa, danzarina, tierna y quebradiza; 
con tan sólo una palabra tuya no seré más, 
pernoctaré en silencio sobre una dorada hoja, 
vendrá mi alegría y con ella admiraré el paisaje cambiante
que me regala la suerte, día a día.

Sobre un dorado corazón disfrazado de margarita, 
pasaré un segundo y saltaré a otra flor.
Los timbales continúan el ritmo, 
esas manos mágicas que alguien diseñó 
regalan música al silencio.

El cielo se llena de aves y sueños, 
la lluvia empaña los cristales 
y el ritmo se mezcla con la espuma
que forman las ranas en las lagunas.

El loto espera en su propio estanque. 
Su perfume exquisito se expande,
no existen el dolor ni el miedo;
al beso de las violetas de tus ojos
el lugar oscuro donde están mis ensueños
se florece.

¡Ah!, exquisito aliento cae sobre mis quebradizas alas, 
suaves gotas de rocío me acarician y viajo con lentitud,
me extiendo sobre un jardín lleno de doradas orquídeas 
y ya no soy más, alguien abandona sobre la roca humedecida
una blanca flor, ¿seré yo? ¿serás tú?

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  6/11



¿CÓMO NACEN LOS POETAS? (43)

¿CÓMO NACEN LOS POETAS? (43)

Por todos es sabido, que las más bellas orquídeas nacen dentro del estiércol, así también los poetas nacen desde su propio dolor. Nuestros bosques están llenos de lirios inocentes, perdidos entre los lodazales y regados con su propia sangre, mientras sus madres declaman los más hermosos cánticos por sus ángeles caídos.

Aún la selva gime, se confunden los gritos con la algarabía de las guacamayas, los perros aúllan, los lirios rojos siguen perdiendo su color, sus esporas se esparcen y nacen desde las cristalinas aguas besos de novia abandonada, en medio del llanto del búho desde los robles, donde los goleros vomitan los horrores pues están saciados de carne joven que tiembla en sus picos.

Ya nadie recuerda, pasamos del horror al olvido, y de la alegría a la indiferencia; las madres se cansaron de gemir, hoy las vemos con sus trajes negros pasearse de lugar en lugar, sus ojos tristes y agotados no ven un horizonte claro; se esfuman silenciosas con el rosario en la mano, y en un cajón blanco, depositan una roja flor.

Por ahí deambulan, se disfrazan para que creamos que no son tan malos, y para que en la tranquilidad de nuestros momentos efímeros, les demos confianza, así podrán ejecutar silenciosos sus fechorías, mientras una paloma gira y gira ante sus ojos, sin darles motivación alguna.

Se desangra mi corazón y el tuyo, más ellas, las calladas  poetas aún no pueden hablar, gimen en las noches eternas de sus pocos días, miran las estrellas y sus ojos no paran de llorar, aún con el candelabro encendido, suspiran y escuchan el llanto de sus pequeños. Ruedan balones y bicicletas por sus recintos, hay risas, ¡muchas risas!, las escuchan; la montaña las guardó para el tiempo, pero ésta vez no son las de sus niños...

Se levantan copas de sangre inocente, se la beben, ríen en medio de cuerpos desnudos, tocan todas las humedades que hay para ellos; se ven arrogantes y soberbios mientras tañen las campanas,  y allí, en un cementerio cercano, caen cristales desde el cielo, el arco iris nace de nuevo detrás de los cerros y la historia calla.

Vida que sucumbes ante la maldad, luceros encendidos en la noche, roja sangre de vida convertida en muerte, aún los perros están hambrientos, se escuchan los rifles y los pasos grotescos disfrazados con gigantes botas, aún miramos aterrados y silenciamos nuestras bocas...


Se doblan las rodillas, se presiente un otro fuego; las calles están vacías y tristes, ya no suenan los ballenatos viejos y en las esquinas ya no hay alegría; no se escuchan piropos ni chistes verdes, se fueron, enmudecieron como la luna, y  la noche se pinta eterna...

Más no todo se perdió... allí, en el silencio de la noche, una pálida mujer escribe; el dolor la convirtió en poeta, ya son miles de ellas, se editarán muchos libros sin memoria y se escribirá sobre sus tristes versos, aunque la vieja melodía se escuche una y otra vez en medio de la noche, y las mismas campanas continúen tañendo en la oscuridad...


A la memoria de mi abuelo, mi primo Orlando, y tantos miles sin nombre que pasarán al olvido y a la indiferencia en un mundo cada vez más cruel.

Los insensatos olvidaron que todos moriremos.


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  6/11

PALABRITAS 3 (44)

Publicado pors en agosto 6, 2011 en 1:00am




PALABRITAS 3 (44)

1
Si te quieres quitar un gran peso de encima, deja de vivir de apariencias, vive con sencillez cada día y disfruta de las cosas simples, así comprenderás que el resto de arandelas fueron inventadas para complicarnos la vida.

2
Cómo me gustaría cantar y silbar a la vez, pero debo darme un respiro primero y tratar de hacer bien alguna de las dos cosas.

3
Si te enojaste porque fui sincera y te conté mis secretos de amor, entonces ahora sé fuerte, porque lo que viene te hará poner verde pero de pasión.

4
No me juzgues a la ligera por mis palabras espontáneas, debes antes mirarme a los ojos y conocer un poco mi alma.

5
Si vieras el panal que hay en mi corazón, no fueras tan duro conmigo, y aprovecharías cada instante para compartir las cosas buenas de la vida. Las heridas ya están ahí, pero aún tengo capacidad para el perdón.


6
A veces me siento tan atrapada ante las actitudes ajenas, que olvido que las mías también pueden ser dañinas para otros.

7
Ven corazón de fuego, no te alejes tanto que sienta que te olvido, acércate un poco y me conocerás, tal vez mañana sea demasiado tarde y sólo te alcance el tiempo para llorar sobre mi tumba.


8
Ahora necesito de un abrazo tuyo, ya necesito de una palabra de aliento, en este instante necesito que te reportes y me digas que eres mi amigo y que no te apartarás, aunque la tormenta  sea voraz , es necesario estar unidos, pues lo que viene es muy fuerte... Entre los dos soportaríamos mejor los vendavales y podríamos levantar de nuevo lo destruido.

9
Quiero que te mires en el espejo y entiendas que eres tan valioso, que nadie puede decir realmente cuál es tu precio, ni con todo el oro acumulado podría comprar a alguien parecido a ti, pues eres único y maravilloso, con todos los defectos que quieras colocarte.

10
Ahora quiero decirte que te amo, no dejaré pasar un segundo más para ofrecerte mi mano, ni para levantar tu ánimo caído, ni para permitir que alguien más arruine tu vida, mientras tengas un poco de fe en mí. Soy quien te aliento y te doy luz para que veas cómo el impío ha de suplicar por mi perdón .

11
Creo en una luz divina que es la que me sostiene y me anima día a día, tantas veces triste y con pensamientos perversos, cuántas veces sin deseos de vivir un día más, y en un segundo de oración, mi pensamiento retorna hacia la libélula que se posa feliz sobre mi ventana.

12
Aunque nunca tendré la dicha de darte un beso, ni sentir tu suave piel en la mía, te diré que te amo, y que no todo se perdió, hubo inquietud, desvelo, pensamientos húmedos, y también unos cuantos poemas que me harán recordarte siempre.

13
Decidí que no iría más allá, hay unos límites, pero también advertí que para el amor no existe tiempo, ni espacio, ni edad, ni fronteras...Te quiero agradecer por tus minutos  y los momentos vividos que fueron maravillosos. Si para ti no representó nada, para mí fue como un oasis suave y perfumado en medio de un desierto árido.

14
¿De qué me arrepiento?: de silenciar mi voz y de aguantar ultrajes, de vivir enmudecida, de días eternos en soledad, de confiar tanto en los demás, que finalmente son quienes me tienen al borde del llanto, pero además, no me arrepiento de ser como soy, y puedo decir que a nadie agacharé la mirada y todos podrán verme a los ojos.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto  6/11